Capítulo 36.

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POV NARRADOR

Era viernes, las estrellas alumbraban orgullosas, el aire soplaba con fuerza, haciendo que las hojas de los árboles se inclinaran hacia una sola dirección, cuando unos golpes azotaron contra la puerta de la casa de la mujer de ojos chocolate, una mujer de cabellos castaño pegaba gritos dando golpes cada vez más fuertes, tanto que Sinu creyó que tiraría la puerta en cualquier momento.
Frotándose los ojos para poder despertar un poco más, se colocó su bata para luego poner sus pantuflas las cuales reposaban del lado de la cama en la que estaba acostumbrada a dormir. Se aseguró de revisar la hora, enojándose de sobre manera al darse cuenta de que eran las 02.00, ¿Quién vendría a esas horas?
La mujer de cabello rubio bajo por las escaleras, asegurándose de no tropezar y con miles de insultos para la persona que se encontraba del otro lado de la puerta.
-no se quien seas, ni que te creas pero son las dos de la…
-¡¿Dónde está mi hija?!-la interrumpió la mujer que estaba tocando la puerta-. ¡Dile a Lauren que la quiero aquí o yo misma subiré a buscarla!-grito aquella mujer, haciendo que unas cuantas luces se encendieran en las casas de al lado.
Sinu respiro hondo tratando de guardar la compostura, no quería agarrar la escoba y sacar a aquella mujer de su casa porque al fin y al cabo, Lauren en algún momento tenía que enfrentarse a su realidad. Sin embargo, ese no era el día, y definitivamente esa no era la hora.
-le ruego se retire, puede venir a las tres de la tarde y ella se encontrara aquí, en este momento está durmiendo y…
-¡no me importa si está durmiendo! ¡Quiero verla!-la mujer trato de pasar pero Sinu fue rápida y bloqueo el paso.
-retírese por favor.
Lo único que la mujer rubia gano fue un empujón que la quito de la puerta, dejando libre el espacio para que la castaña pasara pegando gritos.
-¡Lauren!
-¡¿pero qué cree que está haciendo?!-Sinu corrió detrás de ella y la tomo del brazo antes de que lograra subir por las escaleras.
En el cuarto de arriba, Lauren se encontraba durmiendo plácidamente entre los brazos de su novia, estaban realmente cansadas pues pasaron una buena noche, por así decirlo.
En sus sueños escucho los gritos, al principio creyó que estaba soñando, así que se dio la vuelta desprendiéndose de Camila y se tapó el rostro con las sabanas.
“¡Lauren!”.
Aquel grito logro sobresaltarla, abrió los ojos y miro hacia la nada con el ceño fruncido, aun creyendo que en sus sueños había escuchado aquel grito.
“¡¿pero qué cree que está haciendo?!”.
Otro grito y Lauren abrió aún más los ojos, dándose cuenta que no estaba soñando. Con miedo se sentó y miro hacia su novia, quien aun dormía con una sonrisa en el rostro.
“¡no me iré hasta verla! ¡Lauren!”.
Con mucho miedo, comenzó a mover a Camila del hombro mientras decía su nombre, las lágrimas caían por sus mejillas pero no quería irse, no quería que se la llevaran.
-¿Qué pasa pequeña?-Camila abrió los ojos y miro hacia su mesita de noche. 02.15. Al ver la hora enseguida se preocupó y miro a su novia-. ¿Estás bien? ¿Te sucedió algo? ¿Tuviste una pesadi…
“¡usted no tiene ningún derecho a entrar a mi casa de esa manera!”.
“¡y tú no tienes derecho a ocultarme a mi hija! ¡¿Quieres que te demande por secuestro?!”.
Camila miro a su novia dándose cuenta de la situación, parpadeo incrédula y al mismo tiempo se sintió inútil por no saber qué hacer.
-bajare-anuncio la más alta, Camila enseguida negó con la cabeza y la atrajo a su cuerpo.
-no vas a bajar, no tenemos por qué hacerlo.
-tengo que hacerlo-Lauren le dio una sonrisa triste a su novia, quien la apretó más en contra de su pecho-. No puedo estarme escondiendo todo el tiempo.
Camila suspiro y beso el cabello de su novia, en su mente imaginaba lo peor, tal vez se llevaría a Lauren, tal vez incluso la cambiaria de escuela, o incluso de ciudad, o de país. Camila negó varias veces con la cabeza, no pueden separarla de Lauren, eso definitivamente no iba a suceder.
-yo bajare contigo.
Se pusieron de pie y caminaron arrastrando los pies hasta la puerta, la pelinegra estaba por abrir cuando unos brazos rodearon su cintura y la hicieron voltear.
Camila jugo con sus narices mientras las lágrimas amenazaban con aparecer, su pequeña ya estaba llorando así que ella no se permitiría hacerlo, iba a ser la fuerte por las dos, de nada serbia ponerse mal cuando su pequeña necesito unos brazos y un consuelo que definitivamente ella le iba a dar.
