Tu No Eres Mi Romeo Ni Yo Tu Julieta [En Edición]

Ataque de amor en la escuela

14 de febrero hace 8 años

—¡Julieta!

La pequeña de 8 años rodó los ojos ante el grito de su madre, escondió las pinturas debajo de su cama justo cuando Marta entraba a la habitación.

—¿Si madre?

Marta la observo con ojos recelosos, paso su mirada azulada por toda la habitación, miró las paredes azules y los estantes rebosantes de peluches que su esposo traía a su hija luego de cada viaje, volvió su vista a la pequeña enfundada en un vestido celestes.

—¿Dónde estan?

Julieta parpadeo confundida.

—No sé de que hablas madre.

Marta sonrió con gracia, su hija se había adoptado un comportamiento...inadecuado según su gusto luego de iniciar a llevarse con esos amigos de Romeo, pero bueno, debía tolerarlo, aún que sea ahora su hija y Romeo ya eran amigos.

—Mi labial y mi rubor han desaparecido de mi tocador.

Julieta no se inmutó.

—Yo vi a Fer cerca hace un rato...

Marta negó.

—Tu hermano no hace esas co...

—Nunca maduras

Las dos pelirrojas volvieron la mirada para ver a un Rafael de 13 años regañando a un Fernando de 20.

—Y tu nunca creces.

—Tienes la cara como un payaso.

Fer bufo, era cierto, toda su cara estaba pintada con lo que era obviamente la pintura de su madre.

—Tu que sabes de arte.

Ambos castaños siguieron su discusión mientras Julieta sonreía.

—Te dije.

La pelirroja mayor estaba por decir algo hasta que un señor pelinegro ingreso a la habitación con un pequeño Romeo enfundado en una camisa blanca.

—Marta, vengo por Julieta.

La peliroja sonrió.

—¡Rom!

Romeo acomodó sus lentes mientras la pequeña lo abrazaba.

—Juli.

Julieta sonrió, hacía un año que se habían vuelto amigos, pero aun así era su amigo preferido.

—Escondí todo bajo la cama—susurró mientras los adultos platicaban.

Romeo sonrió.

—Vamos niños —él hombre sonrió —nos vemos Marta.

—Hasta luego Sebas.

(...)

La escuela estaba cubierta de corazones rosas y rojos, la pelirroja hizo una mueca.

—Es feo.

Romeo sonrió a su lado.

—Vamos—tomó la mano de la niña y la jaló hasta llegar junto a sus amigos.

—Ustedes siempre llegan tarde—Harper los miró enojada.

—Julieta nos retraso—se defiende Romeo haciendo que su amiga lo mire mal.

—Quien quiso un helado fuiste tu.

—No empiecen—Wendy sostenía por la mano a un inquieto Ryan que no paraba de saltar.