Capítulo 13

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─¿Por qué ya no escucho y no siento a Steven?─ me dice y no deja de mirarme

Alejándome de la pared, doy unos pasos hacia el lado y le vuelvo la espalda, sin ganas de sostener su mirada.

—Steven, ¿de qué estás hablando? Pareces agotado. Será mejor que te vayas de mi habitación —suelto, esquivando su inquisitiva mirada.

—No pienso irme hasta que no me expliques qué has hecho —afirma con una convicción que no esperaba.

Con un suspiro resignado, me giro y lo enfrento. En mi interior, dialogo rápidamente con Barbará: <<¿Debemos confesarle la verdad? Podría ir con Sharon y complicarnos las cosas>>.

<<¿Estás preparada para las consecuencias? Si él no acepta lo que vamos a revelarle, todo puede cambiar>>, advierte con cautela.

<<Er... No estoy segura del todo, pero es justo contarle. Y esa corriente eléctrica... no es para nada normal>>, admito, sentándome al borde de la cama.

—Está bien, te lo contaré, pero antes...

—¡¿Pero antes qué?! ¡Vamos, habla ya! Tú lograste en un segundo lo que yo he intentado durante semanas —exige, alzando la voz.

Respiro hondo, me despeino frustrada y finalmente accedo:—Te lo diré, pero prométeme que no se lo contarás a nadie, mucho menos a Sharon.

—¿Sharon? ¿Así se llama esa buscadora tan intimidante? —pregunta casi con un asomo de niñez.

—Sí, a veces los nombres son engañosamente sencillos —digo con una risa leve.

—Y, ¿por qué no puedo decírselo? —insiste, movido por la curiosidad.

—Solo promételo. Lo que verás y oirás aquí no debe dejar esta habitación —le digo con firmeza.

<<¿Se lo digo yo o prefieres hacerlo tú?>> consulta Barbará, a punto de irrumpir.

<<Tú, adelante. No creo que me tome en serio si le digo yo>>, convenzo y empiezo a prepararme para su toma de control.

Cierro los ojos y busco la calma, cediéndole el espacio a Barbará. Siento cómo lentamente me desvanezco y ella ocupa mi lugar en la consciencia.

Ella abre los ojos, y puedo observar su interacción con Luis a través de una  ventana psíquica en mi mente.

<<¿Tenías que ser tan brusca? Su cara es un poema>>, critico su falta de tacto.

<<Perdona, estoy algo nerviosa>>, confiesa.

<<Pues relájate, piénsalo como si estuvieras conversando conmigo>>, le sugiero.

<<Ja, si me imagino hablando contigo, terminaría discutiendo con él. No es lo ideal>>, replica con ese sarcasmo que tanto la caracteriza.

—¿Por qué tus ojos ya no tienen aquel brillo plateado? —pregunta Luis, desconcertado.

— no soy Esperanza, soy Barbará. Ambas cohabitamos este cuerpo —explica ella.

—¿Ustedes dos son una misma? No entiendo —murmura, atónito, sin apartar la vista.

Con un movimiento grácil, Barbará se levanta y camina hacia la mesilla de noche, de la que saca un espejo. Se examina los ojos, ahora de un tono marrón oscuro, con el destello plateado apenas perceptible al observar con atención. Sonríe ante su reflejo y comenta:—Qué extraña y revitalizante sensación es esta, tomar el control después de tanto tiempo —murmura, dejando a un lado el espejo y estirándose levemente.

—Definitivamente no eres Esperanza. Eres más... ¿Cómo podría decirlo?

—¿Desinhibida, alegre y sociable? —le sugiere Barbará, sorprendiéndome con la facilidad con que se ha adaptado.

—Eso parece... ¿Cómo es que conviven juntas? Además, ¿Cuándo comenzó todo esto?

<<Parece más perspicaz de lo que pensaba, y ni hablar de su apariencia>>, comenta Barbará, y puedo percibir esa chispa coqueta en su tono mental.

<<Lo ves, podemos confiar en él. Y ahora que conoce nuestro gran secreto, tiene que ser nuestro aliado. Hay que contarle cómo comenzamos>>, insisto mentalmente.

—Bueno, Luis, Esperanza confía en ti, y yo también. Así que te contaré desde el principio cómo empezó todo —declara Barbará con un deje de emoción.

Luis arrastra el sofá hasta quedar frente a nosotros y se sienta expectante y emocionado. No puedo evitar sonreír ante su entusiasmo y Barbará, con una sonrisa genuina, empieza a relatar nuestra singular historia.

Un Alma Especial (basado en The Host)Where stories live. Discover now