La Hermandad del Príncipe

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En el transcurso para dirigirse al camino correcto, fueron atacados inesperadamente por unos enemigos. Estos eran unos duendes rojizos y son conocidos comúnmente como "Diablillos". A pesar de no ser enemigos considerablemente fuertes, eran lo bastante molesto persiguiendo y atacando a cualquier ser vivo que se cruce en su camino. Con el arma correcta, podían matarse de un simple golpe.

Agradecieron internamente de que sólo hayan sido estos enemigos débiles. No sería para nada bueno pelear en un lugar en el cual el espacio es limitado y su visibilidad nula sin linterna.

Todos blandieron sus armas sin titubear. Eran alrededor de 10 enemigos. Un grupo bastante numeroso, teniendo en cuenta que un grupo normalmente tiene un máximo de 5. Aun así, no sería ningún reto para ellos. Noctis fue el primero en atacar dando comienzo a la ofensiva del grupo. Con Lux, se abalanzó contra el enemigo más cercano sin piedad, similar a un bengal gris arremetiendo contra un garula. Con su espada y la confianza puesta en su poder, pudo vencer al enemigo sin dificultad con un solo ataque. La poderosa ofensiva de Gladio no se hizo esperar y pudo asestar golpes brutales contra los infelices cadentes. Ignis y Prompto fueron los últimos en poder atacar a los enemigos por su tardía respuesta. En unos segundos, tanto Noctis como Gladio pudieron encargarse de algunos de ellos bastando sólo unos meros ataques consecutivos. Uno de los diablillos se lanzó sobre Ignis yendo directamente hacia su rostro, pero este se pudo defender con su dominio en la lanza. Los disparos de Prompto fueron los que dieron por finalizado el combate acabando con los restantes.

Definitivamente, era una muy mala suerte encontrarse con un grupo de guerreros entrenados y muy bien armados siendo un cadente pequeño haciendo tus cosas de cadente.

- ¡Estamos vivos!¡Vamos a festejar comiendo algo muerto! - Gritó Prompto en tono alegre, pero, a medida que continuaba su frase, su voz cambiaba a una más grave. Aunque sea una frase sombría, suele decirla de vez en cuando al finalizar una batalla. Los demás dieron pequeñas carcajadas al escucharlo. Prompto sonreía victorioso por poder sacarles unas sonrisas a sus amigos. Ésa era unas de las razones por las cuales se mantenía tan animado todos los días.

- Cálmate, rubio. - Comentó Noctis en broma siguiéndole el juego a su amigo.

- ¿Me hablas a mí? - Preguntó Prompto con una sonrisa pícara en su rostro y señalándose. Noctis alzó los hombros con media sonrisa. - ¿Que puedo decir, Noc? Soy todo un...- Continuó el juego, pero fue interrumpido abruptamente por el cocinero del grupo.

- Caballeros, tenemos que continuar con nuestra misión. - Dijo seriamente Ignis acomodándose los lentes. El príncipe desvió la mirada haciendo un sonido con su lengua y Prompto dio un bufido. Se divertían en estos pequeños momentos y no le gustaban que se los quiten. Aun así, no pudieron decir nada al respecto ya que Ignis tenía razón. Tenían que continuar. - En cualquier momento podrían aparecer más enemigos y tenemos que evitar estar en una batalla.

- Cierto. No tenemos que tomarnos las batallas tan a la ligera. Una batalla podría ser decisiva entre la vida y la muerte. - Gladio compartió su opinión con el grupo.

- Okeey - Respondieron en un tono vago los dos más jóvenes. Sabían en su interior que eso era verdad, pero preferían (por falta de ganas capaz) tomárselo a la ligera ahora mismo. No necesariamente tenían que estar serios todo el tiempo.

El grupo continuó sin ninguna dificultad hacia el camino izquierdo. De vez en cuando, hablaban de algún tema como el casamiento de Noctis (aunque este se mostraba muy a la defensiva), la actualización del King's Knight, las nuevas recetas de Ignis, lo sabroso que eran los fideos instantáneos, etc. En todo caso, el camino era tranquilo, pero demasiado largo. No estaban seguros de cuántas horas habían pasado hasta que finalmente llegaron a un enorme y extraño espacio.

Siempre a tu ladoWhere stories live. Discover now