Capítulo 31

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Tres semanas después.

Miré mi reflejo con una mueca, no me gustaba mi cabello, no importaba lo que hiciera, seguía esponjado.

—Pareces la novia de Frankenstein.

Me di la vuelta, Romeo sonreía abiertamente desde mi cama ya vestido con un pantalón negro y una camisa roja mientras limpiaba sus lentes.

—Y tu una fresa con chocolate pero no te digo nada.

Romeo dejó escapar una risa ligera y por fin me miró, luego de su reacción ese día en el hospital no se digno a visitarme por los siguientes 2 días que me tuve que quedar, y cuando por fin se apareció el día que me dieron de alta lo hizo fingiendo que esa conversación nunca paso.

No le des más vueltas a algo sin sentido.

Sin sentido claro.

—Tu amas las fresas con chocolate.

Una sonrisa torcida se instaló en su cara, contraje el gesto, últimamente andaba más... ¿coqueto? Si, eso, que de costumbre, y no saben cuando deseaba que no tuviera que ver con cierta castaña que no dejaba de sonreír.

—¡Julieta, Romeo, si no se apresuran los dejo aquí!

Romeo se levantó y tomó su mochila con gesto tranquilo ante el grito de Fer.

—Te espero abajo.

Romeo salió tranquilamente con su mochila y la mia en su espalda, bufé.

—Voy—chasquee la lengua y termine haciéndome una coleta alta, tomen nota chicas, para cabello rebelde nada mejor que lo improvisado.

Tome mi celular que había comenzado a vibrar e instantáneamente mi intento de sonrisa desapareció.

"26 de Noviembre: Aniversario"

¡Joder!

Si que soy idiota.

Comencé a correr por todas partes en busca del regalo de Romeo, si, había puesto recordatorio de nuestro aniversario debido a mi mala memoria, gracias tecnología.

—¡Bingo!

Tome la caja verde con negro del estante de mis peluches con una sonrisa.

—¡Rom!

Romeo levantó la vista de su teléfono confundido.

—¿Me llamaste Rom?

Sonreí como niña pequeña mientras terminaba de bajar las escaleras para llegar a su lado, estire las manos para mostrar el regalo.

—Si, lo hice.

Romeo rodó los ojos.

—Creí que lo habias superado.

Negué.

—¡Feliz día!

—¿Eh?—Romeo puso la misma cara que yo hago cuando algún personaje hacía una idiotez.

Mi sonrisa comenzó a disminuir.

—¿Bromeas no?

Romeo negó confundido mirando la caja de regalo.

—¿Qué es esto?

Calma Juli, calma.

—Nada.

Estrelle la caja en su pecho sin delicadeza y ahora sin sonrisa.

Bueno, al menos sigo en calma.

—Juli...

—Vamos tarde —le quite mi mochila con neutralidad.

Tu No Eres Mi Romeo Ni Yo Tu Julieta [En Edición]Where stories live. Discover now