#3

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Amo los domingos, me encanta compartir con mi familia y liberar mi mente de todo el estrés acumulado en la semana. Personalmente, me gusta mucho salir con mis amigos, ya que prefiero pasar tiempo con ellos a estar en la casa sin hacer nada, pero precisamente hoy el día está oscuro y llueve afuera, así que decidí pasarlo en el cuarto mirando películas sola, ya que mis padres y mi pequeño hermano Tao estaban en la casa de mi abuela, como casi todos los domingos. 

 De pronto se me antojó algo dulce, así que me puse una campera de mi padre para no mojarme, la capucha era tan grande que servía incluso más que un paraguas. Las calles estaban desiertas, había comenzado a llover fuerte así que empecé a caminar más rápido para llegar a casa, ya que el supermercado estaba a unas cuantas cuadras de esta. A lo lejos pude divisar a una banda de chicos, eran unos ocho de ellos, maldiciendo y dándose empujones, iba a dar la vuelta para no toparme con ellos pero de repente una mano que tapó mi boca y me llevó detrás de los contenedores de basura. Quería gritar, estaba asustada, pero el imbécil no quitaba su mano y yo no tenía fuerza.

—Shh...Tranquila. —reconocí esa voz al instante —Soy yo. No grites.

—¿Hoseok? ¿Qué hacemos aquí? —le susurré.

—Nos escondemos.

— ¿De quién?

—No importa.

—Si importa, yo no debería estar escondiéndome. —él suspiró resignado.

—De esos chicos que viste. Si me agarran... ¡Bang! —yo abrí mis ojos como platos ante su expresión.

— ¿Quieren matarte?

—Algo así.

—Explícate. ¿Qué hiciste?

— ¿Podrías callarte?

—Ya, está bien.

Los chicos gritaban cosas sin sentido, entre otros insultos dirigidos a mi compañero, realmente daban miedo. No tenían unas caras muy amigables según pude ver desde lejos, pero sus voces eran aun más aterradoras. Hoseok me pidió que no me moviera o hablara, que era muy peligroso. Yo solo atiné a abrazarme a él con fuerza, sin embargo él no me correspondió. No me importó, sólo lo hacía para sentirme más tranquila y protegida.

—No puede haber ido tan lejos. —gritó uno de los orangutanes.

— ¿Crees que sigue por aquí?

—Seguramente sí.

—No tiene sentido, ya lo hubiéramos encontrado. —dijo otro.

— ¿Que tal detrás de esa basura? —mi corazón comenzó a latir con fuerza y apreté más el brazo del muchacho, haciendo que éste reaccionara y me tapara la boca con fuerza nuevamente.

—No tengas miedo. —me dijo él, claro, es fácil decirlo, él estaba acostumbrado a esto.

—El no es del tipo que se escondería, si estuviera aquí ya lo hubiésemos visto.

—Es verdad, Jonas tiene razón —interrumpió otro —Vámonos, estamos perdiendo el tiempo.

Luego de unos minutos los habíamos perdido de vista, Hoseok me soltó y me ayudó a pararme, las piernas me temblaban y no podía ni quería soltarme de él, él pareció entenderlo, así que no hizo nada para alejarme.

— ¿Estás bien? —me preguntó.

—S-si...

—Te acompaño a tu casa.

—N-no tienes porqué.

—Es solo precaución. — asentí rápidamente y entonces le mostré el camino a casa. Cuando llegamos a una parte más iluminada de la calle pude ver que tenía la cara lastimada, tenia pequeñas manchas que luego serían moretones, su labio inferior estaba sangrando y sus brazos estaban algo raspados. A él parecía no importarle, no se quejó en ningún momento, sin embargo yo no pude evitar preocuparme.

Nada Es Lo Que Parece (Wonho & Tu)Where stories live. Discover now