37. Trauma

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Los gritos histéricos y desalmados de Collin penetraban en lo más profundo de los corazones de Selene y Ethan, los cuales trataban de taponar sus oídos para no escuchar el terrible sufrimiento que hacía agonizar a su amigo

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Los gritos histéricos y desalmados de Collin penetraban en lo más profundo de los corazones de Selene y Ethan, los cuales trataban de taponar sus oídos para no escuchar el terrible sufrimiento que hacía agonizar a su amigo.

Collin gritaba con todas sus fuerzas mientras su cuerpo se agitaba en violentas convulsiones. De donde anteriormente estaban sus genitales la sangre caía en enormes cantidades, llegando incluso a gotear por los laterales de la ancha mesa metálica. Allí, envueltos por el rojo y espeso líquido y por los fluidos genitales se encontraban el pene y testículos de Collin, los cuales habían sido extirpados de lleno.

Bill Grant observaba desde bien cerca la agonía de Collin junto a su mujer, compartiendo ambos una larga y plácida sonrisa. El anciano y demente hombre se acercó hacia él y puso su mano sobre su frente.

- Ya pasó hija mía... ya esta. Nada malo te pasará. Estamos contigo.- dijo Bill lentamente.

Collin seguían gritando con todas sus fuerzas, con su cuello lleno de marcadas y gruesas venas. Agitaba sus correas con una fiereza descomunal, haciando que estas crujieran. Parecía que podría ser capaz de incluso romperlas, pero aquellas correas gozaban de una enorme resistencia. De un momento para otro, los gritos y convulsiones de Collin comenzar a desaparecer rápidamente. De su boca tan solo salían balbuceos con a penas sentido y sus ojos comenzaban a cerrarse.

- No... ¡No!- dijo Bill alzando la voz.- ¡No puede desmayarse! ¡Dame otra jeringuilla!- añadió mirando a Beth.

La obesa mujer comenzó a buscar con ímpetu una de aquellas jeringuillas estimulantes en el bolsillo de su delantal y una vez la logro coger, se apresuró en entregársela a su esposo. Nada más recibirla, Bill clavó la punta de la jeringuilla en el antebrazo izquierdo de Collin y tal y como había hecho minutos antes, introdujo todo el líquido en la sangre de Collin.

Tras más o menos diez segundos, el aparentemente desmayado cuerpo de Collin experimentó una fuerte convulsión y a continuación abrió los ojos como platos mientras su pecho se contraía y expandía constantemente.

- Que susto nos has dado...- dijo Bill mirando a Collin, el cual poco a poco recuperaba su ritmo de respiración normal.- Ahora, tu madre debe coserte eso. Si no, puede infectarse y la cosa podría acabar muy mal.

Collin ya no chillaba ni trataba de escapar. Estaba totalmente inerte, mientras su rostro reflejaba una auténtica conmoción. Pese a que estaba vivo, parecía como si su alma hubiera huido de su cuerpo. Sus ojos carecían de vida, estaban totalmente apagados y su mandíbula estaba desencajada, haciendo evidente que su cabeza estaba pasando por un duro trauma.

Beth sacó de su delantal un par de agujas e hilo negro, además de una rudimentaria y oxidada grapadora. Se acercó con cautela hasta Collin y comenzó a cosar y a grapar la enorme herida. Sin duda aquello debía ser muy doloroso, pero sin embargo Collin ni se inmutaba. Estaba sumido en un auténtico estado de shock, el cual hacía que ni tan siquiera notara como la aguja perforaba su piel.

Está entre nosotros.Where stories live. Discover now