Mánchester: Parte II.

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Escuchen esta bella canción antes de leer el capítulo. Espero les guste.
"Mis Chiquillas de Vainilla"

("Say something")

By: Christina Aguilera and A Great Big World

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Al salir tan pronto como pudieron del restaurante, Benedict llevó a la chica al Hostal en donde él se estaba quedando a dormir.

Durante el trayecto, por una carretera poco transitada de la ciudad, el hombre de traje negro no podía dejar de mirar a su bello ángel a los ojos, esos incomparables luceros brillantes, aquel mar cristalino del mismísimo paraíso celestial.

Los labios de ella le producían un cosquilleo extraño en su pecho; la excitación del corazón, que en ese instante latía con rapidez, dejándose llevar por el deseo que le provocaba en el interior.

Alice también lo miraba e incluso las manos las sentía inquietas. No dejaba ella de admirar aquellos curvados labios que poseía su galán sin que se diese cuenta. El embriagador perfume de él se mezclaba con el del vino tinto que había probado antes de que ella hubiese llegado a su mesa. Fácilmente la joven se podía perder en el dulce aroma del romanticismo y el delicioso sabor del placer.

Se miraron uno al otro, el enigmático encuentro del mar y el cielo de la mañana en sólo una mirada, pero después de unos segundos desviaron contacto visual un tanto tímidos.

Tomaron esa noche
un taxi, ya que el Lamborghini quedó a cargo en Londres por Saulo.

- ¿A donde desea ir el caballero y la bella dama?
—Pregunta el hombre del taxi.

- Puede llevarnos al hotel Hotel 'Quality Inn'.

- Si señor Cumberbatch.

Benedict intentaba decirle que se había equivocado de sujeto, disimulando su importante presencia. La chica le toma del brazo y diciéndole con una sonrisa inocente:

- Tranquilo amor mío. Todo mundo sabe de ti. La gente de todas partes de Inglaterra te conoce, al fin y al cabo eres el estupendo y cautivador Sherlock Holmes.

Le sonríe a la muchacha con una pícara sonrisa, después toma su blanca mano con delicadeza y la acerca a sus labios para así besar los nudillos de ella.

Alice se ruboriza y le devuelve el beso, pero en la mejilla. Benedict le observa de reojo y se ríe en el pensamiento.

<<Me siento dichoso, al tener de nuevo a mi 'Preciosa'. Pero pronto le demostraré cuanto la amo y lo mucho que la necesito a mi lado>>.

Terminando de deliberar en la mente un corto tiempo, el taxi se detiene pues habían llegado al lugar acordado.
Benedict, como todo un caballero refinado le abre la puerta a la hermosa doncella de mirada angelical. Tiende su mano y la ayuda a salir del auto.

Benedict le paga £500 al taxista. El hombre, sumamente sorprendido le agradece y después se marcha con una mueca de satisfacción por la jugosa propina de ese sujeto al que todo mundo conoce.

Entonces caminan hacia el hotel. Sintiendo frío en su cuerpo, la chica empieza a temblar. Él, al ver que combatía el frío al frotar las manos decide por prestarle el saco obscuro que llevaba puesto, para brindarle su calor.

Miradas Seductoras (Benedict Cumberbatch) [Completada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora