Siemprejuntos

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Sentían un calor proveniente del interior de la cueva al estar entrando. De vez en cuando, uno de los integrantes movía su remera intentando secar el sudor y hacerse un poco de aire. Cada uno de ellos fue prendiendo su linterna ya que, al ser una cueva demasiada oscura y sin ninguna luz proveniente del sol directamente, era imposible ver y a la vez complicado desplazarse por una zona en la cual, si haces un paso en falso, no podrías contarla.

Sin embargo, ellos ya tenían experiencia en lugares allí. No sería la primera ni la última vez en meterse en lugares tan poco comunes para los cazadores y para la mayoría de las personas que no quieran arriesgar sus vidas por mera curiosidad. A medida que avanzaban, inspeccionaban el lugar. La cueva (que al fin de cuentas guardaba un arma ancestral) era conocida en la zona por sus enemigos y sus caminos sin salida.

Comenzaron a caminar por el único camino ancho y sombrío que había. Tenían cuidado de no tropezar ni resbalar ya que el suelo estaba resbaladizo. Este tenía un color blanco (similar a la nieve) aunque con ligeros tonos celestes que se reflejaban con las linternas del grupo. En los costados del camino, había agua cristalina pero no apetecible para beber en una aventura.

¿Quién sabe qué cosas pudieron o pueden encontrarse allí? Si intentas tomarla, de igual manera podrías resbalar y caer.

En la parte superior sobre sus cabezas había rocas con forma de flechas goteando sin parar. Ellos sentían como caían de vez en cuando esas gotas en sus cabellos, pero no les daban importancia. Escuchaban como caían en los costados del camino y como su sonido hacía eco en la cueva. ¿Quién le daría importancia a eso mientras se está en una cueva, sabiendo que en cualquier momento un enemigo aparecerá?

- ¡AHHHH! - Gritó Prompto rompiendo el silencio que se mantuvo desde la entrada. Todos saltaron girando sus cuerpos para donde estaba él, blandiendo sus armas preparados para atacar. Éste se había detenido detrás del grupo tocándose el cabello. - ¡Me cayó una gota! - Exclamó con una sencillez tan natural como su sonrisa de cada día. Noctis posó su mano en la cara frustrado y dándose la vuelta mientras hacía desaparecer su espada mientras suspiraba.

- ¡Maldita sea, Prompto! - Gritó Gladio tomando una posición más cómoda bajando su espada enorme. Su voz se pudo escuchar más fuerte de lo normal debido a la cueva.

- Eh? ¿Qué sucede, chicos? - Preguntó Prompto sin entender qué les pasaba. No pudo darse cuenta del susto que les había ocasionado a sus compañeros a pesar de su rápida acción.

- Casi nos matas de un infarto, eso sucede. - Dijo Noctis rápidamente frunciendo su ceño mientras llevaba su mano a su cintura.

- Ciertamente. - Agregó Ignis.

- Ahh...perdón! - Se disculpó sonrojándose y llevando una mano a su cuello avergonzado de su tierna torpeza.

- Tenemos que seguir. - Dijo Noctis cruzándose de brazos con una cara más relajada. No podía decirse que no esperaba eso de su amigo. Siempre rompía los silencios, hacía comentarios inoportunos e inclusive cantaba dentro de las mazmorras. Cualquier persona podría decir que era molesto y distraído. Aun así, nunca se enfadaban seriamente con él. Alegraba y hacía más cálido el ambiente por doquiera que vaya. Su humor rompía la tensión del momento y su sonrisa hacía que todo lo que tenia de "molesto", lo tenga de dulce.

Finalmente, Prompto asintió acercándose al grupo. Continuaron el camino hasta que les llamó la atención una separación. Repentinamente, se dividía en dos caminos el único camino que había. Ninguno de ellos tenía mejor pinta que el otro. Una enorme oscuridad invadía a cada uno de ellos, parecían ambos caminos gemelos porque prácticamente carecían de diferencias visibles.

- ¿Cuál deberíamos tomar? - Preguntó Gladio tratando de asomarse por uno.

- Que elija Noc. - Respondió el cocinero pacientemente y esperando la respuesta de Noctis. Noctis guardó silencio y echó un leve vistazo a cada camino. Intentó buscar una pista del correcto, pero no tuvo éxito.

- Tomaremos éste. - Decidió el príncipe al cabo de un minuto caminando hacia el derecho. Siempre que hay que ir hacia un lugar, comprar o hacer algo, el grupo deja la decisión en manos del príncipe de Lucis. A pesar de ser un poco impulsivo en ocasiones o incluso temerario, era una persona confiable.

A medida que avanzaban, la "nieve" iba desapareciendo. Pasaba poco a poco de ser blanca a gris y de gris a marrón. Dejaba de ser una superficie resbaladiza para ser una más estable. Sin embargo, las rocas que estaban sobre sus cabezas seguían repitiéndose.

El camino terminaba en una gran pared con un pequeño objeto en el suelo brillando como una hermosa perla azulada. Noctis lo tomó rápidamente y resultó ser un Siemprejuntos, un accesorio significativo de la amistad. Sin dudarlo, se acercó a Prompto y decidió entregárselo. El pequeño corazón del pistolero dio un vuelco y su cuerpo comenzó a sudar más de lo normal. A pesar de que hacía calor allí, no se podía comparar con lo que logró el acto del pelinegro. Prompto lo miró con unos ojos curiosos esperando ansiosamente sus palabras.

- Consérvalo, Prompto. Simboliza la amistad y tú le podrás dar un buen uso. - Noctis le dio una pequeña y sincera sonrisa a su fiel amigo. Este acto "cálido" (pocas veces visto del futuro rey) era lo que enloquecía a Prompto, y lo sabía bien. Eso hizo que su corazón haya latido mucho más rápido que en su batalla contra el Bégimo en los chocoberizos.

- G-Gracias...- Dijo tímidamente viendo el amuleto. Ese acto y esa sonrisa la recordará por mucho tiempo por no decir toda su vida. Sus palabras fueron como un pequeño susurro que se desvaneció demasiado rápido.

- Vaya... ¿Así que el príncipe tiene lado expresivo? - Comentó Gladio con una sonrisa y aguantando una carcajada.

- Cállate, Grandulón. - Contestó Noctis sin dudarlo y regresando por donde vinieron. Gladio le desacomodo a propósito el cabello cuando paso por su lado con su mano a lo que Noctis la quitó de un solo movimiento sin parecer agresivo. Era típico del escudero realizar acciones molestas para Noc.

- Al menos sabemos cuál es el camino correcto. - Dijo Ignis volviendo con Noc y dándole la espalda a Prompto. Este seguía hechizado y fascinado con su nuevo objeto. No podía quitarle los ojos repitiendo una y otra vez: "Noctis me ha dado un regalo...Él...realmente me lo ha dado."

- Prompto, nos vamos! - Dijo Noc en voz alta dándole una palmada al aire.

- Si! - Contestó emocionado volviendo con sus amigos. Se podía ver a kilómetros que ese simple hecho le había hecho muy feliz y lo expresaba moviéndose más de lo normal. Aun así, eso pudo durar unos míseros minutos antes de que sean atacados.

Siempre a tu ladoWhere stories live. Discover now