13

8 2 0
                                    

Habían pasado varias semanas y la ajetreada vida que Serenna llevaba últimamente se había calmado hasta convertirse en la rutina que la acompañaba desde antes de que sus misteriosos guardianes se presentaran ante ella.

Por un lado, lo agradecía enormemente ya que la tranquilidad le daba la paz que su mente necesitaba, pero por el otro, de algún modo se sentía culpable con Eros, no le gustaba la idea de que pudiera estar enfadado por su culpa, a pesar de todas las cosas por las que la había hecho pasar.

Enfrascada en pensamientos de este tipo se dirigía por los pasillos sombríos de la residencia, era viernes, y como cada viernes más de la mitad de los estudiantes se iban a casa a pasar el fin de semana con su familia, ella no, por desgracia sus padres vivían demasiado lejos y no ocupaban de ella como deberían.

De pronto, unas manos se posaron sobre los ojos de Serenna impidiéndole ver y por tanto deteniendo su recorrido. Por un momento se sobresaltó ya que creía estar sola en aquel pasillo pero pronto se dio cuenta que sólo una persona en el mundo haría algo así.

-Jenna...-_dijo Serenna para zafarse de sus manos.

-Respuesta incorrecta-_susurró una voz ronca junto a su oído que la hizo estremecerse y darse la vuelta para comprobar de quién se trataba.

-¡Estás loco! ¿Quieres matarme o qué?-_exclamó la chica con la mano en el pecho como forma desesperada de calmar su corazón que latía frenéticamente.

Por su parte, Eros, sólo pudo soltar una leve risa al ver la escena que montaba la chica.

-¡Cálmate! ¿vale? -_Dijo el muchacho sujetándola por los hombros_-y procura ser más silenciosa o nos pillarán.

Acto seguido la agarró del brazo y tiró de ella con delicadeza para que lo acompañara.

-¿Qué haces? ¡Suéltame!-_protestó Serenna con enfado, pero Eros no se inmutó.

-¡Aggh! De verdad, eres como un jodido dolor de muelas-_soltó ya exasperado.

-¿Perdona?, Te recuerdo que yo estaba muy tranquila, así que la culpa es tuya ¿por qué no me dejas en paz de una vez?

-Bueno, ¡quizás tenía la absurda idea de que querías recuperar tu maldita camiseta!-_ repuso el chico.

-Ah...-_se quedó cortada Serenna_-es cierto, dámela entonces, y sigue tu camino.

-La cuestión es que no es tan fácil...tienes que venir conmigo, así que, te pediría tu colaboración y que mantuvieras esa boquita cerrada a menos que sea para besarme.

Serenna rodó los ojos ante el comentario de Eros y a regañadientes lo siguió. Ambos jóvenes se adentraron por pasillos que Serenna desconocía, y que fueron a dar al parking del recinto. A aquellas horas de la tarde pocos coches quedaban en dicho lugar. Serenna estaba algo desconcertada, pero pensó que quizás Eros tendría su camiseta en el coche, pero estaba equivocada. Se pararon frente a una preciosa Harley y Eros le tendió uno de los dos cascos que reposaban encima de la misma.

-Póntelo-_ordenó el chico.

-¿De qué vas? No me pienso montar en esa cosa-_Sentenció Serenna.

-Creía que ibas a ser una niña obediente ¿Sabes?

-Además, no me está permitido salir del recinto escolar-_volvió a increpar la castaña.

-¿Tú nunca te saltas las reglas? Venga...será divertido-_dijo Eros acercándose más a Serenna y susurrando con su voz ronca cerca de su rostro.

Notas finales:
Lo sé, me quedó corto, pero mejor corto que nada no?

Crees que vas a morir,pero solo quieres ser salvadaWhere stories live. Discover now