La luz de las estrellas reflejada en tus ojos.

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La joven despierta entre las cálidas sabanas, mirando por el cristal de la ventana, un bello y radiante amanecer. Las aves cantaban alegremente aquella mañana. Alice se levanta de la cama y se dirige al baño para darse una ducha.
Abrió el grifo de la regadera, mezclando agua fría con caliente.
Prepara el shampoo de frutos naturales para su cabello y esencia a lavanda para su cuerpo.

Estando listo, ella se quita la bata y el agua empieza a caer por su piel. Su cuerpo, envuelto por el aroma a lavanda le hizo sentirse relajada. Aplicó el shampoo frutal para hacer de sus cabellos una explosión de aromas deliciosos. Tarareaba una dulce canción para apaciguar su alma enamorada. Ella muy contenta la entonaba con fulgor. Su voz, por la entrega y la emoción se quebró al pronunciar ésta última estrofa:

Mi historia no tendrá un final feliz, si tú no estás en ella... junto a mi.

Lágrimas se deslizaron por sus pálidas y húmedas mejillas. La canción que ella había entonado era para una persona en especial. Estaba consciente de que el triste mensaje era para aquél hombre que le robó el corazón. Alice sabía muy bien que Benedict nunca sentiría lo mismo que ella está sintiendo ahora por él. Pero una pregunta no supo responderse ¿porqué motivo él la contactó para invitarle a una fiesta privada, en donde habría personas de la misma posición social que él? ¿porqué precisamente ella tendría que haber sido su pareja en el baile? ¿y porqué diantres tuvo tanto interés en aquella joven plebeya?
Miles de preguntas revoloteaban en su cabeza. No tenía la menor idea del porqué él la había elegido, además de tutearle y responderle como a un hombre común y no como debería dirigirse a un señor de clase y poder social.
La muchacha terminó de secarse después de media hora de una ducha tibia y relajante. Tomó un lindo vestido blanco del armario, a decir verdad le quedaba un poco ajustado a su esbelta cintura, tenía una pequeña abertura en el pecho. Cogió un par de zapatos, blancos a juego con el hermoso vestido que llevaba puesto.
Secó sus cabellos con la secadora y después los peinó con un cepillo de cerdas suaves que su tía Holly le había obsequiado como cumpleaños.
Maquilló de manera natural su aterciopelado rostro, sus pálidas mejillas fueron matizadas con un pigmento color rosado y sus labios en un tono rojo vino.

La muchacha bajó deprisa, ya que su madre la esperaba para desayunar.

- Buenos días mamá.
—Saluda de beso en la mejilla.

- Buenos días cariño. Justo a tiempo para desayunar y charlar.

- Gracias madre.
—Agradece la joven con una sonrisa.

Ambas se sientan en el comedor. Alice le contó como había sido la noche anterior con sus primas.
Tardaron un poco en llegar ya que habían ido después del cine a un bar.

La joven mintió al decir eso. No fueron precisamente sus primas Beth, Isabel y Susan las que llevaron a Alice a un bar, sino que el guapísimo Benedict Cumberbatch, en persona, la había invitado a ella a una fiesta de disfraces en su imponente mansión.

Se sentía dichosa de ser de las pocas personas que tienen el privilegio de conocer a un hombre de fama mundial, además de ser uno de los actores británicos más codiciados por todas las mujeres.

- ¿Qué te tiene tan feliz mi cielo? —Pregunta mi madre curiosa.

- Me siento feliz de vivir contigo y poder salir con mis queridas primas, que desde hace mucho tiempo no veía.

- Me alegra mi amor.
—Dedicándome una sonrisa.

Mi madre y yo estuvimos desayunando patatas fritas y huevos con tocino. Para tomar, un delicioso vaso de jugo de manzana.

- Que delicia de platillo. No dejas de sorprenderme.
—Dice mi madre con ojos centelleantes.

- Gracias. —Le sonrío tímida.

Miradas Seductoras (Benedict Cumberbatch) [Completada] Where stories live. Discover now