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En un rápido movimiento me incorporé sobre las finas sábanas que cubrían mi alcoba rosada. Mi respiración era agitada y cada vez más pesada. Mi rostro y parte de mi dorso se encontraba asquerosamente sudados. Una ráfaga de viento golpeó mi rostro, enviando escalofríos por mi espina dorsal. Retiré las sábanas y posicioné mis pies desnudos sobre la fría madera púlida. Unas gotas resbalaban por el gran ventanal, la noche era fría y al parecer una tormenta estába en su punto. Mi cuerpo aún no dejaba de sudar frío, y además, el terrible dolor bajo mis costillas se hacía cada vez más punsante. Un frío líquido brotó de mi afinada nariz. Dí largas sácadas hasta el cuarto de baño y encendí la lámparilla. Fuero un para de segundos los que quedé segada por la repentina luz de ésta misma. Frente a mí, una chica pálida desalíneada, ojerosa, con el cabello desordenado y un líquido carmecí brotandole de la pequeña y afínada nariz, era quien se encontraba frente a mí. Giré la manija del lavabo y dejé que gotas salpicaran mi rostro Enjuagué éste mismo, pero la hemorragía no cesaba. Tomé un par de toallas e intenté detenerla.

Dolorosa.

Así se resumía mi despertar.

Como había predicho, mamá no se enteró de mi papeleta. Charlie hizo un buen trabajo.

- ¿Seguro que todo está en orden cariño?

- Seguro - mamá se había empeñado en traerme ella misma a

"Gofito" . Me negué rotundamente debido a su "peculiar" manera de conducir. Retiré el cinturon de seguridad y me despedí de mamá con un beso en la mejilla. - Nos vemos más tarde. Divisé a Scott trotando hacia nosotras.

- Alice - Su voz sonaba aún más ronca que la última vez y la amplia sonrisa estába plasmada en sus rosados labios.

- Scott - Le dediqué una sonrisa. Alguien carraspeó detrás de

nosotros. - Cierto, Scott, ella es Rachel, mi madre. Madre, él es Scott...

- Su compañero y ahora amigo de Alice. Un gusto Señora Green - Se apresuró a presentarce. Extendió su brazo y tomó la mano de mi madre en forma de saludo.

- Un gusto Scott. Alice no me había hablado de tí - Diablos, aquí va.

- Lo olvidé - parecieron ignorarme.

- Será porque apenas nos conocimos antier en...

- ¡Lo olvidaba! - Le corté antes de que siguiera hablando y mencionara el que estuvimos en detención - Mamá, tenemos que... - Señalé el gran edificio frente nosotros.

- Oh, claro, craiño. ¡Que se diviertan! Un gusto, Scott -

- El gusto es mío señora Green. - Dió contacto y salió del aparcamiento. Tomé a Scott del brazo y lo jalé hasta la entrada. Una vez lejos del alcance de mamá le solté.

- Es agradable.

- No lo es. - Y cuando creí que mamá se había ido, gritó desde el interior del coche.

- ¡Alice, no olvides tus medicinas! - Oh, no. Ella no había dicho éso. Cabizbaja seguí caminando. Traté de esquivar la mirda confusa de Scott, pero éste se posicionó frente a mí, impidiendome el paso.

- ¿Medicinas?

- Algo sin importancia. - Me encogí de hombros. Pero su rostro no dejó aquella expresión de preocupación y su entrecejo fruncido. Estoy segura que mis excusas no lo convencieron.

- ¿Gripe?

- Algo así. - Le didiqué una sonrisa y él no dudó devolverla.

Era adorable. No había duda, Scott era homosexual.

[* * *]

Y aquí iba de nuevo. Detención. Con mi segunda papeleta en mano.

Charlie me mataría.

- Lo siento. - A falta de concentración, mi distracción salió sin filtro. Había chocado con un chico cabeza y media más alto que yo.

- Descuida. - No fue hasta que me miró que me percaté de sus ojos. Verdes. No, no. Azules. Espera, uno verde y otro azul. Bicolor.

Grandioso.

Poseía un cabello azábache, tez blanca y unos brazos en forma que sostenía mis caderas para evitar que cayera. Retiré sus brazos de mí y cogí la papeleta que ahora reposaba en el piso. Reacomodé mi mochila sobre mi hombro y me dispuse a seguir mi camino, no sin antes susurrar un "gracias", sin respuesta alguna.

Nota mental: No distraerme más. No para caer sobre un sobre un chico tremendamente guapo y de ojos bicolor.

Nota mental dos: No hacer más notas mentales estúpidas.

Al otro lado del cieloWhere stories live. Discover now