Nada Es Lo Que Parece (Wonho & Tu)

#33

Todo era increíble, no solo volvía a encontrarme con Hoseok después de meses sin vernos sino que me confesó que realmente me ama y, bueno, entre otras cosas que sucedieron.

El se encontraba a mi lado, recostado en mi pecho como si fuera el lugar más cómodo del mundo, abrazado a mi cintura como si nunca quisiera soltarme, y mirándome mientras esperaba una respuesta de mi parte.

A pesar de que lo había tenido todo de él yo deseaba mas, y no me refería a su cuerpo, me refería a todo él, necesitaba su presencia en mis días para poder ser feliz.

— ¿Estás bien? — le pregunté.

— ¿Yo?

— ¿Quién más sino?

— Déjame pensar. Estoy recostado sobre la mujer que amo, acabamos de hacer el amor y pretendo quedarme toda la noche con ella. ¿Así o mejor? — yo reí y golpeé su brazo, era muy cursi cuando se lo proponía.

— Eres muy tierno, pero no me refería a eso.

— ¿Entonces?

— Estabas muy mal la última vez que nos vimos, y estás delgado, muy delgado.

— ¿Estás criticándome?

— ¿Qué? ¡No!

— Entonces deja de preocuparte que yo estoy muy bien.

— Prométeme que estarás bien. — dije dándole mi dedo menique.

— Te lo prometo bonita, seré un cerdito si es lo que quieres. — rió.

— ¿Quieres bañarte primero? — él abrió los ojos— ¿Qué?

— Creí que íbamos a bañarnos juntos.

— ¿Qué? ¿Estás loco?

— Por ti nena.

— Deja los piropos para otro día y báñate. — él rió.

— De acuerdo. — dijo levantándose, el muchacho no tenia pudor, desfilaba desnudo por la habitación mientras buscaba su ropa.

— ¿Disfrutas pasear desnudo?

— Si, porque sé que me ves el trasero cuando lo hago. — respondió divertido, dándose la vuelta para darme un guiño.

— Es inevitable, vaya trasero que te cargas.

— Eso dices porque no viste el tuyo.

— Cállate, no hay comparación.

— Nena, ¿cómo te sientes?

— Genial, ¿y tú?

— No podría sentirme mejor. — sonrió— Hay un problema.

— ¿Qué problema? — él se quedó callado— Habla Hoseok, no me asustes.

— El problema es que estoy listo para hacerlo de nuevo. — dijo subiéndose encima de mi cuerpo.

(***)

Unos cuarenta y cinco minutos después ambos estábamos bañados, cambiados y listos para cenar. Hoseok no dejaba de seguirme a todas partes y comenzaba a ponerme nerviosa, realmente estaba desesperado por hablar de nosotros, y aunque en el pasado era lo que quería ahora me asustaba y me inquietaba. ¿Qué era eso tan importante que él quería decirme?

— ¿Podrías quedarte quieto?

— ¿Qué hice ahora?

— Estás de aquí para allá y me pones nerviosa.

— Solo quería ayudar. — se encogió de hombros.

— Solo siéntate, serviré la cena en unos minutos.