Visita inesperada

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El abrazo era dulce, ni Emma ni Regina parecían inclinadas a romper el contacto. Los reposabrazos de las sillas acabaron por volver la situación incómoda, entonces ellas se separaron poco a poco, a disgusto. La mirada verde de Emma estaba hundida en la de la morena, ahora más sombría que de costumbre, encendida seguramente por el deseo.

Su mirada descendió lentamente hacia la boca de la rubia, que la atraía cada vez más. Emma, que no se movía, se pasó la punta de la lengua por los labios, lista para recibir los de Regina, cuando un desagradable y repetitivo ruido se escuchó sacando a las dos mujeres de su burbuja. La Alcaldesa acabó por identificar el ruido como el del timbre. Alguien había llegado a Point Creek sin avisar. Abandonó a disgusto la mirada de Emma, que parecía tan apenada como ella.


Regina abrió la puerta, visiblemente irritada; cuando vio la cara de Killian Jones en el umbral de la puerta, suspiró

«Miss Swan, es uno de sus fans»

«¿Q...qué?» dijo Emma, sorprendida

«¡Hola, love! ¡Hey, me dijeron que te albergabas en casa de la mismísima alcaldesa! ¡Así que me dije que iba a hacerte una pequeña visita! ¿Hace qué? ¿Cuatro o cinco días que no nos vemos?»

«Ok, Killian, ¿por qué no has llamado antes?»

«Sabes cómo soy...no me gusta hacer planes, organizar todo, ¡es aburrido!»

«No estoy en mi casa, Killian...»

«¡Hey! ¡Ningún problema, solo he venido para tomar una copa contigo! ¡Puedo sacarte de aquí algunas horas!»

Regina miró al hombre moreno con desconfianza, la ceja arqueada, la mandíbula apretada, visiblemente lista a plantar cara en cualquier momento.

«No voy a ningún lado contigo, Killian, yo...»

«La dejo manejar a su "invitado", Miss Swan» la interrumpió Regina «cuando esta persona esté dispuesta a marcharse, hágame el favor de indicarle la salida, aunque visto el estado de embriaguez, preferiría que evitara deambular sobre su moto por nuestras carreteras...Hay una habitación de invitados en la planta baja»

«Ah, ¡vuestra alteza es demasiado buena! Sáqueme de dudas, ¿es una cama de matrimonio? Es que me gusta estar cómodo con mi rubia»

Regina no replicó, pero lanzó una mirada oscura a Emma que comprendió el mensaje

«Déjate de ilusiones, Killian...Es realmente pesado» le respondió Emma, desconcertada por el comportamiento de su amigo.

Regina suspiró y subió al piso de arriba, y dio un portazo en su habitación como mostrando su profundo desacuerdo.

Emma estaba increíblemente incómoda, Killian aparecía en un muy mal momento, para llevar el caos una vez más a su vida.

«Killian, de verdad...debería ponerte de patitas en la calle»

«Espera Swan, tenemos que hablar...»

Emma suspiró y sintió que no lograría deshacerse de él sin dejarle hablar.


Regina, encerrada en su habitación, intentaba, en vano, razonar calmadamente; sabía que si Killian no hubiese aparecido, la situación con Emma habría adquirido una amplitud totalmente nueva, y finalmente habría sabido, quizás, dónde se encontraban. Sin duda después de ese beso, una conversación mucho más seria habría tenido lugar. Pero no, por supuesto, tenía que aparecer una de las conquistas de Emma y romper el pequeño atisbo de felicidad. El término felicidad sonó de forma divertida en sus oídos, sí, quizás era feliz desde hacía varios días, todo estaba en calma entre ellas, ninguna disputa, ninguna presión, ningún juego de "Señora Alcaldesa" y "Sheriff Swan", al final, fuera de sus papeles, parecían poder ponerse de acuerdo y compartir muchas cosas, tanto sobre sus pasados como, quizás, sus futuros.

Turbio pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora