Sueños

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Keith se abrazó al torso de Lance y hundió su cara en el cuello moreno del chico. Lo echaba de menos cada célula de su cuerpo. Dejó que lo arrastrara con él hasta su piso y se apoyó en el respaldo del sofá. Una vez más, Lance había conseguido calmarlo con tan sólo sostenerlo entre sus brazos. 

-Vamos...-con suavidad le dio el pijama limpio que estaba al lado del radiador.- Seguro que esta caliente, póntelo y ve a dormir.

Keith tomó la ropa, pero se quedó en el salón esperando a su peluche. Lance le sonrió con dulzura mientras preparaba dos chocolates calientes para que empezara con las pastillas.

-Toma.-se las dio.- Tómatelas.-le acarició la mejilla. - Voy a dar el aviso a la policía. Ve al cuarto y descansa. -no quería dar el aviso con él delante, mejor si descansaba.

-¿Vendrás?-susurró tomando su vaso de cacao comenzando a tomar las pastillas.

-Iré ahora mismo.-sonrió.

Keith se fue al cuarto y abrió la cama metiéndose en ella. Miraba la puerta sin apenas pestañear, esperando. ¿Estaba bien pedirle eso cuando semanas atrás lo había dejado? En realidad no quería estar sin él. Era muy complicado. Echaba en falta sus mimos... sus besos por la espalda y sus abrazos. Echaba en falta caminar de la mano por la calle... lo echaba en falta todo. ¿Hasta que punto podía marearlo así y encima solicitar su atención? Tal vez estaba comportándose mal. 

-Bien, ya esta arreglado.-dijo el moreno entrando al cuarto. - Estarán pendientes por si ven algo y... -paró de hablar al notar como Keith tiraba de él para atraerlo a la cama.

-Ven...-susurró con la voz más angelical del mundo.

Lance se sonrojó al notar sus frías manos en sus brazos. Menos mal que sólo estaba la luz de la mesilla y no podía verlo bien, seguro que tenía cara de idiota embobado. Keith se mordió el labio y puso las manos en la cintura de Lance. 

Tiró de él haciendo que apoyase las rodillas en la cama. Se incorporó y con su habitual timidez pasó los brazos a su alrededor. Después lo guío con sus manos  y lo tumbó sobre él en la cama. Lance estaba casi en estado de shock. Estaba nervioso como una chiquilla enamorada cuando habla con el chico que le gusta, incluso le temblaron los brazos al apoyarlos a cada lado de los hombros de Keith.

El corazón de ambos iba rápido. Había tantas cosas que querían decir y hacerse. Una corta distancia separaba sus rostros iluminados por la tenue luz de la mesilla. Podían sentir la respiración del otro acariciándolos y sumergiéndolos en un mundo de quizás y esperanzas.

-Keith... -susurró Lance al notar como el pelinegro colaba su mano por debajo de la camiseta de Lance, apoyándola en su espalda. 

-Shhh... no digas nada... -cayó al chico colocando su dedo índice sobre sus labios. Keith cerró los ojos y continuó acariciando la espalda del moreno, subiéndole la camiseta lentamente. Estaba tan caliente y era tan suave su piel...

Abrió los ojos y se mordió el labio al ver el torso de Lance al descubierto. Quería más. Desde que su "ex-novio" (si es que podía llamar a Lance así) lo había tocado aquella vez en la cocina casi un mes atrás no había vuelto a tener apetito sexual, ni siquiera para darse placer a sí mismo. 

Lance no se movía. No por que no quisiera, lo estaba deseando. Pero no quería cagarla de nuevo. Sólo seguiría los movimientos de Keith, sin sobrepasarse. Aunque algo estaba claro, no podría contener más su erección si Keith se ponía tan sensual con él.

-Apóyate en mí...-susurró Keith quitándose la camiseta. Lance obedeció bajando su pecho desnudo y juntándolo con el de él. . Mierda, ¿por qué era tan débil ante Keith? - Mírame...-susurró el pelinegro al ver que Lance lo evitaba tomando su rostro entre sus manos.

La Floristería [Klance]Where stories live. Discover now