Sinopsis:
Se cree el amo del universo. Piensa que todo el mundo está en su total dominio y que puede obtener lo que le plazca hacer, humillando a los infelices que lo rodean.
Pero una mañana, todo aquello cambiará en un abrir y cerrar de ojos.
Alice...
Era un día común, con un sol hermoso y radiante iluminando el cielo. Alice llevaba a su pequeño sobrino Max. La chica vestía una blusa azul, jeans semi nuevos y sus pies calzaban unos Nike algo desgastados.
- ¡Max es hora de desayunar, baja ya dormilón!
El pequeño no tardó en bajar, le dio un beso a su tía y se sentó contento en la silla, esperando el delicioso desayuno.
- Que delicia Alice, te quedaron estupendos los waffles. -Dijo el niño muy contento.
- Gracias Max. El dulce aroma de los waffles te despertó a tiempo, pues hoy irás a la escuela. -Se ríe la joven, el niño con la boca llena solo asiente con la cabeza.
- Oye tía, hoy entrarán nuevos compañeros a mi salón. Espero que no sean bravucones. -Dice temeroso.
- Oh Max. No te preocupes, no dejaré que nadie te haga daño. -Dije mientras le tomaba firme su inquieta manita.
- Gracias Alice. Te quiero demasiado. Siempre has sido como mi ángel guardián.
- Y tú eres mi pequeño consentido. Sabes que te quiero como si fueses mi hijo.
- Lo sé tía. -Sonríe el niño con dulzura.
En ese momento el reloj de la cocina repicó las 7:00 am de la mañana.
- ¡Vamos Max, es hora de vestirse y ponerse guapo para la escuela!
El chiquillo fue rápidamente a bañarse. Después de unos minutos, alistado con su uniforme escolar tomó la mochila y sus lentes de la gaveta del escritorio que estaba en la oficina de su padre.
- Estoy listo. -Mirándole con ojos ansiosos.
- ¡Que guapo! Con esos lentes me recordaste mucho a tu padre cuando era niño y estudiaba conmigo en el colegio donde estás ahora.
- ¿De verdad? -Dice sorprendido.
- Por supuesto cielo. -Dándole un beso en la mejilla.
El niño le sonríe, a lo que Alice solamente asiente con la mirada. La joven coge su bolso del sofá y las llaves de la casa. Enciende la camioneta de su hermano Tom, padre de Max, y ambos van rumbo al Colegio Brambletye School
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Foto real del Colegio Brambletye School
Cuando llegaron no había muchas personas en la entrada, creo que habían llegado más temprano de lo acostumbrado.
El director llegó a ellos con una sonrisa.
- ¡Vaya vaya! joven Max. Me alegra volver a verlo, ¿ya está usted listo para estudiar y aprender?
- Claro que sí señor Hilbert. -Respondió el chico entusiasmado.
- Me alegra saberlo joven Rowling. -Guiñándole el ojo.