Liam.

13 0 0
                                    

Liam (8 de mayo, 2010)

Hoy Flo no daba señales de vida y eso realmente me estaba molestando. Hoy iba a ser nuestra primera práctica como duo y a ella le había parecido fantástico eso de desaparecer sin decirme nada, ahora sí que sí no voy a dejar que la banda se llame "Florence", no se lo merece.

—¡Mamá, voy a sacar a Happy, vuelvo en un rato!— escuché como me daba permiso (con la condición de que tirase la basura) y llamé a la cría de Beagle que habíamos rescatado de un refugio hace varios meses ya.

Happy empezó a dar saltos a mi lado y yo empecé a reírme a carcajadas.— Si vas a estar así de emocionado tendré que ponerte la correa, compañero.

Como si me hubiese entendido se quedó quieto y empezó a caminar a mi lado, despacio.

—¡Chico listo!— le acaricié y cerré la puerta, no sin antes coger las bolsas de basura.

El camino hacia los contenedores que había en nuestro barrio no era muy largo, de hecho en menos de cinco minutos ya había tirado las pesadas bolsas y me encontraba jugando a las carreras con Happy. Cuando estaba algo cansado me senté en el bordillo de la acera y mi amigo se sentó a mi lado mirando al frente.

Miré mi reloj digital el cual me decía que ya eran las diez de la noche, fui a levantarme hasta que vi que Happy había salido corriendo hacia la acera de enfrente, ¿y si venía algún coche?

—¡Happy, ven aquí!— preocupado, corrí tras él, y un coche tocó el claxon.

Deberías haber mirado, Liam.

Me disculpé y cuando fui a mirar, Happy había desaparecido.

¡Él nunca salía corriendo, nunca se había separado de mí!

Me recorrí todo el barrio, llamando puerta por puerta, preguntando a todas las personas que encontraba que si habían visto a una cría marrón de Beagle. Pero desgraciadamente todas las respuestas que recibía eran negativas.

¿Acaso le habrían atropellado? Tragué saliva de solo pensarlo, en este poco tiempo que he estado con él, nos habíamos vuelto inseparables y no podía ni imaginar que sería de mí al encontrarlo en la mitad de la carretera con sus ojitos cerrados...

—¿Qué haces por aquí? ¿Acaso Liam, el chico que dice ser tan fuerte, está llorando?

Elisa.

—Elisa, sé que no nos llevamos muy bien pero he perdido a Happy, mi cachorro de la raza Beagle... —murmuré desolado.— Dime que lo has visto, por favor...

Ella abrió sus brazos para darme un abrazo, intentando consolarme. Me sentí extraño, nunca

había tenido contacto tan cercano con una chica y para ser sincero, era muy... raro.

—Busquemos a Happy juntos ¿vale?— me sonrió y tomó mi mano.

La miré extrañado, ¿por qué estaba siendo así conmigo? Siempre la he tratado muy mal debido a su comportamiento respecto a Flo...

—¿Por qué me ayudas?— no sabía sin confiar del todo en ella.

Me miró fijamente y esbozó una pequeña sonrisa.— Puedo notar lo mucho que quieres a Happy ¿verdad?

Volví mi mirada a mis pies de nuevo, Happy era una de las cosas más importantes en mi vida, además de mis papás, mis amigos y Florence, mi mejor amiga (de la cual seguía sin saber donde estaba). Junto a Elisa volvimos a recorrer el barrio al completo, pero cada vez estaba más oscuro y teníamos menos posibilidades de encontrarle.

—¡Happy, pequeño, ven!— grité lo más fuerte que pude.

Elisa también se estaba dejando la garganta, al parecer quería ayudarme de verdad.— ¡Happy, donde sea que estés, ven!

Suspiré, me iba a rendir, me iba a dar por vencido. Seguro que Happy estaba muy lejos de aquí, seguro que hubo algo que le asustó y le impidió volver.

—Un momento... ¿Estará en el parque, Liam?

¡Claro, cómo no pude haber ido a mirar al parque! El parque se encontraba a las afueras del barrio, pero a Happy y a mí nos encantaba ir a jugar allí ya que contaba con una explanada muy grande en la que podíamos correr y jugar a lanzar la pelota a nuestras anchas.

—¡Vamos!— le di la mano a Elisa y empezamos a correr hacia allí.

Mientras caminábamos, me dediqué a pensar. ¿Había Elisa cambiado realmente? Si ella era así ahora no me importaría ser su amigo. De hecho se estaba portando genial y estaba ignorando todos los malos comentarios que le he estado haciendo a lo largo de los años.

Tenía que contarle a Flo que ella era una buena persona ahora.

—¿Por qué este cambio tan repentino?— pregunté mientras seguíamos corriendo.

Ella se encogió de hombros.— ¿Por qué no?

Me hizo gracia su respuesta así que una risita se escapó de mis labios, paré de correr y Elisa me miró extrañada.

—¿Por qué te paras ahora, Liam? Nos falta poco para llegar...

Le miré fijamente, para ser sinceros, Elisa era preciosa.

Su cabello castaño ondulado hacía que sus ojos miel resaltasen mucho de su rostro y su nariz respingona le hacía ver adorable... ¿Acaso yo estaba diciendo esto de una chica?

Flo también tiene la nariz así...

Que le den a Florence y a su bonita nariz, por su culpa Happy se ha perdido. Si hubiese dado señales de vida estaría con ella practicando aquella canción que tanto me había costado componer... Cuando llegase a casa la rompería, aquella canción ya no tenía significado.

—Liam, ¿me estás escuchando?

Sacudí mi cabeza.— ¡Sí, vayamos al parque, lo siento!

Rápidamente, volví a unir nuestras manos y emprendimos nuestro camino hacia el parque de nuevo, solo deseaba que Happy estuviese allí, para volver a casa y leer cómics tendido en mi cama junto a él.

El parque estaba totalmente vacío a excepción de un chico y una chica, ambos sentados en un banco abrazados. Honestamente, hacían una bonita pareja...

¡Liam, para ya, qué te pasa con las chicas y el amor!

—Oye, —me giré al oír la voz de Elisa.— ¿esos no son tus amigos?

¿Qué amigos? ¡Si yo no tenía ninguna chica por amig...!

—¿Flo?— murmuré sorprendido.

Escondido tras los árboles me acerqué más a ellos para ver sus rostros de cerca, dejando a Elisa detrás. Efectivamente, era Florence, ella y ¿Ed? se encontraban acurrucados y con mi cachorro en sus pies. Todo era muy extraño, yo...

¿Acaso llevaba puesta la sudadera de Ed? Algo me recorrió por dentro al verlos así, y encima de todo tenían a Happy.

Debí de haberme dado cuenta de que si Happy no estaba conmigo estaba con Florence, el pequeño se había acostumbrado a eso... Quizás encontró su olor y la siguió hasta aquí...

Sin saber por qué, sintiéndome algo derrotado, volví a casa sintiendo que esta vez el único que regresaría iba a ser Happy.

***

¡OH NO! 
La confusión que tienen ambos es grandes, son como yo a la hora de quedar (se me suele olvidar o simplemente no voy porque no tengo ganas).

Bueno, caracoles, ahora subo otro porque hoy estoy inspirada.

Adeu cosillas.

nos leemos, 

mimi x

FLORENCE -la historia de Flo y LiamWhere stories live. Discover now