Pasado

3.9K 562 180
                                    

Lance envolvió a Keith con su chaqueta y se encargó de terminar las tareas en la floristería. Cerró antes de lo previsto, pero Lotor no volvería ya ese día, por lo que no sería un problema. Se acercó a Keith y frotó con suavidad sus manos por sus brazos para darle calor. El pequeño miraba el suelo sin decir nada. Había llegado a un punto en el que no tenía fuerzas para nada. Quería desaparecer, volar lejos de allí y no tener que ver jamás a nadie. Bueno, tal vez a Lance sí.

-Ya esta. Nos vamos.-dijo serio como nunca antes lo había visto. Cogió las cosas de Keith y las cargó en su hombro. Después, sin pensarlo le cogió de la mano y lo llevó fuera.

Keith no rechistó. En otra situación ir de la mano de Lance le habría provocado una terrible vergüenza, pero esta vez era como si no quedasen emociones en él. Todo daba ya igual. Con la capucha de su chaqueta podía esconderse para que no vieran sus cardenales, algo que le preocupaba.

Una vez fuera, soltaron sus manos comenzaron a andar. El corazón de Lance no paraba de gritar cada vez que miraba de reojo al pelinegro. No parecía él.

Trató de contener su ira, pero la rabia en su interior crecía cada segundo. ¿Cómo se había atrevido a tocar a ese chico? Tenía que saber que estaba ocurriendo y para ello tendría que interrogar a Keith, aunque no fuera el mejor momento. 

Keith parecía mirar a todos lados, asustado por que lo estuviesen siguiendo. Iba a paso acelerado aunque sintiera dolor en su trasero. No quería que Lotor lo viera con Lance. Imágenes terribles comenzaron a llegar a su mente. ¿Y si les había dejado solos para ver si se iban juntos? ¿Y si estaba espiándolos ahora mismo? ¿Sería capaz de cumplir todas las amenazas a Lance? Recordó que hasta había dicho que quería matarlo .

Se quedó quieto, presa por el pánico. Sentía como si los ojos de Lotor lo siguieran a todas partes. No lo dejaría escapar nunca. No podía huir de él, y ahora arrastraría a Lance.

-Eh.- Lance se giró hacia él.- No hay nadie siguiéndonos.-pero Keith seguía paranoico. ¿Y si ahora le hacía lo mismo a Lance? La ansiedad comenzó a brotar en su pecho. Le costaba respirar.- ¿Keith? -lo agarró por los hombros.- Mírame. Tienes que tranquilizarte.-la gente los empezó a mirar.- Keith. Keith por favor.

Lance puso sus manos sobre los oídos de Keith y apoyó al frente sobre la de él, sujetando su cabeza para que dejase de mirar hacia todos lados. Quería que se concentrase en él, y olvidase el resto. El pelinegro se agarró tembloroso a los brazos de Lance y fijó su mirada en los ojos castaños del moreno. Poco a poco, se relajó perdido en la mirada de ese chico. Sus manos le negaban los sonidos del tráfico y de la calle, lo que le produjo paz. Lance era hermoso.

-Bien, vamos.-dijo Lance soltándolo con suavidad al ver que se calmaba. Pero Keith lo agarró de la muñeca en cuanto lo hizo. 

-No me sueltes...-murmuró asustado, con los ojos vidriosos.  Lance gritó por dentro al verlo. Lo cogió de la mano y tiró de él con delicadeza para hacerlo andar.

-Nunca lo haré.  

Consiguió llevarlo hasta su piso. Al subir, encendió la calefacción y fue a por ropa limpia, la de Keith era aun la del día anterior. No había pasado por casa, lo que significaba que toda la noche había estado con Lotor. Lance se temía lo peor. A juzgar por sus heridas, y ver que le dolía al caminar, Lotor habría abusado de Keith.

-Voy a prepararte la bañera para que te laves, ¿vale?-susurró sacando toallas. Pensó que le gustaría quitarse toda la esencia que Lotor habría dejado por su cuerpo.

El pelinegro seguía inmóvil en la puerta. Lance se acercó a él y lo abrazó, pasando su mano con cuidado por su pelo.

- Keith... si es necesario, podemos ir a un hospital... me estas preocupando mucho...

La Floristería [Klance]Where stories live. Discover now