Seguir avanzando

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Cuando todos se hubieron ido, solo quedaba recoger. Escuchaba las risas de Emma y de Henry, hablando de cómo habían evitado plantar todos los árboles atravesados, o cómo Roland se había resbalado en el barro...Pequeños detalles de una tarde particular.

Regina comenzaba a comprender los sentimientos que la empujaban hacia Emma, no era algo interesado, era otra cosa porque ella seguía ahí, con ella ya hacía varios días. Miraba a Emma moverse, a Emma respirar, a Emma reír, a Emma mirarla de vuelta, a Emma hablarle...como si ella fuera un astro fijo alrededor del cual el cometa Emma hacía una cantidad de cosas en función de ella. Y para su sorpresa fingida, encontraba eso tranquilizador y a veces, incluso embriagador, sobre todo cando la sheriff se acercaba a ella, y podía respirar su perfume, rozar sus cabellos e ideas menos castas le atravesaban la mente. Un deseo envolvente estaba presente, además de sentimientos aterradores. Ella estaba ahí como una mariposa encerrada, incapaz de correr, incapaz de ni siquiera tener el deseo de hacerlo. Era sencillo, Regina quería que eso se quedara así, ella quería saber hasta dónde podría llevarlas esa travesía, y aunque todo le parecía aterrador, había otros miedos más grandes que tendría que vencer sola o con Emma.

Regina era más una verdadera observadora que actriz de lo que pasaba a su alrededor, esas vacaciones no eran tan improvisadas, mañana era un día especial e iba a ser difícil, como cada año. Pero por una vez, no estaba sola.

Emma condujo a Henry a su nueva habitación. Agotado por su día, el muchacho se había quedado dormido después de un beso de Emma, y por una vez también había llamado a Regina "¿Se arreglarían las cosas también en este terreno?" pensó esta última. Pero el miedo pronto se hizo presente, ¿cómo se tomaría Henry ese acercamiento con Emma? Si Marianne lo había adivinado, Henry, que era más cercano, no tardaría en percibir que la relación entre las dos mujeres estaba cambiando.


Más tarde, las dos mujeres se encontraron, como cada noche, para tomar una bebida, alcohólica o no, mirando el mar, el cielo o la naturaleza. Emma fue la primera en romper el pesado silencio que de nuevo se hizo entre ellas.

«¿Algo va mal?»

«Sí...no...En fin, es un poco confuso» dijo Regina

«¿Cómo?»

«Digamos que no esperaba que Henry nos visitara tan pronto»

«¿Eso la perturba?»

«¿A usted no?»

«Sí, pero creo que yo no lidio con las cosas de la misma manera, así que...»

«Cierto, Emma...eso es, yo no lidio con las cosas de la misma manera, no lo sé, pero....visiblemente esto se nota...»

«¿De qué habla?»

«Nosotras»

«¿Qué pasa con nosotras?»

«¡Las personas nos ven como una pareja, Miss Swan! No sé si estoy lista para tanta visibilidad delante de nuestro hijo»

Regina estaba exasperada. Emma se quedó algo sorprendida, era verdad que encerradas en la gran casa, como una fortaleza, efectivamente pareciera que nadie iría a juzgarlas, a perturbar sus encuentros, y sin embargo...

«¿Es eso lo que te inquieta? ¿Lo que va a pensar nuestro hijo o la gente en general?»

«Miss S...Emma, no es eso, me da igual lo que la gente piense, en fin...solo que me gusta saber y controlar las cosas, ahora me siento...»

«¿Cómo si todo se te escapa de las manos?»

«Sí, justo eso, y no manejo nada...Y tengo miedo de que Henry salga herido...»

Turbio pasadoWhere stories live. Discover now