Capítulo 12: Ya No

1.3K 180 36
                                    

Pasados 3 días desde la partida de Samuel no he encontrado la manera de salir de mi habitación o si quiera tener ánimo de fingir frente a los demás estabilidad, no estoy triste puesto que estoy es muy enojada, más conmigo misma debido a que lo que pasó no debió haber ocurrido así, aquella persona ha descontrolado mi poca tranquilidad y no me gusta que se entrometan en lo que es mi espacio y me enfurece que me quiten mis cosas.

Nadie sabrá la verdadera razón de la muerte de Samuel. Ayer recibí la invitación para el funeral del chico por parte de sus abuelos, pero no quiero verlos, a nadie en general porque no podría actuar como es debido, por ello ni a la escuela he ido, no me controlaría porque me dan asco los patéticos seres que miran con lástima a los demás. Inclusive he llamado la nefasta atención de mis padres por mi conducta porque simplemente no quiero interactuar con nadie. Sinceramente solo quisiera hablar con Samuel pero ya no está, así que solo me he puesto en este pequeño tiempo darme la libertad de pensar en el que fue mi estúpido amigo que me conoció aunque sea un poco y no me juzgó como pensé que lo haría, y por eso me sorprende y se merece que piense en él, supongo que extrañaré sus sonrisas aunque acepto la realidad sin más porque no hay mucho tiempo tampoco para tontos lamentos.

Meditando mi situación luego de unos minutos me decido a salir de mi habitación para después darme un baño en silencio. Al estar ya cambiada me dirijo a la cocina que como pensé se encuentran las demás damas del hogar preparando el almuerzo. Sentándome en la mesa llamando la atención de mi prima puedo ver que su pasado estado de depresión ya lo ha superado casi por completo puesto que se nota como cuando la vi por primera vez;  menos mediocre.

— ¡Rose!— me sonríe con sorpresa—¿y ese milagro que sales de tu encierro?

— ¿Ya te sientes mejor? — interviene mi tía sonriéndome también mientras se limpia las manos

Yo en respuesta solo asiento para ambas sin abrir la boca puesto que reconozco su gran nivel de dramatismo así que me ahorro el habla innecesario con ellas.

—¡Oh hija!— mamá se da cuenta de mi presencia también dándose la vuelta y abrazándome con fuerza al llegar a mi lado— no sabes lo feliz que estoy porque hayas salido, ya me tenías preocupada— toma mi rostro besando mi mejilla haciéndome soltar un suspiro.

—Estoy bien— contesto al fin sin poder retener mi tono de voz indiferente.

—Y eso me alegra bebé — me devuelve mi espacio— pero es que como no quisiste ir a despedir a Samuel pensé que aún seguías muy triste — me regala de nuevo aquella mirada de lástima haciendo que yo aparte mis ojos de ella.

— Querías estar sola y no ver a personas llorar porque no me agradan esas escenas y lo sabes mamá.

Ella asintiendo nuevamente y dejando otro beso en mi frente suelta un suspiro

—Ya pasó hija, aunque hubiera sido amable de tu parte acompañar a los señores González puesto que preguntaron también por ti, se notó tu ausencia ahí cariño porque ellos sabían que eras su amiga. — cambia su mirada a una de dulzura haciéndome asentir.

— Sabes que mis ánimos no me lo permitían y como bien dices, ya pasó y no hay nada que hacer. Ya está muerto mamá. — ignorando las miradas de lástima de las demás me dispongo a salir hasta que escucho nuevamente la voz molesta de mi madre. 

—Rose, porque en vez de estar pensando en cosas tristes mejor nos ayudas a servir el almuerzo, así te entretienes un poco ¿sí?

Soltando un suspiro me volteo y asiento sin verla dirigiéndome a la alacena y tomando algunos platos y cubiertos.

—Mamá, ¿puedo almorzar en mi habitación?—Pregunto al verla cortar la comida.

Lo que menos quiero en estos momentos es compartir tiempo en "familia" y ojalá ella entienda la indirecta.

Sonrisa Fingida |TERMINADA|Where stories live. Discover now