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Estúpido uniforme. Estúpido lunes. Estúpida taquilla. Estúpidos corredores. Estúpidos adolescentes. Estúpidos maestros. Estúpido director Lincoln. Estúpida la hora en la a mi madre se le ocurrió que sería bueno retomar las clases. Estúpido 'The Hayfield School'. ¿Por qué precisamente aquí? Simplemente estúpido.

Intento abrir la que ahora será mi taquila, pero está atorada. Continúo girando la manija floja. Bonita taquilla la que me han asignado. Doy un pequeño golpe y ésta se abre. Que mal, podría haber tomado esto como excusa para marcharme a casa. Sentarme frente al televisor, mientras leo mi libro favorito, bebiendo una taza de chocolate con una pajita. Pero eso dejó de pasar cuando mi madre me obligó a retomar las clases. Por desgracia, hoy.

Supongo que se estarán preguntando, qué es de mi vida. Bien, no hay mucho que contar. Soy una adolescente de diesiciete, padesco de LLA. Vivo en un pequeño departamento en el centro de la ciudad de Londres al que nos mudamos radicalmente después del fallecimiento de mi padre. Hoy es mi primer - y desagradable - día de institutudo, por consiguiente todos me miran con desagrado. Pero no por ser 'la nueva chica', más bien, 'la nueva chica con un corte fuera, desalíneada, y con pésimo gusto por la moda'. Pero, ¿Qué más da? No vengo a socializar. Por lo menos ese no es mi plan. A diferencia de mi madre. Para ella es fácil decirlo, cuando no tienes una enfermedad que te consume. Además, no conozco a alguien lo suficientemnte bien para establecer una amistad. Y aunque así fuése, ¿Qué le diría? Tal vez;

- Hola soy Alice, sí, la que está fuera y desalíneada, la que todos

miran mal, la que está aquí por culpa de su mamá y la Dra. Grace

, ¿Porqué no vienes a mi departamento y bebemos chocolate con pajita? Oh, lo olvidaba, tengo cáncer -

Sería un desastre.

En mi camino por el corredor veo gente, y ellos me observan a mí. Algunos de ellos son conocidos de secundaria. Como Jack Parnell, antes un jugador de tennis, con poca experiencia en chicas. Apenas crucé palabras con él. Ahora, viste de negro con chicas adorándolo. O tal vez Kaitlyn, nunca hablamos. Solía ser la novia de Chuck Cowell, jugador estrella de Fútbol américano. También está Margared, la antigua capítana del equipo de ajédrez. La recordaba con lentes y espinillas. Ahora viste faldas y tacones. La última vez que la ví, fue en el supermercado. Acompañé a mamá por las compras, y la ví en el área de los vegetales con ofertas. Apenas cruzamos palabras.

- Alice - saludó.

- Margared - respondí.

- Sólo Magui - corrigió.

Y eso fue todo. No la volví a ver hasta ahora, liándose con un chico en el corredor. Pobre chica.

Me pregunto, ¿Cómo se sentirá que un chico te 'bese' de ésa anera? La chica debe sentirse deseada, pero, ¿Qué hay de él? Tal vez sólo querrá enrrollar su lengua víperina en su zona búcal y enrroscar sus manos en su esbelto cuerpo.

Una de las desventajas de pasar por lo corredores de Hayfield, es el cruzar con...

- Penn - Me ignoró. Siguió su camino. Pero no iba sola. Ella nunaca iba sola. Sostenía del brazo de un chico. Su novio, Ryan. No es que desde la última vez que la ví, tuviera al mismo chico, no. Lo sé porque lo hizo público en su cuenta social. Donde todos hacen saber su miserable vida, con el fín de llamar la atención de gente marginada y sin vida social. Como una manera de mantenerlos distraídos de su apestosa vida, mientras lee de lo que goza otra. Pero no la leí por que no tenga vida social, que no la tengo, pero igual no leo sobre su vida miserable, más bien, porque aunque no lo crean, aún tengo su página.

Llegué al aula en la que comenzaría mi primera clase. Y por supuesto estabá sola. Y digo por supuesto, porque, a no ser que fuera yo, ¿Quién querría entrar temprano al aula, podiendo hacee vida fuera? Aunque, seamos realistas, en un instituto como éste, ¿Quién haría una vida? Yo no.

Camino por los angostos

'pasillos' que hay entre un púpitre y otro. Tomo asiento en el penúltimo púpitre. Un bar de minutos, y un trío de chicas entran chillando.

- Lo sé, pero me rehúse - chilló la pelirroja.

- Debiste aceptarlo - le chilló la rubia.

Tomaron asiento detrás de mí. Supuse que comenzaron a maquillarse y perfumarse, porque un desagradable olor a Jazmín y perfume barato, contamimó el ambiente. Mi garganta picó y comencé a tóser. Debí obtener un color camercí, porque siempre lo hago. Una de ellas, no logré ver quien, susurró algo, pero no estoy segura qué. Era algo así como;

- ¿Ya vieron? - Y pronto comenzaron a reir. No creo que lo hayan hecho por verme tóser, así que ordené a mi cuerpo dejar de hacerlo y girarme para averiguarlo. Intentaron dejar de reir. La trigueña se cubrió los labios exágeradamente y las otras dos comenzaron a tocar su cabello. La pelirroja tiró de un mechón y las tres estallaron de risa. Y entendí. Entendí el por qué de su burla.

Ésta mañana desperté con la sensación de que algo iba mal. Y acerté. Había muchos cabellos en mi almohada. Un detestable mechón había caído de mi detestable cabeza, dejando un pequeño circulo calvo.

Cuando hablé con la Dra. Grace, ella había mencionado que esto pasaría, pero no de ésta manera. Es por eso que decidí cortar la melena hace tiempo, al comienzo de mis Químioterapias. También mencionó algo sobre que en cierto tiempo mi cuero cabelludo estaría más sensible a causa de éstas. Y ése tiempo es ahora.

Sabía que sería mala idea venir sin mi pequeño gorro Grisáceo. Mamá tenía que insistir. Pero ya no más.

Repito: Estúpidos adolescentes.

Al otro lado del cieloحيث تعيش القصص. اكتشف الآن