Quizá fuimos maldecidas desde el principió

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Lauren's POV

Es curioso como una simple melodía puede estar tan llena de recuerdos y sensaciones. Un día después de la visita de los padres de Camila, recuerdo que estaba sentada en la orilla de mi cama tratando de leer un libro que había tomado de la pequeña biblioteca de Camila; La batalla del almohadón de Nicholas Monsarrat. Trataba de concentrarme cuando de mi reproductor MP3, el cual estaba en modo aleatorio, sonó una canción. Canción que hizo que mi mente viajara en el tiempo.


Flashback.

Eran casi las 7 PM y yo estaba de pie en una de las habitaciones de la casa donde trabajaba Leekie. Estaba esperando algún trabajo por hacer. Necesitaba dinero urgente para ayudar con el tratamiento de Mani. Recuerdo que el lugar era horrible. Lleno de moho, termitas y adictos inconscientes tomando sus dosis en los viejos muebles. Recuerdo que, también había dos colchones llenos de grandes manchas de sangre y otras viejas manchas que no pude identificar.

Después de unos diez minutos esperando a que Leekie me llamara, finalmente escuché que una voz masculina me llamaba desde el final del pasillo. Me levanté y me dirigí hacia el despacho. Recuerdo que, cada paso que daba, hacía rechinar los viejos tablones de madera. Cuando entré al cuarto, vi que había una chica. Ella era una poco más baja que yo, y al igual que yo, usaba un aro en su nariz. Noté que era delgada y que sus ojos eran color café oscuro y su tez era blanca. Y su cabello era muy negro. Llevaba un estilo emo, que aunque estaba un poco fuera de moda, a ella le sentaba bastante bien.

— Hoy tienes que ayudar a Kass

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— Hoy tienes que ayudar a Kass. —Dijo Leekie apenas puse un pie en el cuarto. — Kass te explicará lo que tienes que hacer.

Supuse que Kass era la joven que estaba a mi lado ya que era la única persona que estaba en el cuarto, además de Leekie y yo.

La joven me dio una mirada rápida — Hey, sígueme. — Dijo ella.

La chica se apresuró a salir de la casa. Yo la seguía desde una distancia prudente. La chica caminó hasta casi salir del barrio y yo continuaba caminando tras ella. En un momento se detuvo.

— Soy Kass, por cierto.

— Me llamo Michelle. — Contesté.

— Te diré Mitch. — Dijo la chica de la chaqueta negra.

— ¿Mitch? — Pregunté un tanto confundida por mi nuevo mote.

— Sí. Es mucho más fácil que tener decir Mi-che-lle — Dijo la joven separando cada silaba.

— Esta bien. — Acepté resignada porque aparentemente la chica no cambiaría de opinión.

— Vamos. — La chica hizo un movimiento con su cabeza con el fin de indicarme la dirección que seguiríamos. Para posteriormente, continuar caminando.

Fugitiva | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora