Capítulo 1

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POV Astrid.
Faltaba aproximadamente una semana para volver a clases.
¡Que flojera!

Había recibido unas 10.000 llamadas de Merida, diciendo que le habia ido de maravilla en las carreras de caballos. Me alegraba por ella, pero a veces era muy intensa

Salí de mi casa, para librarme de la tormenta de llamadas, y camine hasta la playa. Vivo en una pequeña isla remota en Noruega llamada Berk, nunca hay muchas novedades pero es lindo vivir aquí.

Estaba andando por el borde de la playa hasta que llegue a un pequeño lugar bajo el acantilado, ya que nadie va por ahí es seguro asi que me sente y vi hacia el mar.

Me quede pensando en cualquier cosa que crusaba mi mente, hasta que caí en cuenta de unas voces sobre el acantilado.

-...comprende hijo, no vale la pena que sigas haciendo esto.

-¿Podrías al menos escucharme...?

-Esto no es util, no quero volver a verte haciendo este tipo de cosas. Debes enteder cuales son tus prioridades y dejar de perder el tiempo.

-Pero...

-¿Oiste?

-Creo que esta conversación va en un sólo sentido.

-¡¿Oiste?!-volvio a preguntar el hombre.

-Sí-dijo el otro chico, tras un suspiro.

Me senti mal por estar escuchando su conversación, al fin y al cabo no era de mi incumbencia, por lo que decidi irme de ahí por si seguían hablando.

Cuando me levante, el chico gritó hacia el mar. Parecia frustrado, enojado e impotente.

Me fui antes de que notaran que había estado escuchando su conversación.

-¿Cómo te fue, cariño?-preguntó mi tio Finn cuando llegue a casa.

-Hola, nada interesante-respondí mientras subía a mi habitación.

Me tire en la cama y me quede viendo al techo. Me daba pena por aquel chico, debía tener una dura relación con el otro hombre (el cual supongo que es su padre). No sabía que era lo que tanto le disgustó al padre, pero al parecer era algo importante.

Estuve pensando en muchas otras cosas, hasta que finalmente me quede dormida.

POV Hipo.
No puedo creer lo que papá acaba de decir ¡No quiero ser como él! Pero obviamente no escucha.

Descubrió que al estudiar por internet tenía mas tiempo libre y utilizaba mi tiempo en cosas que, según él, no son productivas. Pero olvido un detalle, es MI tiempo no el suyo.

Me va a obligar a ir a una escuela que queda cerca de nuestra casa, para "sacar mejor provecho de mi tiempo".

No es mi culpa amar los animales y el arte. Como soy amigo de un granjero que vive cerca se me facilita estar con los animales, pero como siempre, papá odia lo que sea que haga.

Por algun motivo odia a los animales, literalmente me dejó tener un gato de mascota porque era de mamá, y cuando murió ¡Adios a toda forma de vida no humana!

Cuando papá se fue grite al mar, era la única forma de desahogarme. Al final camine hasta la granja, tendría que decirle al granjero que ya no podría visitarlo tan seguido además, queria despedirme de mi caballo, Chimuelo.

Nombre raro para un caballo, lo sé, pero asi lo había puesto Zoe, la hija del granjero, que en ese entonces tenía como mucho 6 años.

-Que mal-dijo Bob cuando llegue a su granja y le conte lo sucedido-, pero agradesco todo lo que nos ayudaste a Zoe y a mi, aunque dudo que puedas visitarnos tan seguido en tu situación.

-Gracias por recordarmelo-murmure-. Te prometo que te ayudare cada vez que pueda venir.

-No te preocupes por eso. Ve, se que quieres despedirte de tu caballo.

Me acompaño hasta los establos y se fue a otro lado, diciendo que tenía algo más que hacer.

-¿Qué dices amigo?- le pregunte a Chimuelo mientras lo acariciaba- ¿Hacemos una última carrera antes de la escuela?

Él relinchó a modo de asentimiento, nos encantaba correr. Chimuelo era de los más rapidos de la isla, y cuando lo montaba, con el viento chocando en mi rostro, me sentía libre y sin problemas, era como si volara.

Tras unos minutos de correr paramos, Chimuelo necesitaba un descanzo. Mientras dejaba comida en su establo me entró una llamada de papá.

-Espero que no estes con el granjero-dijo él

-Claro que no- suspire, nunca me había gustado mentir-. Sólo salí a caminar.

-Mas te vale que sea cierto, bueno, necesito que vengas rapido. Tenemos que comprar un monton de cosas.

-Si, adios.

Apenas colgué, Chimuelo relinchó.

-Lo sé amigo, pero será mejor que me vaya si no quiero enfrentarme a "Estoico el vasto"-me habia inventado ese nombre por que papá era... dificil.

Me despedí de todos, aunque Bob estaba atendiendo a alguien más, y salí de ahí.

Lo único que me quedaba por hacer era seguir adelante y esperar que pudiera superar lo que me faltaba por atravesar.

El NuevoWhere stories live. Discover now