-te amo-en cuanto escucho aquellas palabras se deshizo de todo el espacio que la separaba de la pequeña, junto sus labios en un beso lento y suave, tratando de demostrar todos sus más callados sentimientos, las lágrimas de la más alta le daban al beso un sabor salado. Pero eso no importaba, nada lo hacía si probablemente ese sea el último de sus besos.
Ambas bajaron las escaleras, encontrándose con una Clara mirándolas fijamente, Sinu negó con la cabeza, lo único que pedía es que no volvieran a romper a su hija. Ella estuvo rota por mucho tiempo, ni siquiera ha logrado reconstruirse completamente y la vuelven a romper en mil pedazos.
-madre…
-una señorita decente no se escapa de casa, mucho menos con una mujer, ¡una señorita decente no deja en ridículo a sus padres!
Lauren apretó los puños, tratando de contener todo lo que quería dejar salir, por un momento creyó que su madre le pediría perdón, pensó que la comprendería, imagino por una mili fracción de segundo que su madre estaría para ella, que pasaría todo lo que una vez había soñado. Pero estaba claro que eso no pasaría, su madre nunca se había preocupado por ella, por su bienestar, el que dirán era, fue y siempre sería lo más importante.
-una mujer decente no toca como si fuera a derribar la puerta en cualquier momento, no grita haciendo tremendo escándalo y despierta a medio mundo, una mujer decente no entra a una casa sin permiso y empuja a la dueña como si estuviera entrando a robar algo. Antes de hablar y juzgar a otras personas por sus actos, tiene que ver los suyos.
Clara miro hacia la persona que se había atrevido a enfrentarla, Sinu la miro con una ceja arqueada y con una pequeña sonrisa de superioridad. Y aunque no era el momento, Lauren soltó una pequeña risita, ya sabía de quien había sacado ese genio su novia.
-¿Quién se cree que es para hablarme de esa manera?-gruño aquella mujer de tacones, comenzando a molestarse de sobremanera.
-la dueña de la casa, en la que entro como un animal.
Antes de que Clara pudiera pegar gritos, unos golpes se escucharon en la puerta. Camila frunció el ceño, no queriéndose apartarse de su pequeña, tiro de su mano hacia la puerta, en cuanto esta estuvo abierta unos brazos rodearon a la pelinegra. Camila estuvo a punto de protestar, pero en cuanto se dio cuenta de quién era aquella persona, solo agacho la cabeza en señal de derrota.
-pa…
-¿está tu madre?-pregunto Mike, dejando notar su preocupación. Lauren asintió apuntando hacia el interior de la casa.
Mike suspiro y miro hacia la mujer que observaba la interacción padre e hija, él le sonrió a la joven.
-tú haces feliz a mi hija, yo voy a hacer todo porque siga así, perdón, perdón por como reaccione antes, perdónenme ambas-él bajo la cabeza, todos esos días había querido abrazar de nuevo a su hija, y decir cuanto lo sentía, odiaba sentir odio hacia el mismo, odiaba sentía que había fallado-. Yo solo tenía miedo de perder a mi niña, miedo de aceptar que cada día es más grande y mientras pasa el tiempo está lejos de mí. Eso me hizo actuar de la peor manera, discúlpame.
-tu eres quien siempre me ha apoyado, tú me has hecho sonreír, me has consolado, me has escuchado, espantaste los fantasmas que Vivian debajo de la cama, te deshiciste del monstruo del armario, cumplías cada capricho mío y aceptabas todo con tal de verme feliz. Créeme cuando te digo que no has fallado en nada, no puedo pedir nada más si ya tengo al mejor de los padres. No tengo nada que perdonarte.
Camila suspiro desde su lugar, al parecer ninguno de los dos escuchaba los gritos entre su madre y su muy amada suegra, en cuanto padre e hija miró fijamente ella trago saliva.
¿Qué se supone que tenía que decir?
-yo…-suspiro-. Tampoco tengo nada que perdonarle, usted nos apoyó desde el principio y no sabe lo muy agradecida que estoy-la morena asintió dando a entender que eso era lo que tenía que decir respecto a ese tema-. Y no es por matar el momento pero mi madre y su esposa estaban agarrándose de las greñas allí dentro y enserio tenemos que hacer algo.
Hicieron pasar a Mike, las mujeres dentro estaban prácticamente una sobre la otra, retándose con palabras mutuamente.
“nadie se imaginó lo que pasaría después”.

"Mommy and Kitten" - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora