haciendo curas

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ROBIN

Extrañaba sentir sus labios, su suave piel, su dulce aroma y su delicado contacto, pero...¿se abría peleado por mí? En mi interior me comía la curiosidad, me gustaría saber si ella estaba igual de loca por mí como yo por ella. Locura era sentir por ella esto tan grande en tan poco tiempo.

Es tan distinta a todas con las que siempre he estado, empecé con ella por pagarle poco a poco por mi móvil pero ahora parece que es ella la que lo paga conmigo y juega con mis pensamientos y mi actos.

Volví a mirar su herida que seguía sangrando levemente, por un arañazo algo profundo de esa bruja.

-Te sigue doliendo?.-le pregunté preocupado de que estuviera lastimada por culpa de la bruja.

-Si, un poco.-se mordió el labio para limpiar su sangre.

Se veía tan sexy. Tomé aire y me levanté y fui a su baño, busqué por todos los muebles rosas que allí había y encontré lo que estaba buscando, un mini botiquín de primeros auxilios, pero sólo para este tipo de cosas, no se mataban a poner buenos botiquines en las habitaciones, con tres cosas: alcohol, algodón y tiritas. Saqué un trocito de algodón y cogí alcohol.

-No, alcohol no que escuece mucho.-dijo algo asustada.

-¿Pero que clase de enfermera vas a ser tú?

-Una cosa es hacerlo tú y otra cosa que te lo hagan.-dijo indignada por meterme con su futura profesionalidad.

-Es lo único que hay aquí.-me reí de su mueca de disgusto.

Me arrodillé enfrente de ella en el suelo y le curé la herida delicadamente bajo sus muecas de dolor. Su herida era bastante profunda, Ana tenía las uñas muy largas. Le curé más despacio al ver la herida pero sonrió.

-¿Que es lo que te hace tanta gracia?

-Pues que esto tendría que ser al revés, el chico peleándose por la chica y luego ella curarle.

-Bueno..., si quieres luego jugamos a los enfermeros.-le dije con tono seductor con mi sonrisa sexy, pero ella me pegó en el hombro y seria.-Ósea...que te peleaste por mí?

-Algo así....-sus mejillas ardieron.-se lo tenía merecido, pero no volveré a meterme con tu novia. Los siento.

-Bromeas? Me alegro de que le dieras su merecido, sólo espero que te hayas desahogado y ella aprendido la lección.

Nos quedamos en silencio, estaba cómodo con su compañía pero eran horas de ir a cenar, y mis tripas empezarían a rugir en cualquier momento.

-Vamos a cenar?-le pregunté levantándome y ofreciéndole mi mano.

-No quiero más problemas con tu novia.-dijo cabizbaja

-Sam.-suspiré y me agaché para mirarla a la cara.-nunca saldría con rubias teñidas. El tinte daña el cerebro.-sonrió y su cara se iluminó.

Se veía tan bella cuando sonreía.. así quería verla siempre. Le ofrecí mi mano la cuál cogió y aceptó mi ofrecimiento de ir a cenar.

Fuimos por el campus cogidos de la mano, y aunque era extraño y la gente nos miraba yo me sentía feliz y en su cara vi que también le gustaba ese confortable contacto. Entramos en la cafetería y Sam se paró por los nervios de ser observada por mil ojos que no miraban, y para cerrar las bocas que estaban abiertas por vernos de la mano y destensar a Sam, le pasé el brazo por la cintura y la apreté contra mí y la dirigí a su mesa con sus amigos.

-Pasa de ellos, ignoralos.-le dije al oído y para despertar más los murmullos de la gente.-te importa si me siento con tus amigos?

-Por favor.. no me abandones en estos momentos.-dijo con la voz cortada.

Estaré aquí, contigo.Where stories live. Discover now