Capítulo 47: Una carga menos

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 Despierto por la melodía habitual de la llamada proveniente de mi móvil, por lo que despejando las pestañas y, despejándome del sueño, rebusco en mi bolso hasta encontrar el aparato estruendoso y siempre inoportuno, para después entre cerrar mis ojos fatigada al localizarlo y ver en la pantalla una llamada entrante de Daniel, una vez esta hubiese cesado en su espera, me levanto de la comodidad de mi cama para ir al baño, no obstante, otra llamada reanuda mi atención en el teléfono para distinguir a su otro causante fastidioso: David, me decido a apagarlo.

Acto seguido. Me dispuse a visitar a mi madre luego de haber detenido mi camino brevemente en una cafetería para desayunar.


Sustraigo del bolsillo de mi cartera la llave que poseo de la casa, y penetrando en la estancia percibo de inmediato el olor tan peculiar de la comida criolla hecha por mi madre, conservando por lo tanto, hogareño tal lugar que ya no es tan familiar.

Entretanto, introduciéndome a la cocina la localizo de inmediato a espaldas de mí y, sonriéndole me aproximo a su cuerpo.

—Buenas tardes Madre—toco su hombro haciéndola voltear de un salto.

— ¡Feliz año hija!—me devuelve el gesto más entusiasta mientras limpia sus manos y me abraza con impresión al verme.

—Feliz año— correspondo su afecto ganándome otro en la mejilla. — espero me disculpes por mi tardanza y que la hayas pasado bien en mi ausencia.

— No te preocupes, respeto tus cosas, además nunca estoy sola porque en todo este tiempo Abril se ha quedado conmigo ¿puedes creerlo?-—expresa emocionada— hoy recién se ha marchado, pero incluso David ha estado de visitas— me explica como si de verdad me interesara y, a la vez, me obliga a sentarme frente a la mesa retomando su agarre en sus utensilios de comida. — pero ahora prueba esta comida que me ha quedado exquisita.

—No te preocupes por eso mamá, recién acabo de desayunar

— ¡¿A casi las 3 de la tarde?! —me reprocha con la mirada al tiempo que sacude negativamente la cabeza.

—Está bien, lo acepto— me resigno sonriendo levemente ante su carácter estricto y dramático — ¿recibiste mi obsequio? —cambio de tema observando la cantidad de comida típica venezolana que me es servida frente a mí.

—Así es, y muchas gracias bebé, ¿pero no crees que es demasiado pronto? —Se sienta frente a mi degustando un arroz con leche— Me ha sorprendido la fecha— admite

— ¿Para qué esperar? —Alcanzo el tenedor — ¡Mientras más rápido mejor! — Pruebo la Hallaca y le vuelvo a sonreír— esta deliciosa, pero ahora, confío en que ya estés preparada para mañana —bebo mi limonada— ¡iremos a Italia! —le animo aún más de lo que ya está. — y no te preocupes por llevar molesto equipaje, lo compraremos todo allá. —continuo mi alimentación porque verdaderamente la encuentro exquisita, tenía mucho sin comer pan de jamón y, el que prepara ella para prevalecer con sus orígenes nativos, le queda único.

— ¿No te saldrá muy costoso luego? —inquiere reocupada haciéndome reír y negar de inmediato.

—Serénate madre, que eso no importa, ¿Por qué crees que tanto trabajo? —Me encojo de hombros— el dinero nunca te debe preocupar — le explico de nuevo con total sinceridad. Mis negocios crecen junto al dinero, y un pequeño derroche no cambiara la numerosa cifra en ceros que poseo en mis cuentas de banco.

Yo también quiero explorar por cuenta propia, el clima Europeo. De ahí siempre surgieron imperios.


Me despido de mi madre una vez le hube prometido regresar esta noche para poder irnos juntas en la mañana y, de haber terminado finalmente la generosa y completa almorzada.

Hoy, como reinicio cambios prolíferos, decido buscar entre todos mis mensajes uno en particular que me concederá su inicio:

Sonrisa Fingida |TERMINADA|Where stories live. Discover now