Capítulo 21

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La alarma me levanto con ese sonido de ambulancia maravillosos que te instala el malhumor de tan solo escucharle. Casi lloro al darme cuenta que tengo que salir de los brazos de Mark y dejar este fin de semana aún lado. Volver a la vida normal, a la rutina. Intenté apartar sus brazos, pero lo único que conseguí fue que me abrázala más. Me gire y me encontrarme con su hermosa sonrisa.

— Buenos días cariño, ¿Cómo amaneciste? — me pregunto con esa voz ronca que me enloquece

—Bueno días, amanecí bien el remedio funcionó— dije dándole un beso rápido.

—Sabía que funcionaria—dijo sonriendo y acariciando mi mejilla.

Me quedé acostada contemplándolo, el aún me seguí abrazando, así que no puedo y no quiero levantarme. Quiero quedarme aquí así con él olvidarme de todo lo demás. Estuvimos así por unos segundos hasta que la alarma volvió a sonar. Los dos soltamos un suspiro de resignación.  Me levanté y me metí al baño con más prisa de lo normal si no avanzo llegare tardé. Al salir del baño note que Mark ya no está en el cuarto. Me vestí lo más rápido que pude mire el reloj maldije por lo bajo llegare tarde. Bajé la escalera corriendo me dirigí hacia la puerta, pero me detuve al oírlo.

— ¿Te vas?

Me volteé y lo vi ahí parado al lado de la escalera con sus manos metidas en los bolsillos.

—Si estoy súper tarde—dije caminando hacia la puerta.

— Espera te llevo

— No, no es necesario iba a pedir un taxi

—Insisto te llevo— camino hacia mí.

—De acuerdo, vámonos— dije resignada, abrí la puerta y salí de la casa sabias que era inútil decirle que no siempre termina convenciéndome.

*

Llegué a la universidad tarde corrí por el pasillo para llegar a mi clase. Subí la escalera corriendo para cuando llegué al salón parecía que había corrido un maratón. El profesor me miro muy serio, pero no me dijo nada seguí mi camino hasta sentarme en la mesa y pedí los apuntes prestados. Estoy aquí sentada en cuerpo presente, pero mi mente esta en Paris y el fin de semana. Mi mente está repasando el cuerpo de Marcus, contando las lunares que tiene esparcidos entre el pechos, abdomen y brazos. Una parte quiere salir corriendo y lanzármele encima, pero otra sabe que esto no funciona así.

Al terminar la clase tomé mis cosas, salí aun con la cabeza en las nubes, pensé en llamarlo o enviarle un mensaje, pero desistí de la idea. Tampoco quiero que sienta que se está volviendo importante para mí. A lo lejos a vi Nathan y a Tara me dirigí hacia ellos con entusiasmo.

—Hola—dije sonriéndoles, pero ninguno me sonrió de vuelta se quedaron serio.

— ¿Qué pasa? — les preguntes

— ¿Qué pasa? Bueno yo no hago planes con mis amistades y luego los dejo abandonados— dijo Tara molesta y es cuando recordé de todo.

—Lo siento los iba a llamar, pero después no pude lo siento de verdad— dije tratando de disculparme

—Por lo menos hubieras llamado o simplemente no hubieras hecho planes con nosotros—dijo Tara intente decir algo, pero antes de poder articular alguna palabra ella se fue.

—Realmente lo siento— dije mirando a Nathan

—Yo lo sé, solo que Tara necesitaba a su mejor amiga.

— ¿Por qué?, ¿Qué paso? — pregunte preocupada.

—Pues al parecer Alfredo es igual a James.

—No puede ser, me siento como la peor amiga del mundo.

—No es tu culpa, solo habla con ella.

Nathan y yo seguimos hablando un rato más luego le pedí que se fuera con Tara, sé que ella lo necesita más que nada. Yo estoy consciente de lo enamorada que esta de Alfredo e imagino lo que está sufriendo. Después buscare la forma de hablar con ella cuando este menos enojada conmigo. No mentiré me siento mal por no haber estado allí.

Tomé las dos clases que me faltaban, me dirigí a la biblioteca, pero me detuve al escuchar unas voces dirigí mi mirada hacia el lugar de donde proviene las voces y vi a Alfredo y Tara discutiendo. Ellos no me ven, pero yo si los puedo ver no pensaba meterme en su discusión hasta que vi que Alfredo alzo su mano. Jamás en la vida permitiré que un hombre golpee a una mujer enfrente de mí y mucho menos si es mi mejor amiga. Salí de donde estaba cuando Alfredo me vio se alejó de Tara, camine hasta ella y note que está llorando.

—Nathan me dijo lo que paso, yo solo quería decirte que lo siento mucho.

Tara me abrazo y lloro más, cuando se tranquilizó un poco se desahogó conmigo y me conto lo que sucedió.  Extrañamente es lo mismo que me hizo James, eso explica por qué son amigos si son iguales. No paso mucho cuando llego Nathan él se fue con Tara y yo tome un taxi con dirección a mi casa.

*

Abrí la puerta y lo primero que vi fue a Mark lo que me sorprendió porque él nunca está aquí temprano.

— ¡Llegaste! – expreso contento

No le conteste solo deje caer mis cosas en el sofá camine hasta él y lo bese quería hacer esto tanto, poco a poco fuimos separándonos.

— ¿Cómo te fue hoy? — pregunto mirándome a los ojos

—Mal ¿Y a ti? — me senté en el sofá y comencé a quitarme los zapatos.

—Se puede decir que bien ¿Qué paso? — dijo sentándose a mi lado.

—Llegue tarde, mi mejor amiga se enojó conmigo y no busque la información en la biblioteca que necesito para mañana—dije soltando un suspiro de frustración, el me abrazo.

Nos quedamos hablando hasta tarde, hasta que el sueño nos venció por completo a los dos.

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