Duodécimo capítulo

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Llegamos al centro comercial, donde estaba la pista de patinaje, es la primera vez que voy a patinar, me acuerdo que de pequeña alguna vez patiné, pero ya no recuerdo como se hacía. Y un dato importante, soy muy patosa, así que en menuda me acabo de meter.

—¿Lía que número te cojo?-pregunta Matt.

—Un 39, por favor.

— Buenos días en que puedo ofrecerte cariño. — le coquetea la empleada.

—Pues querría alquilar un 39 y un 44 de zapatos.

—Perfecto guapo, en un momento te los traigo.— le guiña el ojo. No entiendo por qué se comporta así esa chica, no hacía falta eso, ¿no? ese no es su trabajo...pero bueno. No estoy celosa lo único es que lo he visto inapropiado.

—Vale.

—Aquí están y en este papel también mi número de teléfono.— le dice dándole los zapatos y un papel.

—El papel te lo quedas que no lo quiero, vamos Lía. —lo arruga y lo tira.

Asiento y lo sigo entre la multitud, la verdad es que me asombra que Matt Miller, uno de los más mujeriegos del instituto no le siguiera el juego a esa chica por primera vez, y como soy tan curiosa y bocazas suelto:

—¿Por qué no has cogido el número de esa chica?

 — ¿Acaso tenía que cogerlo? He venido contigo, no he venido a ligar, así que vamos que te pongo los zapatos.

—No hace falta yo puedo. —cojo los zapatos y me cambio los que ya llevo, cuando me levanto del banco noto que no son nada estables y casi me caigo, pero me agarré a Matt.

—Aquí no nena.—me guiña el ojo.

—Mal pensado. —Ruedo los ojos.

A duras penas consigo ir a la pista de la patinaje, una vez que estoy sobre el hielo artificial, me agarro de la barandilla. Se me está haciendo más difícil de lo que me pensaba. Mientras que yo voy a mi ritmo, Matt ya ha dado más que la vuelta de reconocimiento, no creía que se le daría tan bien.

—¿Te ayudo?

—No, no hace falta si voy bien...Ahhh...—y me caigo, si ya decía yo que era torpe, pero que yo iba bien lo único es que Matt me ha desconcertado. Ya claro lo que pasa que te pone nerviosa su presencia.Cállate conciencia.

—Menos mal que ibas bien, vamos que te ayudo. —Oigo como se ha reído de mi caída, entiendo su lugar yo también me reiría de mí, pero que no es nada gracioso, porque me he hecho daño.

—Iba bien.—reclamo cuando ya estoy agarrada a la barandilla, voy a ser la mejor amiga de la barandilla a este paso.

—¿Estás bien?—me pregunta.

—Claro.—no me duele el culo ni nada.

—¿Te duele el culo?—Mierda me ha oído, lo he dicho en voz alta.

-No que va, es que mi culo quería darle mimos al suelo. - digo con ironía

—Um...pues ya podría tu culo darme mimos a mí.
—Lo que sea, vamos a patinar.

—Está bien, ¿te enseño?

—Si.
—Pues dame tu mano. —¿es necesario que me de la mano? A ver, no es que me moleste, pero...¿no puede darme como así trucos o algo para que sepa como moverme en el hielo?  —¿es necesaria la mano?

—Por todo te quejas Lía, ¿tanto me odias?

—No es que te odie, es que eres un mujeriego, eso es lo que tengo contra ti.

Love the way you lie /#PLC2017 (#BaloonAwards2017) #BlueAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora