#36

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Estaba sorprendida, asustada, confundida, ¿cómo se suponía que iba a ayudarlo si ni siquiera podía responderle a esa persona? Me había quedado sin habla, sentía que el corazón se me saldría del pecho en cualquier momento, ya no era mi imaginación o una suposición con posibilidades de ser errada, Hoseok estaba en peligro y ahora tenía la confirmación.

— ¿Q-quién habla? ¿Quién eres?

— ¿Eso importa?

— ¿Qué le hiciste a Hoseok?

— Nada, por ahora. Voy a pasarte una dirección, vas a venir aquí.

— ¿Quién eres? — volví a preguntar.

— No vengas, por favor. — pude sentirlo gritar a lo lejos, al otro lado de la línea. Reconocía esa voz, era él, sentí que el alma me volvía al cuerpo, al menos sabía que estaba con vida, no iba a hacerle caso, tenía que ir.

— ¿Lo escuchaste?

— S-sí.

— No vas a volver a escucharlo si no vienes.

— No le hagas daño, por favor. — sollocé— Voy a ir, tenlo por seguro, pero no le hagas daño.

— Oye, tu chica es genial. — le dijo el maldito.

— Desgraciado. ______, no vengas, ¿entendiste? No voy a perdonarte si vienes.

— Que romántico, está arriesgando su vida por ti.

— No lo lastimes. — pedí con un hilo de voz.

— No voy a lastimarlo si te veo aquí, pero, ¿sabes una cosa?

— ¿Qué cosa?

— Tengo a dos de mis chicos apuntándole a la cabeza, deberías apurarte.

— ¡No! Iré allí ahora mismo, pero no hagan nada, por favor.

— Ven sola.

— De acuerdo. — dije firme, estaba decidida a arriesgarlo todo por él, no dejaría que nadie le hiciera daño, no me importaba el hecho de que él no quisiera perdonarme después de esto, debía asegurarme de que estaría bien.

El hombre que había tomado la llamada me pasó la dirección, según las chicas era muy lejos de la ciudad, me pidieron que no fuera, que avisara a la policía pero no podía hacer eso, sería poner en peligro la vida de Hoseok.

Tal y como había pedido, tome un taxi y me dirigí sola hacia ese lugar. Tenía miedo, estaba muy asustada, no sabía quiénes eran ni a que me enfrentaba, todo lo que sabía era que no dejaría que alguien lastimara al hombre que amo.

Hoseok jamás se había animado a contarme cual era ese trabajo que le daba tanta vergüenza realizar, podía imaginar miles de cosas, sin embargo, no podía imaginarlo siendo uno de ellos, mi mente se rehusaba a pensar que él había sido malo en algún momento, aunque su entorno intentara demostrarme lo contrario.

Para mí él era solo un chico bueno que había tomado malas decisiones en su vida, estaba segura de que tenía más de un motivo para haberlo hecho, él es un hombre tierno, cariñoso, que se preocupa más por los demás antes que por él mismo. Aunque incontables veces él se describía como una persona mala y sin sentimientos, me había demostrado lo contrario con sus acciones. A pesar de todas las advertencias que me hizo sobre sí mismo y de las muchas veces que intentó alejarse de mí, sabía que él y yo debíamos estar juntos, era lo que los dos más queríamos en el mundo, estar juntos y ser felices.

Llegué al lugar, era un taller de autos, un lugar casi abandonado. Tomé una gran bocanada de aire, me repetí a mí misma una y otra vez que debía ser valiente, tenía que ser valiente por él, por nosotros. Esto sería un capitulo corto y pasajero de nuestra larga vida juntos, me gustaba pensar eso, sería algo que tomaríamos como una anécdota algún día.

— No, no, no, no, no. — gritó Hoseok en cuanto me vio entrar. Él estaba sentado en una silla en el medio del lugar, estaba atado de pies y manos, estaba muy lastimado, su cara tenía varios moretones que parecían no ser recientes. Su cabeza estaba sangrando, seguramente se había ganado un golpe por intentar defenderme cuando hablamos.

No pude evitar las lágrimas, me partía el corazón verlo así, sentía que se estrujaba en mi pecho, como si alguien estuviera clavándome un puñal. El pasó por mucho estas dos semanas, y yo no había estado a su lado. Jamás me lo perdonaría, pero lo sacaría de aquí y arreglaría las cosas.

— Wow, hermosa. — dijo uno de los hombres, supuse que era quien había atendido la llamada, pues parecía ser quien estaba al mando.

Su cara y cuerpo estaban cubiertos de tatuajes, era alto y fuerte, su mirada me transmitía tanta maldad que me hubiera encogido de miedo, pero no lo hice, mi amor por Hoseok era más fuerte que todo.

— No te acerques a ella maldito asqueroso. — le gritó él, cuando el temerario hombre se acercó a mí y tomó mi cara.

— Es linda, muy linda.

— ______, ¿Por qué viniste? — preguntó entre gritos, estaba desesperado, pero yo también lo estaba, no me iría.

— No podía dejarte aquí. — dije y él comenzó a llorar, nunca lo había visto así, era realmente triste ver como su bonita cara estaba inundada por lágrimas, que no paraban de salir.

— Lo siento, lo siento mucho. — se disculpó agachando su cabeza.

— Tú no tienes la culpa de nada.

— Que lindos, me emocionan. — dijo el hombre a mi lado— Voy a darte un regalo por haber venido. — Soltó, y acarició mi cabeza, cosa que me dio mucho asco— Suéltenlo.

— Pero, Jonas...

— Que lo suelten. — les gritó a sus hombres, haciéndolos sobresaltar en sus lugares. Ellos hicieron lo que el pidió, y Hoseok corrió hacia mí, me abrazó fuerte contra su pecho y cayó sobre sus rodillas, estaba débil, seguramente ni siquiera lo habían alimentado bien.

— ¿Estás bien? — me preguntó tomando mi cara entre sus manos.

— Estaré bien cuando estemos fuera de aquí.

— No entiendes, no me dejaran ir. Tienes que irte sin mí, tienes que hacerlo, anda. Por favor. — pidió casi suplicándome.

— No lo haré, quiero estar a tu lado.

— No puedes, no podemos... Fue un error haberte dejado entrar en mi vida, no estarías aquí ahora si no fuera por mí.

— ¿Qué estás diciendo? — le grité desesperada— Jamás voy a arrepentirme de que estés en mi vida, no me importa lo que pase. — dije y él me besó, extrañaba tanto sus besos. Fue un beso corto pero muy significativo, lleno de amor, uno que nos demostraba cuanto nos amábamos y cuanto nos costaba estar separados.

— Maldita idiota. — me gritó Jonas— Te dije que no avisaras a la policía.

— Pero yo no...

— Voy a matarlos a ambos. — gritó furioso, Hoseok se ubicó delante de mí y me aplastó con su cuerpo para defenderme.

— Haz lo que quieras conmigo pero no la toques. — dijo en un tono amenazador. La policía entró en acción, eso descontrolo a Jonas, quien sacó un arma de su pantalón y comenzó a disparar al aire. Los oficiales intentaron negociar con él, pero estaba fuera de su mente, apuntó hacia nosotros y mi corazón se detuvo por unos momentos. ¿Sería capaz de disparar?

Supe que lo era cuando jaló el gatillo y sentí la sangre recorrer mis manos, no era mía, era de Hoseok, la bala lo había alcanzado.

Comenten mucho, pronto les traigo el siguiente capítulo :)

Nada Es Lo Que Parece (Wonho & Tu)Where stories live. Discover now