Epílogo

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-Rose Patterson, 25 años:

—Gracias

Pruebo del café amargo que me es servido luego de que la joven camarera se haya retirado de mi encuentro, y rectifico nuevamente la hora en mi Tablet.

Dejo la taza en su platillo de porcelana para poder observar a la familia en la esquina de aquella cafetería modesta, pero muy bien decorada de Barcelona; La Mallorquina, y sonrío al distinguir a la niña castaña que le habla a sus padres mientras estos comen agraciados al ver la emoción que transmite su única con gestos.

Ellos se sumergen en las profundidades de la ignorancia exterior y, solo se encuentran en aquel interior que esquiva su pasado y, se centra en su presente sin importarles el futuro.

En mi asiento solitario, me permito proyectar en mi mente un destello pasado, igualándome la edad de esa niña en compañía de sus queridos progenitores, pero en mi caso, en ese centro comercial que inició como una pequeña salida inocente y libertina como la de ellos, pero que luego se prolongó por una mentira, que desenlazó mi espíritu. Lo que me permitió —en su debido tiempo— dominar el subconsciente, e incluso, apropiarme de mi exclusivo sentido, para poder retomar mis propios recuerdos que antes estaban en blanco por culpa antaño, pero que actualmente en su matiz, están más claros que nunca y asimismo, tremendamente conversados en mi fastuosa cabeza. Por ende, hoy, me permito por última vez, revelarme aquellos recuerdos, antes de que los asegure para siempre en mi razonamiento.

Comenzando por Carlos Patterson, del que ya no le quedan ni sus cenizas, debido a que de eso, me encargue yo mismo, a mi presente, es lo que siempre debió ser: Nada.

La vida misma ha creado humanos para darle sentido a su existencia, pero ellas son las que la han destruido.

Yo, las observo continuamente en la lejanía, aplacada, en la espera de un acontecimiento que los ampare de su miseria, y aguardando mis pasos para ello...

Como ahora que detallo en los pocos ciudadanos que ingresan en un lugar en la mañana para desayunar y, quizás despejarse de su rutina mortal. Ellos además, aunque intenten catalogarme o entenderme creyéndose superiores en intelecto, nunca podrán, y yo lo acepto con honra, porque lo que acontezco en el presente, no le importan las simplezas como lo son sus pensamientos e intereses.

En mi actual residencia europea me siento renovada, y aunque las personas de todos los continentes o países quieran establecer sus diferencias, yo las sigo viendo igual de corrientes, no obstante, pocas míseras excepciones, aún prevalecen en el mundo; luchando. Como yo en mi seguridad independiente, creciendo con tolo lo mío; la empresa que me ha dado mucho, como la explicación de mi mudanza precipitada, debido a que un año de residencia en España, me ha garantizado mis diversos objetivos: La cura de la peste vulgar que contamina la tierra. Brindándome asimismo a la soledad, la cual es la paz que me permite pensar en mi entorno bullicioso, permitiéndome pensar y, por ende avanzar.

De este modo, desde aquel fallo de secuestro a mi persona por personas inmorales, he podido gozar plenamente de mi libertad, porque a partir de ese momento, me pude librar de aquellas suelas molestas que incomodaban y, paralizaban mi trayecto hacia la pendiente. A la mujer que lo dio todo por mi (incluso mentiras), me permití consentirle generosamente, el último adiós junto al que positivamente llego a ser mi padre, así ello ellos, finalmente estarán juntos por siempre en su eternidad infinita y vacía, en su paz, luego de haber desatado una tormenta mediocre que les acorto la vida y, les hizo miserables por largos años. Pero que pude soportar pacíficamente por su basta simplicidad, aparte de que me enseñaron lo que nunca me debí permitir en mí.

Si estuviera en un juego, mi vida será uno de ajedrez muy bien estructurado y, planeado por mí porque moderadamente pude vencer a los reyes, mientras saboreaba su dichosa derrota, derribarlos y verlos caídos, fue mi victoria, dejándome con las piezas sustanciales a mi monarquía.

Sonrisa Fingida |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora