Capítulo 36: Extraño

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—Estabas con Camile ¿Ahora en dónde está?

—Estaba. — Repite en respuesta— Su hermano la vino a buscar—Asiento sin mirarlo. —Me ha dicho que eres una muy persona buena. Su mejor amiga. Y me confesó que confía ciegamente en ti—sonriso de lado por sus palabras y sigo con mi vista al frente.

—Claro—comento a sabiendas de la única verdad de la cual él no es ignorante.

Idealizo la imagen de aquella joven ingenua en mi mente. Sus palabras de aliento incluso fueron mejores que la de los otros inútiles con los que conviví allí dentro.

—Es un lugar muy tranquilo ¿no lo crees?— el individuo a mi lado difumina la serena afonía que nos acogía.


—Sí—miro por el rabillo del ojo como las pocas personas que habían quedado se marchan—El verdadero lugar en la tierra en el que prevalece el silencio— su suspiro me hace voltear a ver como adentra su mano libre del paragua en su abrigo oscuro.

—Exacto, y eso lo vuelve perturbador—me mira de soslayo— Por eso nunca me gustaron estos sitios.

—No sabía que le temías a los cementerios—le interrumpo con toques divertidos mientras vuelvo a ver el montículo pequeño de tierra que abraza a los muertos.

—No es eso—suelta un débil resoplido—solo no me gustan porque me traen malos recuerdos. —confiesa con un perfil serio.

— ¿Y porque estás aquí entonces?— Indago en su extraño comportamiento mientras lo detallo

Juntando sus cejas vuelve a verme—No para admirar el paisaje, eso te lo aseguro. Estoy aquí por ti. —determina mirando a la nada

Ahora yo soy la que suelto un suspiro apartando mi vista de él para posarla confundida en el cuerpo de David. Así que alejándome de mi antiguo lugar puedo notar brevemente que el chico que ahora deja ver muy poco las marcas en su piel (por su vestimenta) ni se inmuta de mi fugaz acción.


— ¿En dónde está mi madre?— Interrumpo su llamada haciendo que el cuelgue para verme a mí y a mis espaldas de reojo


—Estaba agotada así que Eduardo se retiró junto a ella a tu casa.

— ¿Y porque no me avisaron? —cuestiono frunciendo el ceño y haciendo que este se encoja de hombros con dejadez,

—No quiso molestarte al verte acompañada por tu distintivo amiguito—comenta sin ocultar su mueca disgustada por Brandon.

—Ok, entonces me iré con él— observo su asentimiento reservado mientras sin más palabras se da la vuelta y se va.

Regresando a mi lugar anterior junto al sujeto abstraído decido llamar nuevamente su atención al hartarme de su mutismo tedioso—Has estado muy pensativo

—Lo sé—habla apartando su material protector para mirar el cielo

— ¿Por qué?

—Pienso en tu padre—vuelve a mirar el lugar en donde el nombrado está mientras yo decido darle toda mi atención.

— ¿Y eso? —Expreso extrañada ante su porte analítico

— ¿Querías a tus padres? —me responde con otra pregunta haciendo que apriete disimuladamente el agarre de mi sombrilla.

—Es una pregunta muy extraña y más cuando la respuesta es obvia. Además eso no aclara la mía—ladeo mi cabeza — ¿te sientes bien?

—Sí—aparta de nuevo su vista de mi— debió ser dolorosa su muerte. Tu madre te quiere, eso es bueno porque aun la tienes. Tienes a unos padres envidiables— endereza su postura— y a donde sea que vayan seguirán contigo. Ellos siempre tendrán ese único lugar para ti

Sonrisa Fingida |TERMINADA|Where stories live. Discover now