Capítulo 9: ¿Parkinson?

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Era un lunes por la mañana y Hermione caminaba con rapidez hacia el despacho de la profesora McGonagall, la noche anterior le había enviado un pergamino con una niña de segundo de su casa. En el pergamino escribía que requería de su presencia al día siguiente a primera hora.

Y allí iba Hermione, mirando de frente, ella no se volvía cuando escuchaba murmullos, desde que había tenido el duelo con Malfoy y le había ganado por poder hacer magia sin varita no dejaban de hablar de ella, creía que las habladurías solo duraría un par de días, pero no, ya casi era una semana y aun no se casaban de hablar de ella. Lo bueno es que ella tenía práctica en las habladurías, no por nada había era la mejor amiga de Harry Potter, donde las cuchicheos, chismes sin sentido eran el pan de cada día.

Lo único malo era que Malfoy parecía en verdad enojado con ella, puesto que no le hablaba y las pocas veces que se lo encontraba por los pasillos, éste la ignoraba olímpicamente.

Resopló. Malfoy ahora era un problema más, no solo tenía que lidiar con sus pesadillas de todas las noches, y con hacer un plan para recuperar el mapa del merodeador, sino también con supuesto aliado.

Respiró profundo y toco la puerta del despacho de la profesora.

Unos segundos después la puerta se abrió, ella miró al frente y noto a su profesora escribiendo en un pergamino, entro en el despacho y cerró la puerta.

—Buenos días, profesora McGonagall —saludó cortésmente.

La profesora levantó la cabeza y allí vio a su nueva alumna.

—Buenos días, señorita Granger —le indicó con una mano para que tomara asiento frete a ella, la castaña así lo hizo—. La mande a llamar para entregarle esto...

Hermione miró la pequeña caja de madera frente a ella, y algo hizo clic en su cabeza, puesto que ya sabía el contenido de esa caja. Pero decidió hacerse la desentendida.

—¿Qué es esto, profesora? —preguntó aun sin tomar la caja.

—Averígüelo por usted misma —instó para que tomara la caja, Hermione la tomo y la abrió. Un brillante giratiempo estaba perfectamente acomodado dentro de la caja.

Y tuvo un déjà vu.

—Un giratiempo... leí en los libros sobre estos objetos, son muy útiles para ciertos trabajos —dijo Hermione fingiendo emoción al ver un objeto tan maravilloso—. Se retrocede una hora por cada vuelta que se dé. Cuando se usa un giratiempo es muy importante evitar el contacto con su ser pasado porque podrían atacarse o incluso quitarse la vida por la confusión.

McGonagall asintió complacida por la descripción del giratiempo.

—Así es, señorita Granger —dijo—. Me alegra saber que comprende lo tan delicado que son los giratiempos —hizo una pausa—. Me tome la libertad de pedirle al director la boleta de sus notas del colegio donde estudiaba anteriormente... y me complace darme cuenta lo tan buena estudiante que es, sus notas son magníficas —Hermione estaba perpleja. ¿Boleta de notas? La chica se preguntaba de donde habría sacado esa boleta de notas Dumbledore, y sobre todo como habría sabido el director que ella era una buena estudiante. Decidió cambiar de expresión porque notaba a la profesora mirarla con suspicacia—. ¿Se encuentra bien, señorita Granger?

—Sí. Sí, profesora McGonagall.

La profesora asintió. Y como había hecho a principio de su tercer curso, la profesora le dio una serie de recomendaciones al momento de utilizar el giratiempo, y por supuesto no podía comentar a nadie que tenía este objeto.

—Espero que sepa darle un buen uso —dijo con seriedad McGonagall, y Hermione asintió con solemnidad—. Tuve que enviar muchas cartas al Ministerio de Magia para que me permitan dar a un alumno este preciado objeto. Hasta tuve que enviarle una copia de sus notas.

Reencontrándome con el Amor , pero en el PasadoWhere stories live. Discover now