—Vine con mi padre desde Nuevo México; llegamos hace tres días —nos dice con algo de tristeza.
—¿Es cerca? ¿Están huyendo? —pregunta Luis.
—Sí, en el lugar donde vivíamos aparecieron buscadores —responde, y noto su nerviosismo.
—Vaya, qué mal por ustedes. ¿Y tu padre dónde está? —pregunto, pero Barbará me advierte: <<No le preguntes tanto, se está asustando y no confiará en nosotros>>.
<<Tienes razón, solo quiero saber si ella estaba con más humanos>>.
La joven mira nuevamente a la anciana, quien le anima: —Está bien, son amigos —sonríe y le transmite confianza.
—Mi padre está escondido, teme que los buscadores nos encuentren.
—No te preocupes, nadie los encontrará, se los prometo —respondo con una sonrisa intentando tranquilizarla.
<<No prometas cosas que no puedes cumplir>>, me reprende Barbará.
—¿Ustedes son buscadores? Parecen tan normales —pregunta observándonos atentamente.
—¿Qué te puedo decir? Creo que sí —responde Luis, y ella suelta una risita nerviosa.
—Si lo somos, pero en mi caso, en vez de cazar, rescato humanos —agrego, intentando transmitir simpatía.
—¿En serio podrían llevarnos a un lugar seguro? —me pregunta, cogiéndome de las manos con urgencia.
<<Vaya, está ilusionada con nosotras. ¿Qué vas a hacer ahora, Esperanza?>> comenta Barbará con sarcasmo.
<<No lo sé, me ha tomado por sorpresa. Supongo que ayudarla>>. Luego le digo a Laura:
—Por el momento no puedo, estamos en medio de una misión y lamento no poder ayudarte —ella suelta mis manos, baja la vista y corre hacia la vivienda que se ubica sobre el restaurante.
—¡Espera! —le grito, pero ya es tarde. Me levanto y le digo a María:
—¿Puedo ir a hablar con ella?
—Claro, ve por allí. Camina por el pasillo, sube las escaleras y su habitación es la última a la derecha —responde la anciana, señalando hacia la cocina.
—Espera quince minutos, Luis —le digo antes de irme.
—Por supuesto, aquí te espero —responde de inmediato.
—Gracias —le sonrío y me dirijo hacia la habitación siguiendo las instrucciones de María. Al subir las escaleras, encuentro la casa; avanzo lentamente por el pasillo mientras Barbará sugiere:
<<¿Puedo hablar con ella? Creo que me entenderá mejor si lo hago yo>>.
<<Está bien, pero también tengo algo que decirle>>.
Al acercarnos a la habitación, oímos un susurro y alguien parece estar llorando. Justo antes de abrir la puerta, Barbará me dice: <<Cambiemos. Creo que la chica está llorando>>.
<<Ya lo noté, por eso me detuve>>. Sonrío ante la preocupación y hago el cambio con Barbará.
Ella abre la puerta y la habitación está en penumbra; se ve una figura en la cama que parece ser Laura.
—Laura, soy... —comienza Barbará, pero en ese instante alguien nos agarra desde atrás y siente el frío metal de un cuchillo cerca del cuello.
Barbará reacciona con agilidad, lanzando a nuestro atacante contra la pared, lo que provoca que la luz se encienda. A continuación, sujeta la mano armada y arroja el cuchillo lejos. Escuchamos a Laura gritar:
—¡Papá, déjala! ¡Es una amiga!
Sin embargo, es tarde. Barbará, con un movimiento rápido y fluido, derriba al hombre al suelo. El impacto retumba por la estancia. Furiosa, se coloca sobre él con el puño derecho alzado, listo para golpear. Tengo que contenerla.
<<Cálmate, es su padre>>, advierto, viendo el rostro aterrado del hombre.
<<Casi nos mata>>, responde Barbará, todavía enfadada.
<<Pero míralo. Él solo es un padre preocupado... Por cierto, manejas muy bien un combate cuerpo a cuerpo>>.
<<Gracias, pero supongo que fue el susto>>, responde y se levanta. Luego, ofreciendo una mano reconciliadora, dice: —Perdón, no fue mi intención hacerte daño.
El hombre se reincorpora, mirándonos con cautela:
—¿Dónde aprendiste a pelear así?
—Mi padre me enseñó desde pequeña —responde Barbará sonriendo.
Laura, recuperándose del susto, se une a su padre y nos examina detalladamente.
—¿Qué pasó con los ojos plateados, Esperanza? —pregunta.
—Me llamo Barbará, la huésped de Esperanza —le revela Barbará y padre e hija nos observan sorprendidos.
<<Sabía que no era buena idea mostrarte tanto>>, regaño a Barbará, aunque también entiendo su impulso.
<<Lo siento, pero ella es humana y realmente quería hablar con ella>>, dice con remordimientos.
—¿Pueden cambiar? No sabía que los parásitos podían hacer eso —pregunta el padre, recuperando su cuchillo.
<<¡Parásitos! ¿Qué significa eso?>>, me siento indignada.
<<Jajaja, mírate, alterada>>, se burla Barbará y luego añade con una pizca de ironía:
—¿Qué esperabas? ¿No es eso lo que ustedes hacen, invadir y dominar nuestros cuerpos?
Buscando calmar la situación, Barbará retoma la conversación, instando a la joven a sentarse a su lado en una silla junto a la cama.
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Un Alma Especial (basado en The Host)
FanfictionEste fic es sobre "SkyFire o Esperanza" un alma que pensaba que era única por convivir con la dueña del cuerpo de una manera especial y como juntas van en búsqueda de Wanderer antes de que la buscadora las encuentre. Si me hubiesen dicho que venir a...