Apología de la pasión

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Cuando Emma entró, la mesa estaba puesta, su hijo había comido ya y veía algo en la televisión. Era tarde, hacía calor, las ventanas de la gran mansión estaban abiertas, el anti mosquitos trabaja a pesar de las luces encendidas. Emma se sentó, por primera vez, en la mesa de comedor de la alcaldesa, ella nunca había sido invitada hasta entonces. Se sentía torpe; recorrió con la mirada el mobiliario como si fuera la primera vez, y a continuación se detuvo en la mirada de la morena, que la devoraba con los ojos. Emma pensó que la noche sería corta y que, visiblemente, no dormiría ni en su escarabajo ni en otro sitio que no fuera la cama de Regina. La morena bebió un sorbo de vino y finalmente le sonrió. Emma explicó la breve conversación mantenida con su medio hermana, Regina no estaba para nada sorprendida de la reacción de Mary. Tampoco parecía preocupada por lo que podía pensar o no la pequeña morena sobre la relación que mantenía con Emma, o por lo que se podría imaginar que fuera.

Henry, que aún tenía algunos días de clase antes de las vacaciones, besó a sus dos madres y subió a acostarse. Se sorprendió al ver a Emma allí, terminándose la cena, pero no se atrevió a preguntar si se iba a quedar. Pero por la manera en la que se miraban, supuso que Regina no dejaría que Emma se marchara. Sonrió, era la primera vez que tenía la impresión de reflexionar como un "adulto" sobre las relaciones humanas. Se marchó a su habitación y su alegría se acrecentaba, sus dos madres se entendían y para ser sinceros, eso le cambiaba la vida, se sentía más relajado, más confiado en el futuro. Se hundió en su libro y se durmió rápidamente. Sus madres, cuando subieron a la habitación, pudieron constatar que su gran hombrecito ya dormía.

Emma arrastró a Regina hacia la habitación, se sentía de humor para ser la que llevara las riendas de la situación esa noche, y la morena la siguió sintiendo la cálida mano de Emma en la suya. La rubia no se atrevió a hablar sobre su regreso al día siguiente, si era posible vislumbrar el vivir juntas, sin duda era demasiado pronto para hablar de ello, así que...optó por vivir el momento presente.

Cerró la puerta tras ella, Regina le devolvía sus sonrisas. Rápidamente se encontraron en el mismo espacio y sus labios se encontraron con total naturalidad, los besos eran cálidos y muy dulces al comienzo. Regina llevaba esa noche un vestido negro que ofrecía a las manos expertas de la rubia una cremallera fácil de bajar y eso era perfecto, pues Emma no tenía muchas ganas de debatirse con las prendas. Regina se dejaba hacer, su piel temblaba bajo las caricias de la rubia, iban a hacer el amor, ella lo sabía y era especial porque se iba a realizar en su habitación. Había una dimensión nueva, su casa era esa, en Storybrooke, se sentía lista para pasar a una nueva etapa con Emma. Empujó dulcemente a esta sobre la cama, que estalló a reír ante la manera en la que Regina había actuado, después por la mirada que vino. La rubia sintió una ola de calor apoderarse de su vientre para anidarse más abajo. Se pasó nerviosamente su lengua sobre los labios. Con la punta de los dedos de los pies, se quitó las botas. Regina se desvistió delante de ella, tomándose el tiempo de desabotonar el resto de prendas, dejando a una Emma estupefacta ante la lencería negra que llevaba la alcaldesa, acariciando con la mirada las piernas cubiertas por las medias. La Sheriff tragó saliva dificultosamente ante la visión idílica de la morena que se acercaba peligrosamente a ella.

Regina avanzó y se colocó a horcajadas, suspirando, sobre la rubia. Ella estaba también muy impaciente para darle un bocado a la rubia. Sacó la placa del bolsillo de Emma con delicadeza, besó la estrella sonriendo. Desabrochó el cinto, y tiró de él...Quizás deseara hacer uso de él más tarde. Emma tenía ganas de reír, pero al mismo tiempo, estaba demasiado excitada para arriesgarse a romper el ambiente. Regina paso sus dedos sobre el vientre musculado de Emma y arañó, sonriendo, a su compañera que, sorprendida, casi soltó un exclamación.

Turbio pasadoOnde histórias criam vida. Descubra agora