Descenso al infierno. Parte II

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Lauren's POV

Al día siguiente, había decidido, al fin, ir de una vez por todas a pagarle el dinero a Leekie. Y ahí estaba, caminando a paso lento por un pequeño parque de la zona. No había niños jugando y casi no había tráfico. La tarde era fresca, y el ruido de la calle inundaba el ambiente. No quería pensar en lo que me esperaba. Trataba de distraerme pero en mi mente solo había un sentimiento de vacío y miedo.

Antes de salir del apartamento de Ally, le escribí un mensaje a Camila (en ese momento, rogaba a los cielos para que no fuera el ultimo), el mensaje decía cuanto la extrañaba y cuanto deseaba tenerla a mi lado.

Caminé por lo que fueron casi dos horas. Trataba de retrasar mi destino lo más que podía. Con las manos entre mis bolsillos y un pequeño rollo de billetes, caminaba despacio pateando cuanta piedra se cruzaba por mi camino. Mi cabeza estaba llena; con mil preguntas, con mil acusaciones sobre mí misma, y yo trataba de aclarar cada una de ellas. Pero, aunque trataba, no podía. ¿Alguna vez han sentido que están cavando su propia tumba? Bueno, así me sentía.

Finalmente llegué. Ahí divisé el pequeño barrio de mierda; la basura en la acera, los grafitis obscenos en las viejas paredes, los tipos fumando Dios sabe que en los callejones, aquellas eran cosas que caracterizaban el lugar, que, por cierto, olía como si algo se hubiera muerto ahí (lo cual no pongo en duda).

ꟷ Necesito ver a Leekie. ꟷ Les informé finalmente a los dos enormes hombres que cuidaban la puerta.

Ambos hombres compartieron una mirada, y enseguida me permitieron entrar. Me dio la bienvenida el viejo piso marcado con enormes manchas de sangre seca, las paredes mallugadas, el frio críptico lo cual era todo lo contrario a algo acogedor. Era gracioso, sentía como si hubieran pasado años desde la última vez que estuve ahí.

Mis pasos eran inseguros. La madera crujía al son de mi caminar. Me dirigía hacia a la oficina de Leekie fingiendo ignorar a las mujerzuelas inyectándose heroína en lo tobillos. Fingía seguridad, pero si alguien hubiera estado a mi lado en ese momento, habría podido oler el miedo que emanaba de mí.

En mi mente, contaba los pasos, el número de ventanas y de puertas. Cuantas ventanas estaban selladas, cuantas puertas tenían candados, cuantas personas había en ese momento, trataba de predecir el número de armas que había en ese lugar. Estaba creando mi propio mapa imaginario.

ꟷ ¡Michelle! ꟷ Casi gritó Leekie cuando me vio. Aun con su sonrisa amarilla.

ꟷ Aquí tienes ꟷ Dije mientras ponía el rollo de billetes sobre su desgastado escritorio. ꟷ Esta todo.

ꟷ ¿Cómo has estado? ꟷ Preguntó mientras contaba con sus mugrosas manos el dinero. ꟷ Michelle, veo que has sido muy puntual esta vez. ꟷ Dijo finalmente cuando terminó de contar cada billete.

ꟷ Esta todo el dinero. ꟷ volví a clarificar. Quería evitar cualquier tipo de malentendidos que pusieran en riesgo mi vida.

ꟷ Así es. ꟷ Sonreía... ¿Acaso no le dolería la cara de tanto sonreír?

ꟷ Está bien. ꟷ Dije fingiendo seguridad. ꟷ Fue un placer hacer negocios contigo. ꟷ Mentí.

Entonces, fue cuando me di vuelta y me apresuré a huir del lugar. Me aproximaba a la puerta cuando escuché al maldito hablar de nuevo.

ꟷ Una última cosa Michelle. Ten cuidado con lo que haces. ꟷ De inmediato me volteé para ver a Leekie sentado en su escritorio limpiando un revolver como si no fuera la gran cosa. ꟷ Y cuida muy bien a esa belleza que tienes en casa.

¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mil veces mierda! ¿Lo sabía? ¿A qué se refería con "a esa belleza que tienes en casa"? ꟷ Fue lo que en ese momento pasó por mi mente.

Asentí y prácticamente salí corriendo. Sentí una increíble paz cuando por fin crucé la puerta.

En ese momento me sentí aliviada por salir sana y salva, pero, por otro lado, sentí un terrible miedo por el último comentario que había hecho Leekie. ¿Y si sabía lo que traíamos entre manos? ¿Hablaría de Camila o de Ally? ¿O simplemente lo había dicho para asustarme? Me quería inclinar por la última opción.

Salí casi de un brinco de la casa. Y estuve caminando por más de tres horas. Tomé atajos y caminos poco frecuentados. Por cada diez pasos que daba, me volteaba para ver si alguien me seguía. Ya era costumbre. Cada cinco minutos, disminuía o aligeraba el paso con el fin de que seguirme fuera difícil. Cuando finalmente llegué a casa, ya la noche había caído. Al abrir la puerta, lo primero que vi fue a mi pequeño gato aproximarse a mí. ¡Por lo menos alguien estaba feliz en ese momento!

ꟷ ¡Hola Luis! ꟷMe agaché para acariciar a mi gato.

ꟷ Gracias a Dios estas viva. ꟷ Dijo una voz desde el otro extremo de la habitación.

ꟷ Eso parece.

ꟷ ¿Estas herida? ꟷ Preguntó Ally preocupada.

ꟷ Hoy no. ꟷ Contesté forzándome a sonreír.

ꟷ Eso quiere decir que ahora todo estará bien. ¿Es cierto? ꟷ Volvió a preguntar mi amiga.

Lo cierto era que no le había contado aun a Ally lo de Kass y el plan suicida para acabar con el cartel de Leekie. Ninguna de mis amigas lo sabía aun. Tampoco me emocionaba contarles.

ꟷ Sí. ꟷ Mentí.

En ese momento, decidí ocultarle la verdad a mi mejor amiga. Fue egoísta, pero así le daría una falsa tranquilidad. Obviamente, tarde o temprano lo averiguaría... Yo prefería que fuera más tarde que temprano.

Ally estaba preparando la cena y yo la acompañaba silenciosamente.

ꟷ Ya casi esta todo terminado para la mudanza. ꟷ Me recordó mi amiga.

Era curioso. No había pensado mucho en ello, pero lo cierto era que no me emocionaba la idea de volver a vivir con mi amiga. Prefería por mucho continuar viviendo junto a Camila.

ꟷ Trata de contener la emoción, Lolo. ꟷ Dijo mi amiga haciendo burla de mí.

ꟷ ¡Estoy emocionada! ꟷ Me defendí.

ꟷ No parece.

ꟷ Pues lo estoy.

ꟷ No te preocupes. ꟷ Dijo Ally. ꟷ El apartamento queda a menos de una hora de la casa de Dinah y Camila.

Una sonrisa, casi imposible de disimular, se dibujó en mi cara.

ꟷ ¿Ahora si estas emocionada? ꟷ Preguntó mi amiga.

ꟷ Ahora lo estoy.


Ir a salvar mi deuda con Leekie no estuvo tan mal después de todo. Pero, para entonces, tenía claro que vendrían muchas cosas peores. Yo sabía que no podía engañar a la muerte cuando estaba prácticamente cavando mi propia tumba.

¿Cómo les diría a mis amigas lo que haría para Kass? ¿Cómo y cuándo le diría a Camila toda la verdad? Estaba jodida. Muy jodida.  


Fugitiva | CamrenWo Geschichten leben. Entdecke jetzt