Turbulento regreso

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Regina tomó el camino de vuelta con su hijo al día siguiente. Así pudieron charlar, mientras que Emma los seguía a buena distancia. El regreso transcurrió tranquilamente, la ruta estaba agradable, aunque la rubia hubiera dado todo por saber sobre qué estarían charlando Regina y Henry en el coche.

Se habría sorprendido al constatar que Regina atosigaba de preguntas a su hijo, sobre sus gustos, sobre su música preferida, sobre un conjunto de pequeñas cosas de las que ellas no habían tenido tiempo para charlar. Regina registraba cada información suministrada por su hijo; él mismo había aprendido a conocer mejor a su madre biológica y descubrir todo lo que ella era. Regina descubrió que la rubia era una adicta a las series, que leía novelas de vez en cuando, que no le gustaban las espinacas, y que tanto le gustaba escuchar música clásica como rock, y que tenía una impresionante colección de chaquetas de cuero. Henry estaba imparable sobre el tema Emma Swan. El muchacho le había preguntado lo que ella encontraba en su madre. Regina buscó las palabras, y le dijo.

«Lo que me gusta de tu madre...su honestidad, su modestia, su físico, sus cabellos, sus ojos, el sonido de su voz, su boca, su manera de reír, su humor, su inteligencia intuitiva, su generosidad, su....»

«¡Ok, ma! Ya está bien...»

Regina había sonreído, contenta de haber tenido la última palabra, era un pequeño juego con su hijo


Llegaron a Storybrooke, y como habían convenido, Regina se dirigió a su casa con Henry, mientras que Emma iría a ver a su hermana, sin saber si esa misma noche volvería a casa de la morena o se quedaría a conversar con los Nolan. Hizo parpadear los faros hacia el Mercedes que le respondió también con una intermitencia de luces antes de girar una esquina.

Emma llegó frente al apartamento de su medio hermana, sin saber muy bien qué podría decirle o no, cómo serían percibidas las cosas así como su prolongada ausencia. Subió las escaleras y abrió la puerta del modesto apartamento. Emma suspiró y dejó caer su mochila en el suelo haciendo un ruido sordo. Mary Margareth apareció desde detrás de una cortina que dividía la estancia en dos, con el fin de aislar su habitación del resto.

«Ah, ¿estás ahí Emma?» dijo ella con una gran sonrisa

La rubia estaba tensa, ¿cómo explicar lo sucedido? ¿Cómo hacer que su medio hermana comprendiera el embrollo que iba a venir a continuación?

«Sí, aquí estoy» dijo ella con una sonrisa

La pequeña morena la tomó en sus brazos y la estrechó fuertemente contra ella. Mary dio un paso hacia atrás, frunciendo la nariz, y después los labios.

«Hueles...en fin has...»

«¿Es una manera cortes de decirme que debo tomar una ducha?» dijo Emma riendo

«No...hueles a "ella"»

«¿Pe...perdón?»

Emma desorbitó los ojos, asombrada ante las palabras de su propia hermana.

«Sí, en fin, hueles al perfume de Regina...no, apestas» precisó la morena, mirándola atravesadamente.

«Sí» dijo Emma estoica ante el golpe, cruzando sus brazos bajo el pecho

«Y...¿es todo lo que tienes que decir?»

«¿Qué quieres que te diga? ¿"No, no huelo al perfume de Regina"?»

«Yo, no, pero...¿cómo es eso?» preguntó la morena imitando a su hermana, cruzándose de brazos.

«Ok...¿Me vas a hacer un interrogatorio a mi edad porque huelo al perfume de otra mujer?»

Turbio pasadoWhere stories live. Discover now