Capitulo 4

418 19 8
                                    

Una semana ha transcurrido desde que escuché el inquietante relato de Luis, y el silencio que ha seguido agita mi preocupación. Sin su dirección o número de teléfono, me siento frustrantemente impotente.

"Debe estar en alguna misión," especula Barbará, intentando disipar la incertidumbre mientras me preparo para el día.

El teléfono corta la tensión del silencio.

— Buenos días, ¿cómo puedo asistirle? — respondo, mi voz un velo de profesionalismo.

— Esperanza, hay una situación crítica que requiere tu atención inmediata — dicta la buscadora con ese tono imperativo que detesto.

— Lamentablemente, ya tengo un compromiso previo — replico, desesperada por cualquier excusa válida que me permita evadir su presencia.

— No hay espacio para dilaciones. Te espero en la oficina ahora — ordena, como si fuera la cosa más natural del mundo.

"Deberíamos ignorarla," sugiere Barbará con una pizca de rebeldía.

"Recuerda, no tiene dominio total sobre nosotros," trato de convencerla y a mí misma.

"Ya lo sé, ya lo sé," masculla Barbará con resignación.

— En camino — confirmo y cuelgo antes de dar lugar a más discusiones.

Con el traje de buscadora adherido a mi piel, me encamino a la reunión, el traqueteo del auto marcando el ritmo de mis latidos. Al llegar, tres pares de ojos y la áspera mirada de la buscadora caen sobre mí. Notando a Luis entre ellos, me preocupan su semblante grave y la falta de reciprocidad en su sonrisa.

— ¿Qué emergencia amerita este encuentro tan temprano? — inquiero, tratando de desentrañar la situación.

Ella no vacila en la hojarasca de formalidades.

— Eres una buscadora hábil y eficiente, un ejemplo a seguir. Pero lo de la fábrica, hace un mes... — recuerda, y un nudo se forma en mi estómago por el remordimiento.

"Esa es la parte de ti que menos me gusta," murmura Barbará, rememorando momentos que prefiero dejar sepultados.

"¿Qué desea de mí entonces?" le pregunto, cortando la incursión en recuerdos dolorosos.

— Preservar la paz requiere medidas drásticas. Buscaremos a Wanderer — anuncia, y puedo percibir la oscura obsesión que embarga su voz al pronunciar ese nombre.

Me extiende un dosier que contiene toda la información sobre la escurridiza Wanderer, una alma que me es desconocida pero cuyo destino ahora está entrelazado con el mío.

— Formaremos dos escuadras. Explorarás el sur — concluye, y se aleja con una determinación implacable en sus pasos.

Asignada a cooperar con SkyDark, un hombre de abruptas sombras y rizos azabaches, nuestro silencio se prolonga hasta que finalmente me decido a romperlo.

— Así que te llamas SkyDark — comento, dispuesta a desenterrar algo más que simples formalidades entre almas.

— Sí, es el nombre que elegí — responde, un eco de sombra en su voz.

— Pero, ¿no tienes un nombre más común? Algo menos... severo — sigo intentando romper el hielo. — Yo era SkyFire en mi hogar, pero aquí prefiero Esperanza.

Luego de una pausa reflexiva, confiesa: — Mi verdadero nombre es Patricio, pero me parece poco apropiado para nuestra causa; por eso utilizo SkyDark.

Barbará se carcajea silenciosamente en mi mente. "¡Patricio! Eso sí es un giro inesperado," se burla discretamente.

Luchando contra el impulso de reír, ofrezco una alternativa. — Patricio suena tan humano, ¿qué tal si te llamo Patric? Suena bastante bien.

—Está bien, puede ser Patric entonces,— concede mientras partimos en una búsqueda que, sin duda, cambiará el rumbo de nuestras existencias.

Un Alma Especial (basado en The Host)Where stories live. Discover now