VII. Cruel.

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Capítulo 7.

You can't trust a cold blooded man
Girl, don't believe in his lies
Can't trust a cold blooded man
He'll love you and leave you alive
There's one thing you must understand
You can't trust a cold blooded man

Can't trust a cold blooded woman
Boy, don't you lie in her bed
You can't trust a cold blooded woman
She'll love you and leave you for dead
There's one thing you must understand
You can't trust a cold blooded woman.

The Pretty Reckless - Cold blooded.

Cierro la puerta de casa de un fuerte portazo, provocando que los cuadros tiemblen. Entro en el salón y me encuentro a Roger viendo la televisión con una botella de vodka en mano, como si nada. Como si ayer no me hubiera metido una golpiza. Hijo de puta. Me avergüenzo de mi propia acción ayer, fui débil y gilipollas. Nunca volverá a pasar.

-¡Tú!- bramo.

Me acerco a él y le arrebato la botella de vodka con fiereza, estrellándola contra la pared. Se levanta con la ira haciéndose presente en sus ojos y me levanta la mano. La rabia empieza a corroerme por dentro.

-¿¡Quieres que te mate a hostias de nuevo niñata!?

Me empiezo a cabrear cada vez más. Si dice una palabra más acabaré dándole yo una golpiza, aquí soy yo la que manda, no él. Maldito borracho. Mis pensamientos hacen que la ira sea más fuerte y le doy un fuerte empujón chillando.

-¡¿Ahora te acuerdas cabrón?! ¡Te voy a matar!

-¡Inténtalo!- me reta.

Ahí es cuando pierdo completamente la cordura y me abalanzo sobre él dándole puñetazos en la cara y en todo lo que pille. Se lo merece.

A cada golpe que le doy más me acuerdo de lo mal que me lo hizo pasar ayer y más fuerte le doy.

No sé por qué pero me detengo. Miro hacia abajo, con la respiración agitada y los nudillos rojos y húmedos. El muy hijo de puta tiene la cara llena de sangre, por lo que no puedo ver con exactitud dónde le he pegado. Repitiendo sus acciones, me levanto y asqueada le doy una patada en un costado, provocando que gimotee por el dolor.

-¡Te lo mereces!

Sonrío con arrogancia al ver que lo he dejado completamente fuera de combate y subo las escaleras en dirección al baño. Me limpio los nudillos y las gotas de sangre que me ha salpicado la cara.

Esta noche voy a salir. Esta noche Phoenix va a presenciar el retorno de la verdadera Heather Barks.

De echo esta noche es miércoles, día en el que las peleas ilegales se organizan en los alrededores de las obras a las afueras de la ciudad, cerca del acantilado. Le envío un mensaje a Kelsey, notificándole sobre lo de esta noche.

Miro la hora. Las cinco y media. Las peleas empiezan a las diez, suficiente tiempo como para ducharme, prepararme y salir a comprar alcohol. Hago una mueca de dolor cuando sonrío, porque las heridas son recientes y no soy precisamente de hierro.

Con algo de dificultad me desnudo y me interno en la ducha. Ahora mismo estoy de un humor de puta madre por la de hostias que le he metido a ese cabrón, así que me río como una gilipollas cuando miro que el agua se vuelve rosa a causa de mi pelo desteñido. Tendré que echarle una mano de tinte. No sé cuánto tiempo me paso en la ducha pero de repente me acuerdo de Devon y de su regalo antes de salir de la clínica.

Devon obviamente era un coleguilla que hice en la clínica.

Prácticamente era el tío al que me tiraba cuando nos aburríamos. Creo que llegamos a ser algo más que amigos pero no lo sé. Él me apoyaba mucho, en todo, supongo que por eso era el único con el que hablaba.

Rude (punk h.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora