Cap 32

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POV Hipo
En efecto era Luna, la profesora que siempre tenía una sonrisa maniaca y un brillo de locura en los ojos... pero eso había cambiado.

Se había soltado el cabello y le caía lamentablemente sobre los hombros, no tenía ni la mas mínima sonrisa en su rostro y sus ojos estaban rojos de tanto llorar.

Ella rápidamente se pasó la mano por los ojos, para disimular un poco las lágrimas que aún le caían y sonrió levemente.

-Hola-se sorbió la nariz-, ¿Cómo te fue?

-¿Qué te pasó?-pregunté arriesgandome a sonar entrometido.

-Nada grave-mintió, mirando de reojo su celular-, tengo una cita en el hospital, eso es todo.

Nada que tenga que ver con un hospital es bueno si la persona esta llorando, pero Luna habló antes de que yo lo hiciera.

-No te preocupes-sonrió, recuperando un poco se su locura-, he pasado por cosas peores. ¿Quieres que te acerque un poco a tu casa? No sé que tan cerca del camino del hospital este, pero así podrás caminar un poco menos.

A pesar de que sus ojos seguían un poco tristes, había vuelto a sonreir, como si ya hubiera pasado todo.

Asentí levemente y la acompañe hasta su carro, llevando también un par de cosas de las que le había votado.

Dejamos las cosas en la parte de atras e iniciamos el camino.

Estuvimos en silencio la mayoria del tiempo, solo interrumpido con el pito de otros carros y el ligero tarareo de Luna de una canción un tanto alegre.

-¿Cómo es que aún puedes sonreir?-pregunte despues de pensarlo un buen rato. Ella me miró de reojo, como si no entendiera la pregunta.

-No sé que te haya pasado-continue-, pero es obvio que fue algo grave, estabas llorando, pero aún así sigues sonriendo. ¿Por qué?

Ante mi pregunta sonrió ligeramente y meneó la cabeza.

-Sinceramente, a veces es dificil hacerlo, pero una sonrisa no solo alegra a otros, sino que a ti también; disimula un poco la situación en la que estes. Además, alguna vez oí que las personas más fuertes son las que sonrien, y lo creo firmemente-me miró-. Tal vez podrías comenzar a aplicarlo; sonreir sin motivo, solo hacerlo. Casi no te he visto sonreir, y sé que tienes mucha fortaleza adentro.

Sinceramente no entendí del todo lo que dijo, pero ¿Sonreir sin motivo? Parecía algo más complicado de lo que sonaba.

Me quede viendo a la ventana, intentando disimuladamente sonreir y fallando en el intento.

Pronto me dí cuenta que Luna ya me había acercado lo suficiente, por lo que se lo dije y paramos.

-Buena suerte-dije-, en lo que sea que estes pasando.

-Gracias-se quedó pensativa un momento antes de hablar-¿Sabes qué? Deja que hable con tu padre.

-¿Qué? ¿Por qué?

-No sería la primera vez que me ponen a hacer este tipo de charlas con los padres, y sinceramente pienso que podría ayudarte. Dejame hablar con el director, y me encargare del resto.

-¿Pero no que no ibas a estar en el colegio estos días?

-Las citaciones se hacen los fines de semana, tontín. Además, no tomara mucho tiempo.

-Gracias, pero tienes que-suspire-. Luego hablara alguien con él.

-Veré que puedo hacer, no pierdas la esperanza-y con eso se despidió, perdiendose al girar en la esquina en dirección al hospital.

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