Liam.

46 3 0
                                    

Liam (20 de diciembre, 2003)

Bajé la ventanilla del coche — ignorando las quejas de papá y mamá, ya que tanta carretera había comenzado a marearme, odiaba con todo mi ser los largos viajes en coche.

Dos días atrás, me habían anunciado que nos cambiaríamos de ciudad ya que mi mamá había conseguido un nuevo trabajo. A decir verdad, no me mostré muy disconforme con ello, ya que estábamos muy unidos y las decisiones que tomaban eran siempre las correctas, yo insistía que éramos algo como "Los Vengadores de Columbus", por nuestro buen trabajo en equipo.

Papá de seguro que sería Hulk.

En Portland, Oregon, estaba nuestro nuevo hogar, y no podía tener más ganas para investigar aquel lugar. Crucé los dedos deseando que nuestra travesía de tres días en coche recorriendo casi todo Estados Unidos, mereciese la pena. Y con una sonrisa, soñando con todo lo que me había imaginado, cerré los ojos y puede que durmiese un par de horas, ya que lo siguiente que recuerdo es a mi madre sacudiéndome, avisando que ya estábamos allí.

—Liam, cariño, ya estamos aquí — susurró mi madre— Yo que tú correría porque hay una habitación de superhéroes muy bonita y papá está pensando en quedársela...

Abrí mis ojos, me quité el cinturón y tomé la mano de mi madre, insistiendo en que me guiase a aquel dormitorio, no iba a aceptar que mi padre se quedase con lo mejor de la casa.

La vivienda era muy bonita; pequeña y muy acogedora. Éramos tres en la familia así que no necesitábamos una mansión para vivir— aunque reconozco que pasar unos días en casa del señor Tony Stark, estaría genial.

—¡Esto es impresionante!— grité al entrar en la que sería mi nueva habitación (porque sino echaría a mi padre a patadas).

La colcha tenía pequeños dibujos de Spiderman y la temática en sí del cuarto estaba relacionada con absolutamente todo lo que me gustaba. Le di gracias a mis padres ya que estaba seguro que todo esto lo habían decorado ellos, y pasamos toda la tarde descargando el resto de cajas que el camión de la mudanza no había traído.

—¡Oye, Liam!— miré a mi padre con una sonrisa— Creo que los vecinos tienen un hijo de tu edad, me parece haberle visto corriendo por el porche delantero de la casa.

Puse mi mano en mi barbilla, pensativo.

¿Eso significaría que tendría un amigo nuevo? ¡Ya sabía, él iba a ser mi mejor amigo!

—¿Puedo ir a verle?— ojalá me dejasen, ojalá me dejasen.

La respuesta fue negativa ya que teníamos que preparar la cena, y por mucho que me gustase la pizza, no podía dejar de pensar en nuestro vecino, tenía que hacer lo que fuera para que acabase siendo mi mejor amigo, ya que a mis cinco años nunca había tenido a un compañero inseparable.

A pesar de mi corta edad, quería saber como se sentía que alguien fuese el Spiderman de mi Ironman, quería saber cómo se sentía tener a alguien con quién jugar con mis muñecos de acción ya que papá no es el mejor imitando las voces de los Guardianes de la Galaxia, alguien con quien leer mis cómics, o incluso enseñarle esos poemas que llevo escondiendo de mamá ya que me da vergüenza leérselos. Quería a alguien a quien poderle contar lo mucho que me apasionaba el arte y lo que deseaba aprender tocar a la guitarra, quería formar un grupo y viajar por todo el mundo como auténticos rockeros.

Necesitaba hacer que funcionase.

—Ya he terminado, ¡estaba riquísimo! —exclamé con la boca llena.— Ahora me voy a mi habitación que tengo que planear algo...

Mis padres me miraron extrañados, y comencé a subir las escaleras enérgicamente.

—¿A quién quieres detener ahora?— gritó mi padre desde la planta baja.

Eso me hizo pensar.

¿Acaso debía atar a mi vecino a un poste y obligarle a ser mi amigo como Escorpión lo hizo con la tía de Peter Parker para que liberara a Osborn de la prisión?

Todo esto omitiendo la parte en la que fue muy violento y no quería que fuese su amiga para nada, ya que solo quería información para...

Tengo que dejar de leer cómics.

—¡No se me ocurre ningún plan!—con los ojos cerrados, murmuré, mientras me recostaba en mi cama.

¿Debía invitarle a jugar a casa? ¡Pero cómo le haré entender de que no me gusta el fútbol! Seguro que acabará huyendo ya que es muy raro que un chico de mi edad no sueñe con ser Cristiano Ronaldo o Messi... Descartado, me niego a explicarle lo mucho que odio ese deporte y lo prepotente que me parece la gente que lo juega y lo ve, cómo había dicho, definitivamente descartado.

Miré hacia el techo buscando por inspiración, pensando en nuevos planes pero descartándolos por lo absurdos que me parecían...

Uno; no podía colarme en su casa, probablemente pensaría que soy un loco y por ende eso significaba que no sería mi amigo.

Dos; podía hacer un pastel y llevárselo para darle la bienvenida (aunque en todo caso sería lo contrario, ya que nosotros éramos los nuevos en el vecindario), pero tampoco me convenció mucho ya que mamá dice que soy una bomba en la cocina, ya que todo lo que preparo hace que tu estómago se revuelva, y que tengas que ir al baño cada hora del día por una semana entera.

Me empeño en decirle en que cocino así para aprender a infiltrarme en el enemigo y envenenarle, y por eso ella suele insistir en que me limite solo a colocar los cubiertos en la mesa.

—¿Por qué todo es tan difícil, Tony, compañero fiel?— tomé mi muñeco de acción el cual hablaba si pulsabas un botón en su espalda.

"Esto será como encontrar una aguja en el pajar más grande de todo el planeta... ¡Afortunadamente traje un imán!", me sorprendí al ver la profunda respuesta que me había dado la figura interactiva.

—¿Pero qué pasa si no puedo controlar el miedo de conocer nuevas personas, dónde puedo encontrar mi imán?— le pregunté mirándolo fijamente.

"Soy Tony Stark. Construyo cosas maravillosas, tengo una chica genial, ocasionalmente salvo el mundo. ¿Por qué no puedo dormir?", rodé los ojos al ver que no estaba metido en la conversación y fui a dejarlo en su lugar, ahí fue cuando me di cuenta de que había una ventana en mi habitación.

Quité las cortinas de en medio, quería saber que vistas tenía desde mi habitación, y vaya que si me sorprendí al abrir la ventana, daba justo a la habitación de mi futuro amigo.

¿Cómo sabía eso? Él estaba sentado en el alféizar de su ventana con... ¿Eso era una figura interactiva de Spiderman? ¡Que alguien me pellizque por favor, lo hemos encontrado! Le saludé enérgicamente agitando mi figura de Iron Man, la cual aun tenía en mi mano y él me devolvió una sonrisa antes de entrar en su habitación.

Afortunadamente, algo me decía que ese imán ya no me iba a hacer falta.

FLORENCE -la historia de Flo y LiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora