Capítulo 22

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La semana paso rápida y muy extraña, me quede todos los días con Tara y Nathan, evitando que Alfredo se acerque a ella. Intentamos por todos los medios subirle el ánimo cosa que funciono. Por otra parte, lo peor de la semana fue esquivar a James y sus intentos de acer-cas a mí. Pensé que le había dejado las cosas en claro, aparecer solo fue eso un pensamiento mío. Aun así, lo mejor fue y es llegar a casa y ver Mark esperándome con los brazos abiertos. En las noches siempre buscá-bamos una excusa para dormir con el otro. Pasamos horas hablando de cosas triviales o debatiendo sobre cual cosas que estuviera pasando en el momento.

En mis intentos por levantarle el animo a Tara le dije para salir el sábado. Un día de chicas, solo con-versar, hacer que deje de pensar en Alfredo y quizás que me moleste un poco con Marcus. Así que se me ocurrió la brillante idea de pedirle que me acompañe al centro comercial para que ayudarme a elegir un vesti-do para mañana. Ese el cumpleaños de Mark, la fiesta y yo ni regalo le tengo, por eso también quiero que me acompañe para que me ayude a elegir un regalo.

Me encontré con Tara en el centro al principio pensé que no vendría. Ella había insistido en irnos jun-tas, pasar por mi nueva casa a lo que yo me negué ro-tundamente. Le dije más de mil veces que llegaría an-tes y me invente mil excusas más para que no me bus-cara. Sé que Tara se enojó, no la culpo llevo tiempo evitándole y ocultándole la verdad. Vamos la aparte de mi sin decir nada, si una explicación validad. Así que entendería si no llegaba.

Sin embargo, Tara al parecer tiene más fe en nuestra amistad que yo. Cuando la vi llegar me sentí aliviada, la abracé y comenzamos a caminar por las tiendas. Fuimos a tantas, pero es que ningún vestido era el adecuado. Si a mí me gustaba a ella no o ella le gustaba, pero yo lo odiaba y sino a ninguna nos gusta-ba. Hasta que por fin me decidí por un vestido que me llega hasta la rodilla de color turquesa.

Ahora lo difícil es encontrar un regalo para él. Fuimos a todas las tiendas conocida y nada me conven-cía al final fui a una librería. Cuando encontraba un libro interesante le escribía por mensaje el nombre de este para saber si los había leído. Alguno si otro no así que me arriesgue y compre uno, pero como no estoy segu-ra si le va a gustar decidí comprarle una camisa. Des-pués me quede con Tara fuimos a almorzar y luego a mi antigua casa.

— ¿Ya están saliendo? — pregunto Tara alzando una ceja.

— ¡No! ― exclame desde la cocina

—No te creo, Nathan me dijo que los vio besándose y te preocupas tanto por el, así que ya dime ¿Que hay entre ustedes?

—De acuerdo te lo diré, pero no te enojes, te lo hubie-ra dicho antes, pero no sabía cómo y— Tara me inte-rrumpió — ¡Ya dime!

—El me ayudo cuando me quitaron la beca, él paga mis estudios― dije bajando la mirada

Tara se quedó en silencio por unos segundos.

— ¿A cambio de qué? Digo no creo que te haya ayuda-do por su buen corazón ¿Qué estás haciendo?

— Hicimos un pequeño trato yo me casé con él y el pago mis estudios— dije y vi como los ojos de mi amiga se hacían más grande y me mira con cara de no—es—verdad.

—¡No me jodas! ― grito― ¿Es enserio? – dijo sin cam-biar su expresión.

—Si lo es— dije enseñándole el anillo.

—Pero tú ¿Estás loca? O sea, aceptaste así nada más sin conocerlo bien antes ¿Y si eras un pervertido, violador o un traficante?, ¿Y si era una trampa?, ¿Es que tu no pensaste en eso? ― pregunto histérica

—Sí, pero tenía que resolver mi problema de forma inmediata y él tenía una solución para ello. Además, él es todo lo contrario es un amor de persona y ya no me veas así que me hace sentir peor—dije, pero mi amiga seguía viéndome como si fuera una loca escapada del loquero.

Dime Que SiWhere stories live. Discover now