Doctor Styles. La Sombra Del Pasado.•S.E• ||Larry Stylinson||

Capítulo 04❀. (Segunda Parte)

El silencio se apoderó de ellos por escasos minutos. El sonido de las llantas sobre la carretera era lo único que se podía escuchar, aunque si ambos prestaran demasiada atención podían llegar a escuchar los latidos de sus corazones.

El omega volvió a mirar las rosas, descansaban sobre sus rodillas. Su primer impulso había sido botarlas, pero eran las primeras que le regalaban y darle una rosa a un hombre, era la mejor manera de declarar amor.

—Tienes que meterlas en agua o se secaran. — Harry desvió su mirada de la carretera para observar unos segundos a Louis.

—¿Cuánto tardarán en marchitarse?

—Quizá dos semanas.

Asintió, las pondría en agua al llegar a casa.

—Gracias... —fue casi un susurro, oculto entre el aire. —, pero no vuelvas a hacerlo.

—¿El qué?

—Regalarme flores, chocolates y ese tipo de cosas. —dirigió su mirada a la ventanilla, intentando memorizar el camino y evitando los ojos de Harry. —No frente a ellos.

—Bien. —detuvo el auto en un semáforo y miro el perfil del omega. —¿Quiénes eran? — se atrevió a preguntar. —Creí que te recogería en tu casa.

El omega dibujó una media sonrisa en su rostro y negó. No estaba seguro si algún día podría pasar por él a casa o siquiera visitarlo.

—El rubio, Niall, es mi mejor amigo. Nos conocemos desde que yo era muy pequeño. —dejó de mirar por la ventana y le prestó atención al alfa.

—¿Y el otro?

—Se llama Zayn, es su alfa. —hizo una mueca. Era extraño que a tan temprana edad su amigo ya tuviera un alfa.

—¿No te cae bien? —le dio una última mirada y se centró en manejar.

—¿Qué? Oh, no, no es eso. Son muy jóvenes.

—¿Louis? —lo llamó despacio, tanto que el omega lo pudo sentir como una caricia.

—¿Sí?

—Si no quieres hacer esto, dime. —soltó un suspiro. —, no es necesario. —detuvo el auto una vez más cuando el semáforo cambió a rojo y lo miró.

El omega guardó silencio, se removió incómodo en el asiento y comenzó a jugar con sus dedos.

Mierda.

Sentía una opresión en el pecho, sus manos comenzaban a sudar y la inquietud la podía sentir en todo su cuerpo, no tenía que estar pasando aquello, ¿el alfa se estaba arrepintiendo? ¿Tenía que decir en voz alta que si quería? No podía. Era como esas veces que tenía pesadillas y no podía decirlas en voz alta por el temor a que se hicieran reales.

Escucho a Harry reírse por lo bajo y antes siquiera de poderle decir algo lo escuchó:

—Tú ni siquiera quieres hacer esto, no sé para qué pido que lo digas. — suspiro profundamente. —Discúlpame por orillarte a esto, te llevaré a casa.

La desesperación comenzó a crearse en el estómago, luego le camino y de un momento a otro la tuvo asfixiándolo, apretándole el cuello, obligándolo a guardar silencio, pero indicándolo a hablar.

—No, si quiero esto. —aquellas palabras le rasparon la garganta, como si hubieran sido tiras de lija.

—Repítelo de nuevo.

—Sí quiero. — Ojalá el alfa entendiera que el omega le había susurrado desde el corazón. —Quiero esto.

¿Qué podía perder? La vida no le iba a dar la oportunidad dos veces, o quizá sí, pero, tal vez, no con Harry.