XXXI. Surprise call.

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Capítulo 31. (Capítulo dedicado a @Sleepersft1D)

Cuando entro en casa me sorprende escuchar ruidos en la cocina. Dejo tirada la mochila en un lado del vestíbulo y me quito las gafas de Sol, dejándolas en la mesilla del recibidor mientras ando a pasos lentos hacia la cocina. Escucho un par de maldiciones y me asomo con cuidado para encontrarme con Roger tambaleándose de un lado a otro mientras trata de remover algo en una olla. Está borracho y... Haciendo comida. Pero está demasiado enérgico como para estar borracho.

-¿Pero qué coño haces?- pregunto apoyándome en el marco de la puerta. Roger se gira hacia mi y deja caer la cuchara sobre la encimera, mueve las manos rápidamente mientras explica.

-Pues quería hacer macarrones o algo para cenar pero se me han quemado.- dice aceleradamente.

Entrecierro los ojos examinando su expresión nerviosa. Desvío la mirada hacia la mesa donde comemos para encontrarme con una tarjeta de crédito y un canuto de papel enrollado. En seguida lo comprendo. Cocaína.

Avanzo a pasos rápidos y examino el resto de polvitos blancos que quedan. Froto mis dedos y miro atentamente. Es cocaína. Aprieto los labios y tenso la mandíbula.

-¿Dónde has comprado esto?- exijo saber sin darme la vuelta. Puedo sentir cómo mira al suelo cabizbajo y se rasca la nuca, justo como cuando está nervioso -¿te has gastado nuestro dinero en esto?¡¿en drogas?!¿¡pero estás loco!?- entonces si, me giro bruscamente y me lo encuentro apoyado contra la nevera, mirando al suelo- ¡¿Me vas a decir ya a quién le has comprado esa mierda?!

-Me las vendió un tipo. Nunca me ha dicho su nombre.- su tono es serio aunque cauteloso. Sabe que puedo echarlo a patadas.

-Joder Roger, no puedes, ¡no puedes gastarte dinero en esa mierda cuando estamos como estamos!¡Me tienes harta!¡Tú no eres este!- grito señalándole a él y levantando el canuto en alto- ¡Mi verdadero padre parece haberse muerto!¡Me encontré con un drogadicto cuando volví!¡Tú no eres mi padre! No.

Suspira y da un torpe paso hacia adelante, tratando de colocar su mano en mi hombro. La aparto de un manotazo, totalmente asqueada.

-Lo siento hija...

-No, me llames, hija.- le corto- Y un lo siento no va a arreglar la mierda que has hecho.

-Y-yo necesitaba hacer esto Heather, necesitaba olvidar.

Suspiro dejándome caer sobre un taburete y me cubro la frente con la mano.

-No era necesario recurrir a las drogas Roger.

-Él me ofreció.- se apoya un poco más cerca de mi, aún con las manos moviéndose rápidamente.- De todos modos no puedes hablar mucho del tema.- comenta entre dientes.

-Vete.- mascullo- Me das lástima.

Sin embargo él no se mueve. Me levanto totalmente enfadada, echando el taburete hacia atrás. Levanto el brazo en dirección a la puerta.

-¡Que te vayas!- le grito.

Roger suspira y sale rápidamente de la cocina. Segundos después escucho la puerta de su habitación cerrarse. Seguramente para drogarse.

No voy a permitir que siga comprando más drogas, no si yo estoy en esta casa y desde ahora voy a ser yo la que ponga el puto dinero sobre la mesa. Recojo el taburete del suelo y lo coloco en su sitio, para después acercarme a la vitrocerámica y apagarla, comprobando el lamentable estado de la pasta dentro de la olla. Será mejor tirarla y evitar una gastroenteritis, no me apetece tener que pagar medicamentos de nadie.

Lleno una taza de agua y la pongo a calentar en el microondas. Le voy a hacer una tila para que se esté tranquilito y callado el rato que voy a salir con Kelsey porque los golpes que está dando con la puta pierna en el suelo me están cabreando. Abro la despensa y encuentro una vieja caja con infusiones, lleva allí desde que yo tengo uso de razón. Por lo menos la han conservado. Saco un sobre en el que con letras rojas indica que es tila y el sonido que emite el microondas señala que el agua está lista. Saco la taza humeante rápidamente y la poso en la encimera, para después introducir la bolsita de tila y darle un par de vueltas con la cucharilla, viendo cómo el agua se tiñe de un amarillo oscuro. Dejo la infusión enfriarse un poco mientras ando de vuelta al vestíbulo y recojo mi mochila del suelo, echándomela sobre el hombro. Vuelvo otra vez a la cocina y cojo un trapo y la infusión, que aún está caliente, y salgo con intención de subir al piso de arriba. Lanzo la mochila en dirección a mi habitación y entro en el cuarto de Roger sin llamar a la puerta, el cual está sentado a un lado de la cama matrimonial sosteniendo algo entre manos y moviendo la pierna rápidamente de arriba a abajo. El cuarto sigue igual de desordenado que siempre pero no huele tan mal como me esperaba.

Rude (punk h.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora