#2 en Terror 24/06/2017
Aprovechando que sus controladores padres están de vacaciones, Thanya Mason organiza una fiesta en su lujosa casa junto a sus mejores amigos. Entre alcohol y drogas, llevarán a cabo un oscuro ritual, despertando a un peligros...
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Thanya mantenía la pistola firme, cogiéndola con fuerza mientras apretaba sus dientes.
La rabia seguía dominando su cuerpo. No parecía tener ningún remordimiento a causa del asesinato que acababa de cometer.
Un cadáver con una bala entre sus ojos se encontraba inerte frente a ella, mientras la sangre comenzaba a caer creando un gran charco sobre el suelo.
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Connor había caído de espaldas contra el suelo del sótano con una gran fuerza. El cambiapieles desde el cuerpo de Eve le había lanzado desde mitad de las escaleras directo contra el duro suelo.
Notaba un creciente dolor en su columna y también en algunas de sus costillas. Antes de que pudiera plantearse la posibilidad de ponerse en pie, la puerta se había cerrado con un gran estruendo a unos metros de él.
Connor se puso en pie y estiró sus brazos tratando de palpar la pared. Se encontraba a oscuras y debía encontrar el pulsador de la luz. La situación de estar a oscuras y buscar desesperado el botón de la luz comenzaba a ser rutina diaria para Connor. Lo cual no evitó que el miedo se apoderara de él.
Por fin consiguió tocar la pared y comenzó a moverse lateralmente mientras buscaba el pulsador con sus manos. Mientras hacía esto, chocó contra una de las estanterías, haciendo que varias cajas cayeran al suelo y a sus pies.
Maldecio en voz alta y continuó con su búsqueda. Tocaba rápidamente la pared, ansioso, pero de pronto notó como una esquelética mano rodeaba su tobillo derecho. Esta mano estiró con fuerza de su pierna, haciendole caer de bruces, para después arrastrarle violentamente por el suelo. Su cuerpo chocó contra todas las vacias botellas de alcohol, que se encontraban allí desde el ritual que dio origen a aquella pesadilla. Algunas de ellas se rompieron, haciendo que algunos cristales se incrustaran en el pecho y muslos de Connor. Pegó un chillido de angustia mientras trataba de agarrarse a algo.
Aquella siniestra mano lo arrastró hasta dejarlo justo en el centro del sótano. Connor se puso sobre sus rodillas y codos, mientras comenzó a estirar de algunos trozos de cristal que penetraban su piel.
Consiguió extirparse varios pares de dichos cristales, haciendo que la sangre comenzara a salir de las recientes heridas. Notaba un terrible escozor por todo su torso y piernas.
