(Robin)
Una luz me despertó, me escondí bajo las sábanas pero me destaparon.
-Arriba son las 12 del mediodía, debes ir a la pizzería a ayudar a tu padre.- dijo mi madre mientras me daba la ropa de trabajo.
Una vez salió me dí una ducha para despejarme y me salí de casa, ya desayunaría una pizza. El día en general estuvo poco ajetreado solo a la hora de comer cuatro vagos que no querían hacer de comer.
-hola robin! Que tal?- dijo una voz entusiasmada, no... esa es la voz de Ana.
“dime que no, dime que no”-pensaba. - hola Ana, bien y tu?- dije con una sonrisa fingida.
Bien, aunque ayer me dejaste tirada después de lo nuestro...
-no pasó nada- la interrumpí- si te hice pensar lo que no era lo siento. Pero yo no quiero nada contigo.- le dije tajante y algo brusco.
A lo lejos apareció Alexia corriendo muy feliz. Cuando llegó Alexia la miró y pude ver como supo que esa era Ana, le contaba todo a mi enana que con 10 años era mas madura que muchas chicas para poder hablar.
-tu quien eres? - le preguntó. Sabe perfectamente quién es, algo se trae entre manos
-soy ana, una amiga de robin,- le dijo con un intento de voz cariñosa
-bueno chicas, os dejo que habléis cosas de chicas, yo tengo que ir a la cocina-me estaba escapando cuando ana hizo un intento de detenerme pero mi adoraba hermana.
Estuve un buen rato en la cocina hasta que apareció por fin alexia.
-que pasó?- pregunté curioso
-pues nada- dijo indiferente- lo que tu decías una descerebrada más. Alejate lo más que puedas de ella no es buena para tí.- dijo mandándome una sonrisa de las suyas.
Luego de pasar toda la tarde con mi hermana se tuvo que ir y empecé a aburrirme, asique salí afuera a llamar a Alex.
-Tío, Ana empezó a decir que estabais saliendo y que habíais pasado todo el día juntos en su habitación.- me dijo alex disgustado.
-Que c*** me estás contando? Será...-me mordí la lengua para no llamarle de todo.
-Tio tranquilo, nadie le cree. Todos saben como es y que tu estás escapando de ella, pero después de lo de la fiesta- hizo una pausa- están dudando un poco.
-Pues no, eso nunca, jamás estaría con una descerebrada. Hablamos luego- le colgué furioso.
Tanta fue mi furia que me calló el galaxy sII al suelo, pero justo en ese momento pasaron dos chicas hermosas y una de ellas me pisó el móvil.
(Sam)
Estuvimos todo el día sin hacer nada en especial matando el tiempo, jugando al fútbol con Tom. Mamá tuvo que ir a una cena de negocios asique charly y yo decidimos ir a cenar al italiano que habíamos visto el otro día. Tom se quedó con el pc.
Íbamos riendo y empujándonos cuando...CRACK!
-podías mirar por donde pisas!- me dijo un chico muy enfadado pero muy mono, de pelo corto rubio, de ojos verdes, muy verdes que no pude dejar de mirar hasta que se levantó y pude ver que era alto y que su camiseta le quedaba pequeña, demasiado ajustada- me lo has roto!- dijo furioso enseñándomelo.
Eso no te pasaría si no dejaras las cosas en el suelo- me miró fijamente con la boca abierta. Y así lo dejé porque entré en el restaurante.
Nos sentamos en la mesa más alejada de la puerta contra la ventana bajo la atenta mirada del repartidor.
-Te has pasado sam, mira que eres mala cuando te lo propones..- dijo charly con una sonrisa de lado.- solo debías pedirle disculpas.-dijo mientras miraba la carta.
-Si me lo dijera de buenas maneras se las hubiera pedido, pero se portó fatal, no hacía falta gritar.-cambié de tema-vas a pedir nuestra pizza de siempre? la carbonara?.- me respondió con un gesto de cabeza.
El repartidor mono/grosero se puso en un mesa y no paraba de mirar, pero ahora no era cara de furioso, esa mirada es la que echas cuando te gusta alguien. Miraba a a charly fijo, rubia de ojos azules y cuerpazo de escándalo. Yo... pues disto mucho de ella, bajita, ojos marrones aunque grandes o eso me dicen y con el pelo rojizo oscuro.
La pizza ya estaba y el chico se ofreció a traerlas.
-Que disfruten de las pizzas – dijo ton de rutina.
Le respondimos con un gracias y nos dispusimos a comer. Si el olor era exquisito el sabor lo superaba. Seguí comiendo y al segundo trozo me estaba encontrando un poco mal pero no le dí importancia pero luego me empezó a doler la lengua y a irritarse la garganta.
-charly me cuesta respirar- le dije en un susurro
-eres alégica a la cebolla, esto tiene demasiada cebolla, como no nos dimos de cuenta?-dijo preocupada-respira e inspira. Auxilio!-gritó.
Apareció el chico confuso y cuando vio mi cara empezó a preocuparse, supongo que debíamos ser un espectáculo charly y yo.
ESTÁS LEYENDO
Estaré aquí, contigo.
Teen FictionSam tiene una vida feliz y normal como la de cualquier adolescente hasta que llegó a una pequeña ciudad de Vancouver donde ya nada fue igual ni lo será. En cambio, Robin es el chico guapo del instituto, el hijo ejemplar, el hermano sobre protector...