capítulo 8

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Pov Lauren.

Me queje al escuchar el sonido de mi celular.

Sentia los párpados pesados y era porque me había desvelado hablando con Stella. Aquella ojiazul que cada vez me gustaba más.

Estire mi mano y al cogerlo logre ver quien era el que me llamaba.

Mi jefe, me levanté y conteste la llamada inmediatamente.

Hablé con él durante 20 minutos en los cuales me informaba sobre el caso que tenía a primera hora mañana lunes.

También me pidió llegara temprano para terminar alguno que otro caso.

Al colgar la llamada me dirigí al armario para buscar el traje que tenia pensado para mañana.

No lo encontré, busque por toda la habitación y pensé que lo más lógico era preguntarle a Camila. Salí de la habitación y me dirigí donde pensé que se encontraba la castaña.

- ¿Camila? - pregunté en un grito.

-¡aquí! - escuché su voz proveniente de la cocina. Al llegar, la vi sirviendo agua en dos tazas y al notar mi presencia levanto la vista hacia mi.

- ¿has visto mi traje negro? -  asintió en respuesta y la miré incitandola a seguir hablando.

- lo lave junto con dos trajes más - me lleve las manos al rostro y suspire.

- ¿donde está?- pregunte temiendo la respuesta.

- en la secadora - apenas termino de hablar partí rumbo al cuarto de lavado.

La sentí seguirme, y al llegar abrir la secadora saqué los trajes llenos de motitas y pelusas, estaban irreconocibles, costaría un mundo sacarles todas esas pelusas.

Sentí el enojo abundarme, ella al ver las prendas abrió lo ojos sorprendida.

- yo...yo lo..siento..no sabi.. - no la dejé terminar y me levanté bruscamente.

- no sientes nada, ¿que no te aburres de joderlo todo? ¡dios! - tome los tres trajes y los guarde en la bolsa más cercana que encontré. - eres un jodido desastre. - dije al pasar por su lado.

Me coloqué un pantalón, una sudadera y me puse zapatillas.  Salí con los trajes en mano y partí a buscar una lavandería abierta día domingo.

Luego de dar vueltas por una hora en la ciudad, me resigno a encontrar alguna lavandería así que aparco fuera de una cafetería,ya que no había desayunado.

Fui hasta el mostrador y pedí la orden de un buen desayuno.

Me senté en una mesa para empezar a comer mi desayuno, tiempo después sentí la silla del frente moverse y levanté la vista.

- ¿que hace tan sola una bella dama como tú? - pregunta Stella desplegando una sonrisa.

Sonreí ampliamente.

- problemas - murmure, ella cogió mi mano sobre la mesa e inmediatamente sentí un cosquilleo en mi estómago.

- ¿quieres contarme? - pregunta amable.

- mis trajes están hechos una mierda, llenos de motitas y pelusas, ademas mañana tengo una reunión importante. - explico.

- ¿y no tienes más? - pregunta interesada.

- si, pero eran justo los que tenia en mente para usar - me lamente.

- bueno,  pero no es tan grave - sonríe- te haré un favor, resulta que un amigo mío es dueño de una lavandería . Y si quieres los llevamos ahora mismo.

- ¿en serio harías eso?- pregunte animada. 

- si,vamos. - se levantó y yo copié su acción, fuimos al coche y al subir encendí la radio.

Llegamos a la dirección que me dio, y estacione. Al entrar a la lavandería no me pude creer quien era el que atendía.

Luis felipe Santos.

- ¿Jauregui? - dice sonriendo como idiota. Le sonreí falsamente y deje la ropa en el mostrador. - ¡cielos! Que desastre. ¿Los quieres para hoy?

Asentí y él se fue hacia las grandes secadoras y todo lo demás que habia ahi.

- ¿por que no me dijiste que era de él? -  cuestiono a Stella apenas nos quedamos solas.

- ¿hubieras venido de haberlo sabido? - encarnó una ceja y yo negué casi idiotizada por la acción. - ves? Sólo quería pasar más tiempo contigo.

Sonreí sintiendo mis mejillas enrojercerce.

- supongo que los trajes son tuyos o ¿sigues de gobernada con Camila.? - apenas escucho a Luis Felipe. Apretó los dientes. Yo no era una jodida gobernada.

- Luis,déjala en paz -  pidió Stella acariciando mi mano. Acción que no pasó desapercibida por Luis.

Solté de golpe la mano de Stella bajo una coqueta sonrisa que ella me brindaba.

Joder. Amaba a Camila. ¿ cómo era posible que me gustara está chica?
Me reclamaba internamente aquél desliz que tuve frente a Luis Felipe.

Pero ahora me cuestionaba el qué hubiera pasado si Luis Felipe no hubiera notado nuestro pequeño intercambio.

Una hora después la ropa estaba lista, pague y luego de eso me ofrecí a dejar a Stella en su casa.

Y eso hice.

Estábamos en la puerta de su casa cuando hablé.

- gracias por esto. Me salvaste está vez - agradecí.

- lo que sea por quitar esa cara de gruñona - se burla.

- en serio gracias. - ella pareció pensarlo un momento y sonrió con suficiencia.

- ya se como puedes agradecerme -  dijo y yo sentí una punzada en mi entrepierna. - sal conmigo está noche.







i'm a fool.Where stories live. Discover now