Capítulo 14: Celos

3.6K 317 41
                                    

Draco caminaba hacia el campo de quidditch orgulloso de su nuevo puesto en el equipo de su casa, ya que este puesto lo había conseguido por sí mismo, por sus habilidades en el juego y no por el regalo de su padre, como Hermione se había encargado de recordárselo en su segundo año: «En el equipo de Gryffindor nadie compra su puesto, lo ganan por su talento». Ese comentario lo había molestado mucho por la verdad impresa en ella, por eso la había llamado «sangre sucia», insulto que ahora no se permitía volver a pronunciar en su vida. No después de todo lo que conllevaba discriminar a magos o brujas de distintos status de sangre.

Así que, enfundado con su nuevo uniforme de quidditch, con su escoba sobre el hombro y una sonrisa de lado, Draco Malfoy caminaba muy ufano, recordando sus pruebas de quidditch de hace cuatro días, él hubiera querido hacer las pruebas para Buscador, pero lamentablemente ese puesto ya lo ocupaba Regulus Black, por lo que el único puesto vacante era de Cazador, el cual había conseguido al instante.

Draco sonrió orgulloso, pero su sonrisa se volvió burlona cuando vio quienes se acercaban. Eran los merodeadores o por lo menos tres de ellos —Potter, Black y Pettigrew—, los cuales conversaban y sonreían de lo que parecía ser una nueva broma.

El primero en verlo fue Pettigrew, el cual borró su sonrisa y codeó a Sirius, el aludido levantó la cabeza y miró hacia al frente.

—Vaya, mira con quien nos vinimos a encontrar, Cornamenta —dijo Sirius.

James también lo observó.

—Pero si es el nuevo amigo de Quejicus —se burló James.

Draco se acercó más a ellos sin borrar su sonrisa burlona, y los miró a cada uno de ellos, deteniendo su mirada —ahora azulada— en Pettigrew, el cual se encogió con temor.

—¿Dónde dejaste a Quejicus, serpiente? —preguntó Sirius burlonamente—. Como siempre paras con él, hasta creí que era tu novio —rió, y lo mismo hicieron los demás.

—Yo podría decir lo mismo de ti, siempre paras con Potter o con Lupin —contraatacó el rubio.

—Maldita serpiente —dijo Sirius.

Draco rodó los ojos.

—Búscate otro apodo, ¿no? Ese ya me canso —dijo—. ¿O es que no tienes la suficiente imaginación, Black?

Sirius frunció el ceño.

—Escuchaste eso, Canuto, él quiere un nuevo apodo —se burló James—. Pues te daremos lo que pides. ¿Alguna idea, Colagusano?

Draco rió.

—¿En serio, Potter? ¿Le estas pidiendo su opinión a esa rata? —y volvió a reír.

Peter miró de reojo a Draco.

—¿Rata? —repitió James con el ceño fruncido—. Vaya, sí que has estado hablando mucho con Quejicus —y miró a sus amigos.

—Pues la verdad si, y me ha contado muchas cosas sobre ustedes —hizo una pausa como recordando—. Veamos, Black, el hermano traidor a la sangre de Regulus; Potter, el imbécil arrogante siempre haciendo el ridículo con Evans; Pettigrew, siempre escondiéndose detrás de sus amiguitos cada vez que tiene un problema y Lupin... —negó con la cabeza—, Lupin es...

—¿Qué? ¿Qué te dijo sobre Remus? —lo encaró Sirius, con la mano dentro de su túnica agarrando con fuerza su varita mágica.

James también había tomado una pose defensiva.

—¿De verdad quieres que lo diga? —preguntó Draco mirando a sus costados—, alguien podría pasar y escuchar, y ustedes no quieren que los demás escuchen, ¿verdad? Porque los chismes empezarían y todo terminaría con la expulsión de Lupin. Oh, Lupin. El pobre Lupin —hizo un gesto de dolor, como si le importara lo que podría pasarle a Remus.

Reencontrándome con el Amor , pero en el PasadoWhere stories live. Discover now