Capítulo 37

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Luego de muchas quejas por parte de Simón lo convencí de que estaba "demasiado ocupada" para acompañarlo a que reparen su diente.

—Esto fue tu culpa —alega con voz arisca.

—Bah, estarás bien —afirmo.

Simón rueda los ojos antes de despedirse y sacarme de su casa con actitud molesta, en mi defensa fue él quien corrio.

—¡También te quiero! —grito desde afuera.

—¡Pudrete!

Sonrió y me doy vuelta ante la dulce respuesta del castaño, comienzo a caminar rumbo a mi casa pero antes me detengo para tocar la ventana polarizada del auto negro que ahora esta frente a la casa de mi amigo.

La ventana baja de a poco revelando a un castaño sonriendo avergonzado mientras sostiene unos binoculares.

—Juli...hola.

—Te ves como un acosador.

Alex hace un puchero.

—No quiere ni verme.

Sonrio de lado con pena.

—No te preocupes, solo asegurate de fingir que pasabas por aquí y ofrecele un aventón hasta el dentista.

Alex junta las cejas y baja los binoculares.

—¿Por qué al dentista?

—¿Por qué no?

Alex me mira confundido cuando le sonrio con alegría y me alejo por la calle.

¡Soy cupido!

Aunque lo más seguro es que mis flechas le saquen un ojo a alguien.

Sigo de largo hasta doblar la esquina y llegar al auto azul oscuro que me espera aparcado a un lado de la acera, sonrio, si, esto es madurar, dejar todo atrás, darse cuenta que no vale la pena pelear por un chico, joder, ya me vi, toda una Julieta adulta y respon...

--¡Helado!

Romeo rodó los ojos entregandome un cono de helado, sonreí y le di una lamida, vainilla.

--¿Ya quedaste con Simon para las tutorias?

Deje de lamer mi helado al escucharlo, ¿tutorias? Mis cejas se juntaron ante eso, ¿me perdí  algo?

La mentira que le hechaste para que te trajera.

Mi boca se abre en una perfecta 'O' al recordarlo y en seguida asiento energeticamente, no se me da bien mentir sin embargo Romeo no parece notarlo como las otras veces y en su lugar sonríe.

--Bueno, es sabado y tenemos toda la mañana libre antes del ensayo--me miró-- ¿alguna idea?

Una sonrisa se dibujo en mi rostro.

--Muchas.

(...)

--Recuerdame nunca mas preguntarte por ideas.

--No es la gran cosa.

Romeo me mira con una ceja levanta mientras observamos el hábitat de los pinguinos.

Y si, estamos en el zoológico, lo habia convencido de venir después de tantos años, debíamos dar una gran vuelta para evitar a las jirafas pero valia la pena.

--Quieres robar un pinguino.

--Correcion, quiero liberarlo.

--¿Nunca viste el vídeo de...?

--¡Callate!

Romeo se rió de mi actitud, claro que habia visto el video de la liberación de Willy, aun duele.

Tu No Eres Mi Romeo Ni Yo Tu Julieta [En Edición]Where stories live. Discover now