Capítulo 35: Cinismo

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Al finalizar mi larga ducha relajante decido cubrirme y observarme a cuerpo completo en el espejo detrás de la puerta de mi habitación. Mi vestimenta oscura esta vez tiene un motivo bien justificado. Mi rostro inexpresivo cambiante con causas me muestra mis tan distintivos ojos mientras salgo de mi lugar sereno.

Así que determinando aun mi tiempo libre detallándolo en la hora, me dirijo a la habitación de mi madre notando que al igual que yo ya se encuentra preparada para nuestra partida.

—David viene en camino—avisa mientras me siento a su lado soltando un suspiro al ver el álbum fotográfico que posee en sus manos

—Lo supuse— le quito el objeto colocándolo en la mesa de noche a su lado.

No digo nada más y ella tampoco. Un silencio fatigoso nos encierra mientras yo me dispongo a detallar con mis ojos su postura decaída y entristecida.


—Era un gran hombre y—se le quiebra la voz obligándose a pasar saliva para continuar—no tenía por qué haberse ido así.

—Mamá— busco el cepillo y acomodo su cabello como tantas veces ella lo hizo conmigo de pequeña— No es un buen momento para que pienses en esas cosas—manifiesto pausadamente para que ella entienda de una buena vez la verdad en esto; debe afrontar la muerte y continuar con su vida sin dramas.

—Están tocando el timbre— voltea a verme tomando el cepillo de mis manos

—Voy— me levanto observando antes de salir, sus ojos apagados que igualan su estado quebrantado y claramente indefenso.

Abriendo la puerta encuentro frente a mí a David y a su padre, los cuales luego de saludarme ingresan a la casa


— ¿Estas bien?—cuestiona David preocupado al verme aún más indiferente de lo normal.

—Creo que la pregunta está de más— respondo sin mirarlo reposando mis ojos en el señor mundano frente a mí —Pero supongo que estoy mejor que mi madre


—Me imagino— suelta un suspiro abatido el mayor de los tres— esta noticia nadie se la esperaba. Ha sido fatal. —Niega—Y yo soy testigo del amor tan grande entre ambos así que para ella esto ha de ser aún más duro


—Si...—acepto incomoda viendo de reojo a David el cual se mantiene pensativo— voy por ella— me retiro de la sala viendo en mi camino a Eduardo salir ofuscado de su habitación con su novia.

—Es hora de irnos— le informo desde el umbral a mi madre mientras ésta toma su bolso y se coloca unas gafas oscuras para ocultar las ojeras de su mirada muerta.


Ambas nos adentramos al recibidor callada; yo detrás de mi madre mientras visualizo como saluda a los demás

—No están solos, nosotros estaremos siempre aquí— el señor Evans le sonríe en consuelo a mi madre— Alexander ha sido el mejor amigo que he podido tener y ustedes son como nuestra familia también—coloca su mano en el hombro de su hijo el cual ya le iguala en tamaño

—Estoy segura de que él también te agradecería todo esto Robert, y perdón por las molestias en tiempos de trabajo

El susodicho niega de inmediato— no te preocupes por eso, en estos momentos es lo que menos importa— mi madre asiente agradecida mientras yo los miro de reojo y los demás se mantiene callados— Al volver tendré que leer el testamento Amy

Esta vez los miro con interés mientras mi madre vuelve a asentir soltando un suspiro resignado

—Lo sé

Prontamente nos marchamos hacia el cementerio, Mamá y yo esta vez acompañamos en el coche al señor Evans mientras de nuevo el silencio nos consumía en nuestro camino a la iglesia a un lado de nuestro destino final.

Sonrisa Fingida |TERMINADA|Where stories live. Discover now