No puedo dejar atrás mi pasado, él sabe el camino de regreso.

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Lauren's POV.

Desde que llegue, había hablado solamente con Ally la cual estaba empeñada en ponerme al día con todos los chismes de Miami, cosa que honestamente nunca me quitó el sueño; también, hable con Luis aunque este no me pudiera responder con palabras. Después, llamé a Camila (espero no sonar muy desesperada con esto) de verdad ansiaba escuchar su voz.

Quería comenzar la jornada con las mejores energías y definitivamente Camila era una excelente opción. Había algo en la morena que me hacía querer hablar con ella, no sé si era su sentido del humor o su voz, pero ese algo me encantaba y no podía esconderlo.

Mis planes para el día eran: ir al hospital, ir las dos disqueras con las que trabaje a recoger mi paga y después ir a pagar una deuda o por lo menos parte de ella. Esto último me aterraba más de lo que quería admitir.

— Lauren, ten cuidado. — Eso fue lo que escuché por lo menos diez veces de parte de Ally.

— Estaré bien. — Dije tratando de sonar segura en mis palabras.

— Ten cuidado. — Repitió.

Ese día decidí usar una sudadera, gorro y gafas. Todo esto del mismo color: Negro. Entre menos se viera mi cara, más segura estaría. O eso era lo que yo pensaba.

Esconderme era algo que definitivamente no disfrutaba, pero esa era la única forma para garantizar mi seguridad, la de Ally y Normani. No estaba siendo paranoica, nunca se es paranoico cuando la vida de los que amas está en riesgo.

Pero había algo que probablemente estaba desestimando, y era el hecho que ellos sabían que me había ido de Miami. Eso tal vez me daría muchos problemas o tal vez no, solo era cuestión de tiempo descubrirlo. En el mejor de los casos ¿Qué podía pasar? Bueno, solo una advertencia y eso incluía una golpiza. Y en el peor de los casos... No quería imaginarlo. Estaba asustada.

En lugar de usar el auto de Ally, opté por usar el transporte público. ¿Por qué? Fácil, con los contactos correctos, pueden rastrear fácilmente la matrícula de tu auto y así llegar hasta tu casa. O en este caso, el apartamento de Ally. 

Ally definitivamente no debería sufrir las consecuencias de lo que hice y que ahora estoy tratando de arreglar.

Ella fue la voz de la razón durante todos esos días, fue quien vivió en el infierno conmigo. Ally fue quien entro a la oscuridad y me salvó. ¿Qué haría sin Ally?

Mi vida era un desastre, pero en cierto modo no me puedo arrepentir porque de no haber sido así, las cosas hubieran sido muy diferentes. Probablemente Normaní hubiera muerto y no hubiera conocido a Camila.

Después de casi una hora de viaje, llegué al hospital. Hice todo el procedimiento para poder entra a visitar a mi amiga. Después de diez minutos, por fin estaba cruzando por la puerta de su cuarto.

Apenas entre a la habitación, lo primero que vi fue a mi amiga en la mitad del cuarto, estaba más delgada que la última vez que la vi. Estaba muriendo.

Habían muchos cables a su alrededor. Sus brazos estaban morados e hinchados a causa de tantas veces que la pincharon. Sus ojeras eran el doble de grandes que la última vez que le vi. Su cabello que un día tuvo un hermoso brillo, ahora estaba opaco y maltratado. Labios resecos y ojos hundidos, esa era Normani. Mi Normani.

La estaba perdiendo.

Mi pálida amiga se limitó a sonreír cuando me vio. Quería decirme con su sonrisa que todo iba a estar bien. Ambas sabíamos que probablemente no iba a ser así. Solo quería que mi amiga siguiera con vida. La necesitaba.

Necesitaba a Normani en mi vida.

— Hey Lolo. — Dijo sin mucha fuerza en su voz. — Te extrañé.

— También te extrañé Mani. — Dije haciendo un esfuerzo para que esas lágrimas rebeldes no salieran de mis ojos.

¡Dolía como mil infiernos ver a mi amiga en esa situación! No lo merecía. Que se joda el diablo con su puto karma. Ninguna mala acción, merecía eso como consecuencia. No es justo, pero en esta vida las cosas no son justas. Ya debería saberlo.

Algo estaba claro, yo haría todo por mi amiga aunque signifique perder esta vez mi vida.

Normani no tenía casi fuerzas para hablar, así que la mayoría de la conversación la hice yo. Le conté de mi estancia en Washington, le hable del clima, de mi rutina, de las canciones que había producido. Pero el tema central fue alguien: Camila Cabello.

Tenía que contarle a mi amiga absolutamente todo de ella. Desde su sentido del humor, hasta como se engulle con comida como si fuera una boa. Sus ojos color chocolate y su voz rasposa en las mañanas. Su obsesión con el café y con los libros de Coelho.

— De verdad te gusta. — Dijo Mani.

— De verdad me gusta. — Confirmé.

— Hace mucho no te veía así por alguien. — Dijo la morena. — Ni siquiera cuando estabas jugando a la hetero con Brad – Soltó una carcajada, pero la falta de aire en sus pulmones le obligó a parar.

— Te doy mi bendición. — Dijo finalmente cuando hubo llenado sus pulmones con oxígeno. — No lo arruines idiota.

Después de dos horas, llegó la madre de Normani. Estuve en el pasillo hablando con ella por un buen rato. Me contó más a fondo del estado de su hija y sobre el tratamiento experimental que le iban a realizar en los próximos días. Tendría que llevarla hasta Filadelfia, a una clínica especial. Allá podrían tratar mejor su enfermedad. ¡Eran buenas noticias! Ya que solo quedaba a dos horas en auto de la casa de Dinah. Su madre también me contó que ahora su situación económica estaba mejorando por lo que les sería más fácil pagar el tratamiento de Normani. Eso me causo una sonrisa.

— Gracias Lauren. — Dijo la madre de Normani mientras me rodeaba fuertemente con sus brazos. — Gracias por todo.

— No fue nada.

— Lo fue y lo sabes. — Limpió una lágrima que corría por su mejilla. — Saluda a Ally de mi parte.

— Lo haré.

Me despedí de Normani con la promesa que la vería muy pronto. No sabía si la iba a cumplir. Salí del hospital en dirección a la disquera. Y después iría a la otra disquera que estaba en el otro extremo de la ciudad. Eso me tomó un par de horas. Cuando ya tenía los cheques en mi mano, fui al banco. Necesitaba el dinero en efectivo.

Cuando por fin logré finalizar mi misión, empecé a recorrer las calles de Miami, ahora solo faltaba ir a mi destino final. Caminaba despacio, no había prisa en llegar. Para ser honesta, tenía miedo a llegar. Tenía miedo a lo que podría pasar.

Pasé junto a un parque, solía ir allí con Normani y Ally cuando estábamos juntas en el instituto. La tarde era calurosa, era perfecta para estar en una banca tomando un helado. Lo que me hizo recordar que aún no había almorzado, no había comido gran cosa para ser honesta. Pero era algo que tampoco quería hacer ya que había un nudo en mi estómago, quería vomitar. 

El miedo me estaba enfermando, el miedo se estaba apoderando de mí. Después de una hora procrastinando, tome una bocarada de aire. Y me dije:

Vamos a enfrentar a satán. 

Fugitiva | CamrenWhere stories live. Discover now