"Si"

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-Uh...-observó a un pequeño gatito negro con una mancha blanca en la frente.- Hola pequeñín...

Se sintió algo idiota la hablarle a un gato que obviamente no lo entendía. Pero verlo ahí tirado y con el pelo mojado y lleno de barro le hizo querer abrazarlo. Con cuidado, acercó las manos hacia él para cogerlo. Su primera reacción fue enfadarse y tratar de arañar sus dedos, pero Keith insistió hasta tomarlo entre ellas para sacarlo de ahí.

El pequeñín se resistía.

-Eh, venga... no te voy a hacer daño, tontorrón.- dijo arqueando la ceja. Después comenzó a acariciarle suavemente la cabeza hasta que se calmó. - ¿Ya confías en mi? -sonrió feliz al verlo tranquilo en sus manos. Parecía gustarle el calor que desprendían.

Aquello le hizo recordar el pasado, cuando Lance y él se conocieron.
Recordaba las cosas tan horribles que le había dicho en la tienda, defendiéndose de alguien que trataba de ayudarlo. Finalmente , había acabado confiando en él hasta el punto de quererlo....

Quererlo.

Si, lo quería.

Pensó en la llamada de esa mañana. Había quedado con una chica para comer. Las dudas lo inundaban. Realmente se merecía que Lance lo dejase atrás y buscara a alguien que le pudiera hacer feliz. No podía impedirle aquello.

Pero...

Quería ser él esa persona.

Tomó aire y decidió volver a casa.

¿Podía vencer todos sus miedos del pasado y emprender de nuevo su viaje con Lance?

-Hola...-abrió la puerta. Con desconfianza.

-Has tardado mucho.-dijo Lance que estaba ya listo para salir. Parecía haberse preocupado por la espera.

-Si... lo siento. -miró el reloj. Había ido muy lejos corriendo y al volver andando se había hecho tarde.

Lance observó al pelinegro. Conocía esa mirada. Esos ojos cargados de inseguridad y a punto del llanto.

-¿Qué ocurre?-se acercó hasta él. Conocía a Keith, algo andaba mal en su cabeza.

-Nada. -se encogió se hombros. - Bue... bueno si... una cosa.

-¿El qué es?

- Eh... quiero tener un gato.

-¿Gato?

-Si.-torció los labios.

-Bue-bueno... me gustan los gatos, aunque es algo repentino. -se rascó la mejilla.- supongo que no hay ningún problema...

-Bien.-se quitó la mochila y sacó al pequeño gatito. Lo tomo entre sus manos y lo puso frente a Lance.- Se llama Shiro.

-¿Y si te llego a decir que no?-dijo riendo para acercar su mano al pequeñín, que atrapó su dedo con sus patas.- Me gusta.-después levantó la vista hacia Keith. Sus ojos seguían vacíos.- Keith.... -susurró haciendo que el chico volviera en sí.

-Estoy cansado - dijo dejando al gato en el sofá.- Y sudado, tendría que ducharme. -se quitó la chaqueta para quedar en una fina camiseta negra de tirantes y los shorts. Lance tuvo que forzarse para apartar la mirada de él. Tras estirarse, caminó hacia la puerta del baño. - Pásalo bien en la comida.

Lance se quedó sólo en el salón. No le había gustado aquel tono. No por que fuera malo, al revés. Parecía que de verdad quería que se fuera y lo pasara bien allí, que se divirtiera. Sospechaba que Keith tenían aun un concepto erróneo de todo lo que sucedía.

La Floristería [Klance]Where stories live. Discover now